A propósito del documento de la Corriente Federal de Trabajadores
A la izquierda de los que impulsan la unidad de la CGT se ubica la
Corriente Federal de Trabajadores (CFT), que agrupa a La Bancaria, la
Federación Gráfica, Sadop, seccionales siderúrgicas de la UOM, del SAT,
del Cuero, de Atilra, de la Carne, los pilotos, petroleros de Córdoba y
los aceiteros de San Lorenzo.
Es el ala que participa de las multisectoriales; fue convocante de la
movilización del 7 de agosto (promovida por la Iglesia) y tiene lazos
con la CTA.
Reclama una CGT “que confronte” un discurso que se da de bruces con la
práctica que la mayoría de sus integrantes desarrolla en sus propios
gremios. Por caso, el sindicato gráfico que dirige Amicheti -uno de los
inspiradores de la CFT- no frena “un” solo despido; y acaba de firmar
una paritaria para Diarios del 28 por ciento anual.
La contribución más importante de la CFT al debate de la CGT es su insistencia en la necesidad de un programa.
Un grosero retroceso
El 12 de agosto en Ferro, la CFT presentó un documento llamado “Los
trabajadores somos la esperanza” que, según afirma, abreva en
“históricos pronunciamientos como los de La Falda, Huerta Grande y la
CGT de los Argentinos”.
Los citados “pronunciamientos” no superan en ningún caso los límites
del capitalismo nacional. Aún así, la propuesta de la CFT significa un
grosero retroceso respecto de aquellos.
Para ejemplificar, donde el programa de Huerta Grande dice:
“nacionalizar todos los bancos y establecer un sistema bancario estatal y
centralizado”, éste propone “una Ley de Servicios Financieros que
determine (…) el rol del Banco Central como agente financiero del
gobierno nacional”.
Donde aquel dice: “implantar el control obrero sobre la producción”,
este propone: “alentar la formación de cooperativas de productores para
competir con los oligopolios”.
Donde aquél dice: “expropiar a la oligarquía terrateniente sin ningún
tipo de compensación”, este propone: “instituir una Junta de granos que
obligue a liquidar las cosechas percibiendo el precio internacional más
el incentivo de una prima del 10%”.
Y así de seguido.
Sometimiento a la burguesía
El rasgo común de todos los programas elaborados por la burocracia
(también se mencionan los 26 Puntos de Ubaldini y el del MTA del ‘94) es
que colocan la lucha nacional bajo la dirección de la burguesía nativa y
plantean la integración de los sindicatos al Estado. El documento de la
CFT hace una explícita “defensa del modelo sindical argentino como base
y sustento de un Proyecto Nacional y Popular”.
El documento no tiene, en sus más de 20 mil espacios, una sola mención a
las luchas actuales, ni explica cuáles serían los medios para concretar
las reivindicaciones que propone. No habla de la huelga general, de la
ocupación de fábricas, de los cortes de ruta, ni de algún otro método de
lucha.
Programa, método, dirección
El debate del programa y el plan de acción determinan la dirección.
En oposición a las trenzas que se tejen en la CGT y la variante
“asistencial” impulsada por la Iglesia (que la CFT replica en su
programa: “ingreso salarial básico universal a todos los
trabajadores/trabajadoras con o sin empleo”), la marcha del sindicalismo
combativo del 9 de agosto señala el rumbo que debe tomar el movimiento
obrero para derrotar el ajuste del gobierno de Macri y los gobernadores
de Cambiemos, el FR y el FpV: total independencia de los partidos
patronales, congreso de bases, paro general y plan de lucha.
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