El gran
desafío del Frente de Izquierda es desarrollar su propio campo político y
no pretender ocupar el que dejan vacantes las fuerzas patronales, como
por ejemplo el kirchnerismo en descomposición, mediante el recurso
oportunista de asimilarse a una experiencia caduca. En oposición a esta
política, caracterizamos que las chances de la izquierda revolucionaria
dependen de su capacidad de postularse como alternativa al derrumbe
capitalista y la disolución de los partidos tradicionales. La lucha por
la independencia política de los trabajadores es la piedra basal para el
desarrollo de esta estrategia.
El Congreso del PTS votó un llamado al Frente de Izquierda a realizar
un acto en un estadio. La propuesta no ha dejado de llamar la atención,
sobre todo si se tienen en cuenta los antecedentes recientes. Sucede
que, hace sólo meses atrás, el PTS rechazó realizar el acto del Frente
de Izquierda del 1º de Mayo, el único acto que el FIT realiza anualmente
desde su fundación en el año 2011. El argumento pueril al que recurrió
fue señalar que Izquierda Socialista no caracterizaba al impeachment en
Brasil como un golpe de Estado. Ante la deserción del PTS, que hizo un
acto pequeño en la Embajada de Brasil de cuño pro-Dilma, la defensa del
1º de Mayo en la Plaza de Mayo corrió por cuenta del PO e Izquierda
Socialista, al que se sumaron otros grupos que apoyan al FIT.
Lo propuesta de la realización del acto común va a contramano del
sabotaje al 1º de Mayo del FIT. Por eso corresponde preguntarse si
estamos ante un cambio no explicitado de política, o si, por el
contrario, la propuesta no supera el rango de la maniobra. Hay que tener
en cuenta que la cuestión del golpe en Brasil no ha quedado atrás.
Todavía el Senado debe confirmar la separación de Dilma Russeff, algo
que de no ocurrir permitiría su vuelta a la presidencia. ¿Por qué lo que
hace sólo meses atrás fue invocado para impedir el acto unitario del
Frente de Izquierda, ahora es omitido deliberadamente cuando se propone
un acto en un estadio? ¿O acaso el PTS ha dejado de luchar contra los
golpistas brasileros, justo en momentos en que su base social se
desintegra aceleradamente?
Como señalamos oportunamente, la excusa utilizada por el PTS para
justificar su ruptura del acto del 1 de Mayo fue una señal de
acercamiento al kirchnerismo.
Aunque el PTS ya había realizado una campaña electoral “contra los
hijos de Menem”, y se había negado a rechazar el plebiscito
reeleccionista de Evo Morales en Bolivia, la decisión de hacer rancho
aparte el 1 de Mayo representó un salto cualitativo, porque supuso la
declaración de ruptura del Frente de Izquierda. Entre la defensa de una
coalición basada en la independencia de clase y el gobierno de los
trabajadores, y el seguidismo al nacionalismo burgués, eligieron este
último camino. Como experiencia, no es más que la reiteración degradada
del seguidismo que la corriente que le dio origen al PTS (morenismo) ya
realizó en el pasado con el peronismo, en el período posterior al golpe
de 1955, luego con la vuelta de Perón en 1972 y con el Frente del Pueblo
en 1985.
La ruptura del acto del 1 de Mayo partía de la especulación de un
desplazamiento del kirchnerismo hacia la izquierda, seguido del
aprovechamiento oportunista que el PTS pretendía hacer de ello de cara a
las elecciones de 2017. Sin embargo, esta hipótesis no se verificó. El
kirchnerismo en descomposición navega hacia alternativas de derecha, ya
sea un frente con Massa, una vuelta al pejotismo tradicional, e incluso
una convivencia con el macrismo. ¿Será que el PTS se ha topado con el
fracaso de la política seguidista a un kirchnerismo en disolución?
Lamentablemente el texto publicado por el PTS comentando las
resoluciones de su Congreso no ofrece explicaciones que permitan
responder estas preguntas. Tampoco se detiene a explicar si la propuesta
del acto forma parte de un plan de actividades conjuntas del Frente de
Izquierda, que involucre también la acción parlamentaria, que el PTS ha
fracturado en todo el país mediante la apropiación de las bancas de
gestión colectiva conquistadas por el FIT. En definitiva, no sabemos si
el PTS nos propone un “touch and go” o el desarrollo de una campaña
política sistemática del Frente de Izquierda.
La diferencia no es menor y tiene que ver con las posibilidades de que
el Frente de Izquierda explote a su favor la crisis política en curso,
para desarrollar una alternativa obrera y socialista. La base de
cualquier iniciativa debe partir de la reivindicación de la
independencia política de los trabajadores de todos los bloques
patronales, ya sea el macrismo, el kirchnerismo o la centroizquierda.
Pero sobre esta base es necesario desarrollar una iniciativa política
cuyo método debe ser el frente único de clase, delimitado de los
agrupamientos defensores del capital.
El gran desafío del Frente de Izquierda es desarrollar su propio campo
político y no pretender ocupar el que dejan vacantes las fuerzas
patronales, como por ejemplo el kirchnerismo en descomposición, mediante
el recurso oportunista de asimilarse a una experiencia caduca. En
oposición a esta política, caracterizamos que las chances de la
izquierda revolucionaria dependen de su capacidad de postularse como
alternativa al derrumbe capitalista y la disolución de los partidos
tradicionales. La lucha por la independencia política de los
trabajadores es la piedra basal para el desarrollo de esta estrategia.
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