La detención de José López ha acelerado la descomposición del
kirchnerismo. Para varios grupos y dirigentes K fue la excusa para
justificar la retirada cubriéndola con un manto de ‘honestidad’. Sin
embargo, el entendimiento de éstos con el macrismo es previo al affaire
López. Fue el bloque del FpV en el Senado quien tuvo la llave para
habilitar el pacto con los fondos buitre, y sus gobernadores habilitaron
el blanqueo de capitales y el acuerdo por la coparticipación federal.
El intento de reducir la crisis del kirchnerismo al caso López es una
maniobra para encubrir que la colaboración con el macrismo tiene un
profundo entramado de clase. No por nada, quienes iban a ocupar los
principales lugares en el equipo económico de Scioli dieron su aval a la
devaluación monetaria y al levantamiento del cepo cambiario reclamado
por las empresas para girar capitales al exterior. Quienes nos
criticaban por votar en blanco en el balotaje han quedado ahora
descolocados.
Un método de gobierno
El derrumbe del kirchnerismo no es la consecuencia de un hecho aislado
de corrupción sino de un método de gobierno que llevaba en su ADN la
confiscación de los fondos públicos para pagar la deuda y salvar a los
capitalistas de la quiebra. El Partido Obrero anticipó que la
“reconstrucción de la burguesía nacional” que Néstor Kirchner declaró
como su objetivo estratégico cuando asumió el gobierno en 2003 no era
otra cosa que la confiscación de los recursos estatales en favor de la
clase capitalista. Los José López, así como los Schiavi, Jaime, Lázaro
Báez, De Vido, Boudou, Capaccioli, Pedraza, son el resultado del
entrelazamiento entre los funcionarios públicos y los grandes
empresarios. Quienes vieron en el kirchnerismo lo opuesto a la década
del ’90 pasan por alto lo esencial: el estatismo, bajo un régimen
capitalista, no es otra cosa que la privatización del propio Estado. Los
centenares de millones de pesos entregados bajo la forma de subsidios a
las privatizadas y el pago de casi 200.000 millones de dólares de deuda
pública son una muestra palmaria de esto.
Contra los que defienden la corrupción como un factor de
democratización de la política, porque le daría recursos a fuerzas
populares, nosotros sostenemos que es la vía para que los capitalistas
impongan y controlen a las instituciones públicas.
A nadie se le pasa por alto que el “Frente Ciudadano” que la ex
presidenta llamó a formar murió antes de nacer. Los sectores convocados
por Cristina Kirchner han elegido otro camino. La mayoría han decidido
volver al pejotismo; una minoría residual seguramente probará suerte con
un armado de centroizquierda, que en las mejores condiciones no puede
ir más allá de un Frepaso devaluado. El kirchnerismo paga caro su enorme
conservadorismo. En sus momentos de éxito sirvió como salvoconducto
para que los barones del conurbano, las oligarquías provinciales y la
burocracia sindical se mantengan en el poder, con un aura ‘nacional y
popular’. Ahora, frente a la crisis, muestra la total carencia de
construcción política.
El derrumbe del kirchnerismo es la consecuencia de los intereses
capitalistas que ha defendido. El mismo es responsable del triunfo de
Macri. Cuando los funcionarios del anterior gobierno comparan la actual
situación con 1955 pasan por alto un detalle nada menor: Macri llegó al
gobierno tras ganarle las elecciones. Fue el kirchnerismo quien eligió a
Macri como su rival electoral. Los resultados están a la vista. La
bancarrota económica, la crisis social y la corruptela generalizada
pavimentaron el triunfo de Cambiemos.
¿Cómo enfrentamos el ajuste?
Y ese es el punto fundamental que debemos encarar: cómo enfrentamos
ahora el ajuste macrista, que tiene su réplica en las provincias con la
política de la totalidad de los gobernadores. Se trata de un ajuste
brutal, cuyo objetivo es descargar la crisis sobre las espaldas de los
trabajadores, para incrementar la tasa de beneficio del capital. Esto
implica despidos, suspensiones, reducción del salario real, confiscación
a los jubilados, tarifazos y un mayor endeudamiento, para ‘honrar’ la
deuda pública que es la más alta de la historia nacional. El hecho de
que esta política que aplica Macri desde el gobierno nacional cuente con
el apoyo de los gobernadores del FpV, de su bloque de senadores y de
una parte sustancial del de diputados, muestra a las claras que está
sostenida por el conjunto de la clase capitalista y de sus partidos. Y
también por la burocracia sindical, que ahora se ha mandado a guardar,
dejando pasar los despidos y hasta el veto de Macri a la ley de
prohibición de éstos.
