Comenzó la cuenta regresiva
Faltando un mes para las primarias de agosto, comienza formalmente la
campaña electoral en todo el país, en un cuadro signado por una
creciente insatisfacción popular contra el ajuste capitalista que se
descarga contra los trabajadores. A pesar de la contención y el bloqueo
armado por todas las vertientes de la burocracia sindical, se siguen
librando luchas de importancia en rechazo a los despidos, los cierres de
fábricas y las paritarias a la baja. La campaña electoral del Frente de
Izquierda durante el próximo mes estará al servicio de estas luchas,
batallando por su triunfo y sacando las conclusiones políticas y
programáticas que permitan conquistar una mayoría popular en apoyo de
esas luchas.
El gobierno ha logrado por el momento ir a las elecciones manteniendo
la unidad de Cambiemos. Con la excepción de la Ciudad de Buenos Aires,
donde se produjo una ruptura con el radicalismo y Lousteau, en el resto
de los distritos el macrismo ha logrado incluso sumar nuevos aliados. Es
el caso, por ejemplo, de la ex ministra de Néstor Kirchner, Graciela
Ocaña. Su postulación como primera candidata a diputada por la provincia
de Buenos Aires forma parte del mismo operativo que encumbró a Carrió
en la lista de la Ciudad. Es que el gobierno, en ausencia de una
reactivación económica que le augure el apoyo del electorado, pretende
colocar el eje en la denuncia contra la corrupción de la gestión
anterior. Detrás del eje anti-corrupción se juegan, además, temas de
fondo. Los choques en el aparato judicial, que involucran al Consejo de
la Magistratura y la continuidad de Gil Carbó en la Procuración General,
esconden una disputa por el reparto de los negocios y los patrimonios
de la clase capitalista. No es casual que uno de los centros de los
choques sea el manejo de la información sobre las coimas de Odebrecht,
que maneja el Departamento de Justicia de los Estados Unidos con la
finalidad de asegurarle al capital yanqui el control de áreas
fundamentales de la economía del país.
Si Macri ha logrado mantener los componentes de Cambiemos se debe
exclusivamente a que la clase capitalista sigue respaldando la política
oficial. Interesada en defender la posibilidad de disponer del libre
movimiento de divisas para fugar capitales y girar dividendos, la clase
capitalista ve al endeudamiento feroz que se lleva adelante como un mal
menor. El apoyo al gobierno tiene, además, otro componente fundamental:
la ofensiva que el propio Macri encabeza contra las conquistas obreras,
su intención de reducir salarios y especialmente eliminar los convenios
colectivos de trabajo.
Bancarrota económica
Aunque la clase capitalista es la gran beneficiada con la política
oficial, tiene plena conciencia que el rumbo actual nos lleva de cabeza a
una nueva crisis. Las contradicciones que se han acumulado son
simplemente explosivas. La devaluación de las últimas semanas ha
generado un repunte de los precios, que se verá con seguridad en las
estadísticas de inflación del mes próximo. La dolarización de precios y
tarifas, combinada con la pesificación del salario, es un nuevo golpe a
los trabajadores. La deuda tomada hasta el momento, que supera los
90.000 millones de dólares, ha servido para financiar el déficit y la
fuga de capitales, mientras agrava el déficit de la cuenta corriente del
país con el exterior. Así, mientras se incrementa el peso de los
intereses de deuda en el gasto total del presupuesto, demandando divisas
para enfrentar los vencimientos, caen también las exportaciones y el
turismo. La ecuación cierra sólo con más endeudamiento, que a su turno
lleva a un grado más alto la crisis.
Ante esta situación se multiplican las voces que reclaman un ajuste en
línea para después de las elecciones. El programa al respecto es claro:
una reforma laboral, una reforma previsional contra los jubilados, y un
mayor ajuste a las provincias, a partir de un monitoreo del FMI. Este
programa tiene el apoyo del conjunto de la clase capitalista. La
reciente aprobación en Brasil de la flexibilidad laboral levantó el
reclamo de la UIA para que se apruebe una ley similar en Argentina,
arguyendo que de otro modo no se puede competir. El Mercosur se
convierte así en un instrumento para la flexibilidad laboral de los
trabajadores de ambos países.
