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martes, 24 de octubre de 2017

LA AGENDA DE GUERRA DEL CAPITAL Y LAS PARSPECTIVAS PARA LA IZQUIERDA REVOLUCIONARIA


Un aporte al balance electoral
LA AGENDA DE GUERRA DEL CAPITAL Y LAS PARSPECTIVAS PARA LA IZQUIERDA REVOLUCIONARIA

Por Javier Becerra


¿Se tiño el mapa de amarillo? La victoria de Cambiemos en casi todo el país, pero principalmente en lugares estratégicos como Buenos Aires, CABA, Santa Fe, Córdoba, Neuquén y Jujuy así lo demostraría. Sin embargo, como en todo balance político electoral se debe evitar caer en las impresiones. La consolidación de la “onda amarilla” está condicionada por la propia acción del gobierno, quien más temprano que tarde atentara, y de modo criminal, contra su propia “base social” precariamente construida entre la clase media y sectores de trabajadores. Hoy mismo, el aumento de las naftas actúa como pellizco de realidad.
 
El voto al macrismo no se puede analizar de modo “ideológico” ni tampoco apelando a la cantinela de que estaríamos frente al advenimiento de la cristalización de un brote fascista en una porción mayoritaria del electorado. Este es un planteo que le queda cómodo al impotente y minimizado kirchnerismo quien intentara contagiar de su propia desmoralización a todo lo que lo rodee. A nadie se le puede escapar, por ejemplo, que el caso Maldonado constituye un golpe duro para el gobierno que le ha implicado la pérdida de votos. ¿Cuál ha sido entonces la zanahoria del macrismo que le ha permitido ganar la elección en el principal distrito del país y ganar en tantas otras provincias? Pareciera que finalmente la agenda anticorrupción le siguió alcanzando al macrismo para derrotar a los K. El peso que el planteo tiene en sectores medios de la sociedad sigue siendo grande, en especial en aquellos sectores que aun tienen “grasa” para resistir tarifazos y ajustes, y obviamente, entre aquellos que se han beneficiado hasta aquí de las medidas del gobierno (obtención de insumos y productos importados). El planteo “anti corrupción”, de todos modos, debe ser interpretado en términos materiales , en especial cuando la concepción general que de ella tienen sus adherentes es que todos los males de la nación se terminarían en cuanto se le ponga punto final a la corrupción k, como si lo “afanado” pudiera revertir las tendencias económicas que recorren al país. Esto quiere decir que detrás de una visión literaria de la lucha “anti corrupción” anida la ilusión de que ella podría modificar las condiciones de vida materiales. Sin embargo si la corrupción prevalece sobre la inversión es porque la tasa de ganancia que se puede obtener de la primera es muy superior a la segunda. Por esto mismo es que el gobierno Cambiemos se prepara para ir a fondo en una reforma laboral y previsional de carácter destructivo para la clase obrera, e incluso para sectores medios, sin que esto implique el abandono de negocios corruptos entre el Estado y sus amigos capitalistas.

La agenda que el gobierno tiene pendiente le otorga un carácter absolutamente volátil a una parte importante de su electorado que será expoliado en forma trágica. La explotación no es un fenómeno contable ni “moral”, es una relación social concreta que está evidenciando una ofensiva en toda la línea de la clase capitalista contra los trabajadores. La visión literaria que una parte de la clase media tiene de la “ lucha anticorrupción” se puede ir rápidamente al tacho con un nuevo ajuste y tarifazo o con la fuga millonaria de dólares. Lo mismo vale para la concepción positiva que aun mantiene un sector de trabajadores en relación al macrismo que ha mantenido cierto nivel de consumo con base en el crédito. La fantasía de que poniendo punto final al circo kirchnerista vendrían los tiempos del pan recibirá un golpe durísimo de parte de la realidad con más despidos y con la nefastas reforma laboral y jubilatoria.

El kirchnerismo y la vergüenza.

El kirchnerismo ha sufrido una derrota histórica. No solo por los números sino esencialmente por el contenido político de la misma. Todos los esfuerzos de CFK desde el minuto uno de su campaña consistieron en poner a la Unidad Ciudadana como una fuerza de contención de las masas. Llamando a la oración, al abandono de las calles, a no hacer huelgas y a concentrar la oposición al macrismo en el voto a la UC, culminó por evidenciar una concepción reaccionaria que incluyó entre otras cosas, con una delimitación total de CFK de la experiencia chavista. La ausencia de las calles de las organizaciones K en exigencia de justicia por Santiago Maldonado luego de la aparición de su cuerpo, constituye una herida por la cual parte importante de los simpatizantes y militantes K, sangraran por mucho tiempo.