Hacemos notar que en todos los casos donde los trabajadores decidieron
dar luchas a fondo en defensa de sus reivindicaciones debieron enfrentar
tanto al gobierno nacional como a los gobernadores. Esto ocurre incluso
en Santa Cruz, donde Alicia Kirchner quiso imponer la paritaria más
baja de país (¡10%!) y recurrió incluso a la represión en varias
oportunidades contra los docentes, empleados públicos y obreros de la
construcción. Otro tanto sucede en Tierra del Fuego con la gobernadora
Bertone, del FpV, o en Tucumán con Manzur, el ex ministro de Salud de
Cristina Kirchner.
Otro rumbo
Quiénes nos proponen realizar un “frente único con el kirchnerismo”
para enfrentar a Macri ¿pretenden que les demos la espalda a los
trabajadores santacruceños, fueguinos y tucumanos? ¿O que nos aliemos a
la burocracia sindical que ha pactado con Macri para dejar pasar el
ajuste? ¿O con los Pichetto que hacen las veces de bloque de senadores
del PRO? ¿No es claro que este es un camino seguro a la derrota, que le
conviene a Macri pues le permite apoyarse en la descomposición y
desprestigio del kirchnerismo para justificar el ajuste?
La opinión del Partido Obrero es que los trabajadores y la juventud
deben seguir un camino distinto. No se trata de hacernos cargo de una
fuerza política en descomposición, sino de construir nuestra propia
alternativa política. Para dar cuenta de la bancarrota capitalista, que
tiene una dimensión internacional (¡Brexit!), es necesario que esta
alternativa tenga un programa anticapitalista y de independencia de
clase. Sólo con un programa que parta de estos pilares se puede
enfrentar consecuentemente al macrismo y unir al conjunto de los
trabajadores. Una alternativa política de este tipo debe tener su
traducción en los sindicatos, luchando por expulsar a la burocracia
sindical y estableciendo direcciones clasistas y responsables ante los
trabajadores. Y en los centros de estudiantes, para hacer de la juventud
un pilar de la lucha junto a la clase obrera contra el gobierno
macrista.
Alternativa política
Estos debates ya están en curso entre los trabajadores que enfrentan al
ajuste y ven la necesidad de tener su propia expresión política, en
oposición al macrismo y al peronismo. Nos referimos, en primer lugar, a
los trabajadores de Tierra del Fuego, de Santa Cruz, de Santiago del
Estero y de Mendoza que, con huelgas generales y movilizaciones, le han
puesto un límite al ajuste. A todos ellos los llamamos a organizar en
común un Congreso de Trabajadores y debatir cómo enfrentamos la ofensiva
capitalista y qué salida política debemos darnos.
El Partido Obrero lucha para que el Frente de Izquierda, que ha crecido
en el país convirtiéndose en la expresión política de la izquierda
argentina, asuma estas tareas políticas, lo cual requiere dejar de lado
todo divisionismo en la lucha cotidiana e incluso la división en el
terreno parlamentario. El frente único de clase es la delimitación
estratégica, porque separa a los trabajadores de las fuerzas políticas
defensoras del capital. En oposición a la colaboración de clases, que en
la práctica siempre significa que los trabajadores van de furgón de
cola de la clase capitalista, el frente único reivindica la lucha de
clases contra el gobierno y las patronales.
Colocamos a debate de los trabajadores y la juventud este planteamiento
estratégico. El macrismo no tiene los recursos políticos para hacer un
ajuste de la dimensión que la crisis requiere. Sólo puede lograrlo si
nosotros fallamos en la respuesta que debemos dar. Como nunca antes, la
pelota está en el campo de los trabajadores y la juventud.
Comité Nacional
del Partido Obrero
25 de junio de 2016
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