Coalición del ajuste
La aplicación de este programa de ajuste supera las posibilidades del
propio gobierno. Incluso las voces optimistas del oficialismo, que creen
posible un triunfo de Cambiemos, saben que de ningún modo podrán lograr
una mayoría parlamentaria en ninguna de las dos cámaras. La salida a
este impasse fue anticipada por el diario La Nación, que anunció un
‘pacto de la Moncloa’ versión local para después de octubre. Serían de
la partida el pejotismo y el massismo, es decir, quienes ya le aprobaron
a Macri unas cien leyes en este año y medio. Para no dejar hilos
sueltos, el gobierno intervino en la designación de los candidatos
puestos por los gobernadores pejotistas en las provincias, para tener
seguridad de cómo votarán en un futuro. Otro diario -Ambito Financiero-
reveló también que en el gobierno descuentan que Lousteau y hasta
Tombolini, el economista puesto por Massa en la Ciudad para encabezar su
lista, votarán también por estas leyes reclamadas por el capital.
Pese a que al kirchnerismo se lo coloca fuera de este acuerdo, en
realidad cumple la función principal. Como lo acaba de demostrar
Cristina Kirchner con su pedido de que los sindicatos levanten la
movilización que tenían prevista para el 7 de agosto, su papel es
contener la insatisfacción popular contra el ajuste en marcha. El pedido
para que ninguna lucha interfiera en su campaña electoral, pone de
relieve a qué intereses sirve la Unidad Ciudadana, armada como pantalla
de los punteros del PJ bonaerense y los intendentes que han cogobernado
con Vidal. En Santa Cruz, su cuñada Alicia Kirchner acaba de desalojar
con la infantería a los docentes que ocupaban el Consejo Provincial de
Educación, en reclamo de aumentos de salario. Las dificultades del
kirchnerismo para cumplir esta función de contención tienen que ver con
su retroceso general, que se expresa tanto en su aislamiento en la
provincia de Buenos Aires -e incluso en que en ésta los votos que espera
están por detrás de los obtenidos tanto en 2015 como en 2011-, como por
la virtual desaparición del FpV en la mayoría de los distritos del
interior.
La campaña del Frente de Izquierda
En estas condiciones, la campaña del Frente de Izquierda y del Partido
Obrero debe enfocarse en la cuestión central que recorre la situación
política: cuál es la salida a una crisis cuya existencia y gravedad es
reconocida por todos. Es necesario mostrar que el ajuste que está en
marcha no sólo implica privaciones enormes para los trabajadores e
injusticias tremendas para con los sectores populares, sino que además
está condenado a un fracaso seguro. Toda la experiencia indica que los
planes de la derecha conducen a la desorganización económica y
rebeliones populares. La conciencia sobre este hecho explica las
permanentes vacilaciones para ir a fondo con el ajuste y el esfuerzo por
armar una malla de contención política con la oposición.
Para esta finalidad, la campaña del Frente de Izquierda debe darse
sobre la base de un programa que establezca la salida de los
trabajadores. En la medida que toda crisis de fondo plantea
inexorablemente la cuestión del poder, las consignas centrales del
Frente de Izquierda deben plantear un principio de reorganización social
basado en la apertura de los libros de las empresas, el control y la
gestión obrera y la salida estratégica de un gobierno de trabajadores.
Con estos planteos debemos combatir los tarifazos, los despidos y las
suspensiones y el aumento de los precios, junto al repudio de la deuda,
la nacionalización de la banca y el comercio exterior.
En el mes que tenemos por delante, la campaña debe conectarse de manera
directa con las luchas que están en curso, porque un programa de la
clase obrera reclama poner a los trabajadores en el centro de la escena.
Vamos a una gran movilización política para ganar al voto al Frente de
Izquierda a centenares de miles de trabajadores, jóvenes y mujeres.
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