Peña Nieto llegará el viernes a la Argentina en medio de muy fuertes
denuncias sobre la violación de los derechos humanos en México. La
represión estatal no ha dejado de crecer. Los 43 estudiantes
desaparecidos en Ayotzinapa en 2014 y el asesinato de al menos ocho
personas que apoyaban la lucha docente en Oaxaca a manos de la policía
son los casos más emblemáticos de una represión contra el movimiento
obrero y popular que se lleva a cabo por medios estatales y
para-estatales, con la intervención directa de las bandas de
narcotraficantes asociadas a los distintos estamentos gubernamentales y a
las fuerzas de seguridad.
Macri mantiene un silencio cómplice sobre estos hechos que constituyen
una violación fragante de los derechos humanos. Igual conducta sigue la
OEA y el resto de los gobiernos de América Latina. Se prueba, así, el
carácter oportunista de las denuncias del PRO sobre los presos políticos
en Venezuela. Los derechos humanos son de carácter universal. Quien
admite los asesinatos políticos en otros países se reserva el derecho de
aplicar esa misma metodología en el propio, en el caso que las
circunstancias lo ameriten. Se trata de una conclusión fundamental que
los trabajadores argentinos deben tener muy en cuenta.
Para Macri, la visita de Peña Nieto está lejos de ser un mero acto
institucional. Se inscribe en su objetivo de sumar a Argentina a la
Alianza del Pacífico, armada en función de estrechar los lazos entre las
burguesías nacionales con los Estados Unidos. A la vez, México es un
discípulo disciplinado de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos (OCDE), a lo cual Macri quiere hacer ingresar a la
Argentina. La OCDE es la que ha inspirado las reformas educativas
privatizadoras que enfrentaron los estudiantes y docentes reprimidos por
el gobierno mexicano.
Llamamos a movilizarnos el próximo viernes 29 de julio a Plaza de Mayo
para repudiar la presencia del represor Peña Nieto y la complicidad del
gobierno de Macri.
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