El Brexit arrastró finalmente al Primer Ministro David Cameron, que
había ganado holgadamente el año pasado la elección general. La ministra
del interior, Theresa May, se convierte en la nueva Primer Ministro de
Gran Bretaña. Su candidatura fue la única que quedó en pie luego de un
proceso de “descartes” desde el 23 de junio. Logró juntar el apoyo del
60% de los diputados conservadores (BBC, 11/7).
Aunque May respaldó la campaña por quedarse, paradójicamente será quien
garantice la “desconexión” con la UE e intente pilotear las crisis
abiertas. Su última competidora era Andrea Leadsom, favorable a la
salida y por ello candidata “natural” al cargo. Pero Leadsom realizó
comentarios controversiales y fue desplazada. May dijo que “Brexit
significa Brexit” y descartó un segundo Referéndum.
En un discurso demagógico, May –la esposa de un banquero– dijo que
“bajo mi liderazgo, el partido Conservador se pondrá –completamente,
absolutamente, inequívocamente– al servicio de los trabajadores” (The
Guardian, 11/7). Y recalcó que abriría la discusión para la
participación de los trabajadores en las empresas.
Esta declaración –sorprendente en boca de una líder conservadora-
muestra la preocupación de la burguesía frente al inmenso malestar de
los trabajadores británicos por el descalabro económico. Pero May es en
verdad la abanderada de la lucha contra el salario mínimo, de la reforma
laboral antiobrera y la reducción de impuestos a los millonarios.
May luchó como ministra por reforzar los controles fronterizos y fue
criticada por querer expulsar inmigrantes. El año pasado exigió a la UE
que establezca “sitios de refugiados” (verdaderos campos de
concentración) en África del Norte para efectivizar el “retorno”
(expulsión) de los inmigrantes. Ahora ni siquiera los inmigrantes
(trabajadores) europeos están a salvo en Gran Bretaña. May expresa una
línea claramente antiobrera.
Una crisis política de conjunto
Boris Johnson, una de las cabezas conservadoras visibles de la campaña
por el Leave (irse de la UE), renunció al liderazgo del partido tras no
recibir el apoyo suficiente. El fascista Nigel Farage (Ukip) también
renunció al partido, luego de encabezar la campaña por el Brexit.
Pero la crisis ha llegado también al partido Laborista. Angela Eagle
intenta disputar la dirección del partido a Jeremy Corbyn. De los 230
diputados laboristas, 172 se oponen a Corbyn, sin embargo, el laborismo
reclutó 100.000 nuevos miembros desde el Brexit (The Economist, 9/7). La
derecha del partido puede dividirlo en caso de no poder barrer con
Corbyn, debilitándolo y profundizando la crisis del conjunto del régimen
político.
La crisis política abarca tanto a ‘europeístas’ como a ‘nacionalistas’.
Ruptura de Gran Bretaña y Europa
El Brexit ha profundizado todas las tendencias a la disgregación: de la
Unión Europea; pero también del propio Reino Unido, dado que Escocia
estudia la posibilidad de un nuevo referéndum independentista para
unirse a la UE y dado que Irlanda del Norte también podría apartarse del
reino, apostando a una reunificación con Irlanda.
Aunque algunos han comparado a May con Thatcher, se trata de su versión devaluada en el cuadro de la bancarrota capitalista.
Fuente: http://www.po.org.ar/prensaObrera/1419/internacionales/reino-unido-una-dama-de-hierro-devaluada
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