Nota publicada en https://www.facebook.com/jorge.altamira.ok/posts/598570450323820
En el examen de cualquier acontecimiento de relevancia debemos partir
siempre de las fuerzas sociales en presencia. Los protagonistas procuran
embellecer sus posiciones con argumentos variados, pero de ningún modo
deben ser el punto de partida de una caracterización adecuada. No hay
guerra imperialista, por ejemplo, que no haya sido presentada como una
cruzada por la paz o la defensa de los intereses nacionales colectivos.
Este mecanismo de ocultamiento o manipulación solamente puede ser
desmontado mediante una mirada más abarcadora: aquella que pone de
manifiesto los intereses sociales en pugna. Es el procedimiento que
debemos seguir al abordar la citación judicial a Hebe de Bonafini e
incluso todos los episodios judiciales que envuelven al kirchnerismo.
Macrismo
Más allá de los expedientes, la ofensiva judicial contra el
kirchnerismo busca dotar de legitimidad política al gobierno macrista.
Por eso es acompañada con fervor por la gran prensa y los medios de
comunicación. El gobierno actual es débil, carece de los recursos
políticos y económicos necesarios para imponer una política de ajuste;
tiene que desarrollar una iniciativa permanente para obtenerlos. Está en
juego una política de tarifazos, de confiscación de la fuerza de
trabajo y de mutilación del derecho laboral -es decir, la política del
capital financiero y la burguesía nativa. La andanada oficial contra el
kirchnerismo responde también al objetivo de extorsionar a la oposición
complaciente que integran el centroizquierda, Massa y la mayor parte del
FpV, para obtener el apoyo parlamentario a los proyectos del macrismo e
incluso para proceder a una captación de caudillos y punteros que
amplíe las posibilidades electorales de Cambiemos en las elecciones del
año que viene. La corruptela desvergonzada del gobierno anterior viene
como anillo al dedo para la supervivencia de un gobierno que es la punta
de lanza de una ofensiva capitalista que tiene alcance internacional.
Por eso han pasado por Argentina los Obama, Hollande, Renzi, Kerry, y
cualquier día de estos tendremos a la pirata Theresa May.
La andanada judicial contra los ladrones de la década ganada opera como
un encubrimiento de una política reaccionaria. Oculta, asimismo, la
corruptela fenomenal del oficialismo actual y la violación del estado de
derecho. Macri ha sido absuelto del delito comprobado de espionaje y
Sturzenegger de la estafa del megacanje de 2001, que él se empeñó en
dilatar durante 15 años. El asunto de los Panamá Papers o del negociado
de Grindetti con los bonos Tango en la Ciudad, ha salido de la plana de
los diarios y del ajetreo judicial. Lo mismo ocurre con la
responsabilidad del gobierno por las muertes en Costa Salguero. El
macrismo acata a un juez municipal de Nueva York cuando se trata de
pagar a los fondos buitre, pero desacata a la Corte Suprema de la Nación
Argentina, que le ordena la publicidad del acuerdo YPF-Chevron firmado
por el kirchnerismo. La Corte, a su vez, tolera esta manifiesta
violación jurídica y se convierte en cómplice de la violación del
derecho por parte del gobierno macrista. Marcos Peña sigue manejando el
Tesoro con los superpoderes K, y el Banco Central financia el déficit
fiscal a cambio de papelitos de colores, como se hacía antes, sin
importarles la independencia que siempre reclamaron para la autoridad
monetaria. Por la milésima parte de esto, el Congreso brasileño le ha
armado un juicio político golpista a Dilma Rousseff.
Kirchnerismo
La otra parte del conflicto representa a otro bando capitalista
integrado por una legión de corruptos. Sostuvo a Repsol hasta que vació
las reservas de YPF y luego la indemnizó con 8 mil millones de dólares
por los servicios prestados. Mantuvo a rajatablas, a fuerza de
subsidios, las privatizaciones menemistas. Entregó el ‘shale’ a Chevron.
Pagó 175 mil millones de dólares de deuda externa (lo que provocó el
vaciamiento financiero del Estado). Canceló con intereses y punitorios
la deuda estatizada de los capitalistas privados con el Club de París.
Impuso el impuesto confiscatorio al salario y mantuvo un régimen
impositivo de vía libre a la renta financiera, mientras gravaba el 55%
de los salarios con impuestos al consumo. El bloque K se identifica con
los Eurnekian, Cristóbal López, los contratistas de la Cámara de la
Construcción. Durante ocho años, el kirchnerismo transó con el macrismo
por los negocios inmobiliarios de la Ciudad -desde la AU3 hasta los
terrenos ferroviarios y los de la Costanera sur- y fue un apoyo
fundamental para la proyección nacional del macrismo desde el territorio
porteño.
Estamos ante una pelea entre dos fuerzas de carácter capitalista por un
posicionamiento económico y político completamente ajeno a los
intereses de los trabajadores; más precisamente: por un posicionamiento
hostil a los intereses de los trabajadores. Hace 14 años que Hebe de
Bonafini ha dejado de representar la lucha por los derechos humanos del
mundo del trabajo y la juventud. No marchó para condenar el asesinato de
nuestro compañero Mariano Ferreyra; al revés, apoyó al gobierno de los
Luna, los Schiavi, los Jaime, los Pedraza, los Cirigliano y los Romero
-una red única que quedó de manifiesto en la tragedia de Once. No marchó
con los familiares de Once, ni por la aparición de Jorge Julio López o
Luciano Arruga. No hizo nada contra el gatillo fácil y la tortura en las
comisarías, en la década ganada; ni contra la infiltración, el
espionaje y la delación de los servicios K conducidos por Stiusso.
Izquierda
La obligación de los luchadores es denunciar el carácter capitalista y
antiobrero de los protagonistas enfrentados en estas lides jurídicas y
sus operaciones de encubrimiento. Mientras se enfrentan no dejan de
transar, como lo demuestra el apoyo del Movimiento Evita al
endeudamiento feroz del gobierno de la provincia de Buenos Aires y a sus
políticas, a cambio del apoyo dinerario a sus aparatos. El Poder
Judicial es una marioneta de los intereses capitalistas y de los lobbys
del Estado; por eso absuelve a algunos, beneficia con delación premiada a
otros y no condena a nadie, ni lleva las investigaciones hacia sus
instancias últimas. Hebe de Bonafini decide rechazar la convocatoria
judicial, pero CFK viene desde Santa Cruz a recorrer Comodoro Py. Cuando
se ha decidido ‘resistir’, el ejemplo lo deben lo/as jefe/as. Los
revolucionarios han utilizado los estrados judiciales, en numerosas
ocasiones, para denunciar al régimen de turno -por ejemplo Fidel Castro,
cuando pronunció “La Historia me absolverá”. Boicotear el ‘acoso’
judicial no es necesariamente la conducta más combativa. Hebe y los K
han elegido la peor variante, pues han arreglado la declaración con el
juez. Todo esto demuestra que estamos ante un conflicto de fuerzas
antagónicas a la clase obrera.
Los luchadores debemos mostrar el avanzado estado de descomposición de
las fuerzas políticas en presencia (corrupción al por mayor en TODAS
ellas) para acentuar la atención de los trabajadores hacia una
alternativa política de la clase obrera. El más mínimo respaldo a la
acción de una de ellas (ni qué hablar de juntar filas con Zanini y De
Vido) hipoteca la estrategia política fundamental de la izquierda, que
es ganar a una mayoría de la clase obrera para luchar por un gobierno de
trabajadores.
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