El rechazo
al tarifazo actúa como catalizador de los reclamos populares contra el
gobierno y las patronales. Se plantea un programa integral, que incluya
el reclamo de la reapertura de las paritarias ante la aceleración de la
inflación, el rechazo a los despidos y las suspensiones y la eliminación
del impuesto al salario.
Más allá de los distintos cálculos realizados sobre el alcance que tuvo
el cacerolazo del jueves 14, nada puede ocultar que la movilización
desplegada a nivel nacional contra el tarifazo golpeó en el centro de la
situación política. El gobierno intentó desactivarlo anunciando un
techo del 400% al aumento de tarifas, pero fracasó. La movilización no
sólo se realizó igual, sino que sirvió para rechazar el nuevo anuncio,
poniendo de manifiesto que mantiene las características confiscatorias
del tarifazo original. Varias encuestas de opinión mostraron que la
acción de lucha contó con el apoyo de un amplio sector de la población
que en las últimas elecciones votó por Macri.. Los K quisieron
rebautizar al cacerolazo como ‘ruidazo’ para diferenciar a sus
participantes de quienes animaban las acciones callejeras contra CFK.
Una manera de recrear la “grieta” y de presentar a los manifestantes
como tributarios del “volveremos”. Otra vez, se equivocaron: el
cacerolazo reveló un desplazamiento de un sector del electorado
macrista, que salió a la calle a repudiar una medida medular del
gobierno que votaron. Los caceroleros antitarifazos desmienten el ‘giro a
la derecha’ de la situación política, y confirman el cuadro de enorme
volatilidad política en el que debe actuar el gobierno ajustador.
Oposición desnuda
Varios funcionarios macristas quisieron presentar al cacerolazo exitoso
como un armado del kirchnerismo, con el único propósito de
desvirtuarlo. Sin embargo, los kirchneristas que concurrieron a las
esquinas de la Capital Federal y a las plazas centrales de las ciudades
debieron hacerlo de manera encubierta. Este pasaje a la
‘clandestinidad’, que contrastó con la presencia a bandera descubierta
del Partido Obrero y otras fuerzas de izquierda, tiene motivos de fondo.
El kirchnerismo no tiene capacidad para canalizar esta movilización
popular, y mucho menos para expresar a los sectores que rompen con el
macrismo. No sólo porque sus preocupaciones son más prosaicas, referidas
al desfile por tribunales de sus principales referentes, sino porque no
se puede soslayar que el pionero del tarifazo fue Kicillof. Este,
siendo ministro de Economía y pacto secreto con Chevón mediante,
estableció una suba considerable del precio del gas a boca de pozo, para
subsidiar a las petroleras con plata de los consumidores y del Estado.
No fue casual, por lo tanto, que en los mismos momentos que las
cacerolas sonaban en las esquinas, los economistas de Scioli se paseaban
por los estudios de TV para apoyar el aumento de tarifas del 400%.
El tarifazo también dejó en off side al resto del arco patronal que
salió a respaldar el anuncio de Mauricio Macri. Esto vale especialmente
para Sergio Massa, el nuevo aliado de Margarita Stolbizer, que presentó
como un triunfo personal el supuesto recule del gobierno. El ex jefe de
gabinete de Cristina Kirchner le había enviado una carta a Macri para
que anule el tarifazo, pero salió a apoyar rápidamente el anuncio de un
400%. Massa actúa a cuenta de las petroleras, muchas de las cuales
financiaron su costosísima campaña electoral.
La burocracia
Como mérito adicional, el cacerolazo desenmascaró a la burocracia
sindical que, con su política de tregua, permite conscientemente la
aplicación del ajuste de Macri y de los gobernadores. Las negociaciones
para la unidad de la CGT profundizan esta orientación. Mediante la
formación de un triunvirato de dirección, la burocracia sindical le
otorga a los sectores abiertamente macristas el derecho a veto a toda
medida de acción directa. La presencia de un triunviro de Barrionuevo
tendría ese único sentido. Llegado a este punto salta a la vista la
verdadera debacle de Yasky y su CTA, que levantaron la movilización que
tenían convocada para el 17 de agosto en espera de un paro de la CGT.
Los kirchneristas no quieren mezclarse con las “cacerolas”, pero no
tienen problema en ser rastreros de la burocracia sindical de la CGT.
La burocracia sindical ha sido una viga maestra para la política
macrista. Apoyó el pacto con los fondos buitres, así como la devaluación
monetaria. Su acción fue clave para firmar paritarias a la baja, que
consagren una reducción del salario real de los trabajadores del orden
de los 10 ó 15 puntos. A cambio recibió algo de los fondos que le
pertenecen a las obras sociales, y un fallo de la Corte Suprema que le
otorga el monopolio para convocar paros, quitándole ese derecho a las
comisiones internas o grupo de trabajadores sin sindicalización. La
burocracia actúa por cuenta de sus propias patronales. La eventual
convocatoria de un paro nacional no cambiaría esta política de fondo,
sino que buscaría actuar como válvula de escape de una situación social
en ebullición.
El cacerolazo y el repudio masivo de la población al tarifazo, ha
planteado una crisis que alcanza a todas las instituciones del Estado.
La Justicia deberá ahora emitir un fallo que, de ser contrario al
gobierno, agravará la crisis, y en caso de que sea favorable, acicateará
más la movilización popular. La Justicia no tiene capacidad de llevar
adelante el arbitraje que se le reclama, por el simple motivo que carece
de un programa de gobierno. La incapacidad del gobierno de aplicar el
tarifazo en regla ha puesto en cuestión su política económica y anticipa
una crisis de mayor envergadura.
El rechazo al tarifazo actúa como catalizador de los reclamos populares
contra el gobierno y las patronales. Se plantea un programa integral,
que incluya el reclamo de la reapertura de las paritarias ante la
aceleración de la inflación, el rechazo a los despidos y las
suspensiones y la eliminación del impuesto al salario. En todos los
sindicatos que firmaron paritarias por seis meses se presenta ahora la
cuestión de cuál será el reclamo, para evitar una desvalorización del
salario. Un ejemplo contundente a seguir es el del Sindicato del
Neumático, que eligió en asambleas masivas a los paritarios, votando el
reclamo de aumento del 45%.
Llamamos a impulsar una acción de lucha con este programa, a todo el
movimiento obrero combativo, a las asociaciones que luchan contra el
tarifazo, a las organizaciones sociales y estudiantiles. Impulsamos la
realización de una marcha masiva a Plaza de Mayo para los primeros días
de agosto, que será replicada en todo el país.
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