Foto: Sebastián Baracco
El cacerolazo del jueves 14 de julio, que se realizó a lo largo y ancho
del país contra el tarifazo impuesto por el gobierno nacional y las
provincias, tuvo un capitulo destacado en la Ciudad de Buenos Aires: en
medio de las convocatorias masivas, el Partido Obrero concurrió con todo
y los locales porteños se organizaron con su periferia para asistir y
marcar una posición independiente del gobierno del ajuste y la oposición
patronal.
El arma fundamental para plantear esta delimitación fue la Prensa
Obrera, que se vendió con énfasis, obteniendo un resultado de más de 500
periódicos en la Capital y, junto al Gran Buenos Aires llegó a un
total de 1.000 ejemplares.
La intervención del Partido Obrero no pudo ser ocultada por los medios
de comunicación más importantes. De hecho, el periodista Nelson Castro
defendió en su programa de TN, esa misma noche, la presencia del PO en
todos los piquetes, por ser un partido que siempre estuvo en la calle
luchando contra los poderes de turno. Clarín, en una nota del domingo
plantea el retroceso del kirchnerismo tras los escándalos de corrupción y
supone que el jefe de La Cámpora debe estar muy inquieto luego de que
tuvo que ver cómo los partidos de izquierda le ganaban la convocatoria a
los cacerolazos.
El periódico demuestra su vigencia como elemento de politización y de
delimitación política frente a los que están comprometidos con el ajuste
a nivel provincial y simulan estar en el mismo campo. Por su parte, y
al contrario del humor popular contra el ajuste y el tarifazo, el
gobierno respondió con un aumento del subte a 7,50 pesos.
Es fundamental convocar a todos los vecinos a nuevas acciones: juntemos
firmas, realicemos asambleas, organicemos cacerolazos y salgamos todos a
la calle para derrotar el tarifazo. Y sigamos colocando la prensa en
cada una de las esquinas de las ciudades de nuestro país para construir
una alternativa independiente de la clase obrera y la izquierda.
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