Los supuestos “paladines” de los DD. HH se borraron literalmente de modo escandaloso. Los “pibes para la liberación” no fueron expulsados de la Plaza por ningún Lider en esta ocasión; no aparecieron por una decisión propia revelando todo el carácter conservador del Kirchnerismo. Han sufrido la derrota más vergonzosa, que es la que nace de la especulación meramente electoral. 
 
El rechazo de CFK a debatir con los candidatos a senadores fue otra de las perlas del desplome. Se privó de interpelar al balbuceante Bullrich en función de su auto preservación. La famosa frase de Nestor Kirchner –ya poco creible en aquella época- de que los kirchneristas no dejan sus “principios” en la puerta de la Casa Rosada, ha “evolucionado” en la práctica hasta corroborar la realidad: para el kirchnerismo no existen principios de ningún tipo si el fin es ingresar a la casa rosada.
Si bien es cierto que el kirchnerismo nunca expreso ningún contenido de lucha, este último episodio se terminara de confirmar crudamente para una fracción de trabajadores y jóvenes que han mantenido hasta hoy una visión también literaria o romántica de la política “nacional y popular”. Los restos del kirchnerismo serán paseados en el congreso y por el senado, por un lado, por el PJ tradicional, y por otro, por la burocracia sindical. Vale señalar que la Unidad Ciudadana en definitiva, fue un rejunte de barones del conurbano y burócratas sindicales. El macrismo espera deseoso su apoyo en ambas cámaras a las reformas anti obreras en carpeta. 

¿Qué significado tiene para los revolucionarios cosechar 1.300.000 votos?

Para un democratizante vulgar está claro que los votos solo representan bancas. Estos suelen encender la ilusión de que la simple acumulación de bancas constituyen en sí mismas un dique de contención al ajuste con lo que finalmente solo terminan promoviendo desmoralización. En el caso del Frente de Izquierda, a pesar de la tan excelente elección lograda, tenemos menos bancas que antes (pasamos de tres diputados nacionales a solo dos, con la contrapartida que por poquísimos votos podríamos tener cuatro).
Para los revolucionarios, las elecciones no implican solamente los cargos obtenidos, sino un recuento de fuerzas que debe incluir absolutamente todos los aspectos que resultan de una campaña electoral. El millón 300 mil votos son en definitiva una ampliación de la placenta en la que se mueven los defensores de la construcción de un partido que luche por el poder para la clase obrera. Este es el dato primordial. Las bancas (sean pocas o muchas) deben estar al servicio de fortalecer el combate de los trabajadores contra la ofensiva del capital, combate en que el gobierno intentará vencer, apoyándose en su victoria a escala nacional, a sabiendas de que una derrota a partir de una fuerte resistencia obrera, puede abrir una crisis política sin precedentes. Es precisamente esta situación lo que vuelve a poner de manifiesto que la lucha por el gobierno de los trabajadores no puede estar ausente de la agitación de los socialistas, y que incluso deberá ser parte del vocabulario parlamentario.
 
Está claro que lo más grueso y grosero de la agenda de la burguesía contra la clase obrera aun no se ha manifestado. La implementación de esta batería de ataques dejara muy atrás la concepción mesurada de que estamos ante un simple ajuste. Se impone una agenda de guerra del capital –corresponde definirlo con todas las letras- que promoverá un doloroso arrepentimiento entre aquellos trabajadores que han votado a Cambiemos. Es la hora de profundizar en los sindicatos la agitación y la propaganda sobre los planes en curso del gobierno. Nuestra tarea además de preparar a los trabajadores para esta lucha, debe señalar que el derrumbe del kirchnerismo renueva las perspectivas de que un partido de la clase obrera contribuya a la superación en una nueva frustración nacional y popular. Para los revolucionarios no se trata de solo demostrar ser los más consecuentes luchadores contra el ajuste sino en brindar una estrategia de poder. Entramos, definitivamente, a una nueva etapa en la que jóvenes obreros y estudiantes debutaran en durísimas luchas ya sin el peso de influencia de la mitología kirchnerista y con una clara referencia en la izquierda revolucionaria. A no desaprovechar esta oportunidad.

 Fuente: https://www.facebook.com/javier.becerra.3194/posts/10215650031833497

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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