Por una gran columna independiente del Estado y la Iglesia
Este sábado 18 de noviembre se llevará a cabo, como todos los años
desde 1992, una nueva edición de la Marcha del Orgullo, que reunirá a
miles de personas en una movilización desde Plaza de Mayo a Congreso.
La marcha tiene lugar en el marco de un fuerte ajuste. La reforma
laboral, jubilatoria y educativa, sumadas a nuevos tarifazos, constituye
un ataque a toda la clase trabajadora, en especial a los sectores más
vulnerados de la misma, como la comunidad LGBTI.
Pese a las leyes que hemos conquistado, continúa existiendo la opresión
por orientación sexual e identidad de género. Recordemos el caso de
Higui, presa al defenderse de una “violación correctiva” por ser
lesbiana, y más cerca en el tiempo el de Mariana, detenida en la
estación Constitución por besarse con su esposa.
La gota que rebalsó el vaso fue el recién estrenado protocolo de
detención para personas LGBT, presentado por la ministra Bullrich como
una “mejor manera de detenernos”, que naturaliza y le da forma a la
represión.
Los gobiernos siguen sin dar curso a nuestros reclamos, como la
implementación del cupo laboral trans en la provincia de Buenos Aires;
se recortan tratamientos de hormonización en la salud pública y se
cierran centros de adecuación genital (como el de Córdoba). En el
proyecto del Presupuesto 2018 no está siquiera contemplada la ley de
Identidad de Género.
En este marco, las agrupaciones que conforman la Comisión Organizadora
de la marcha (incluyendo agrupaciones kirchneristas, el PS y hasta el
MST) y se arrogan la dirección del movimiento plantean consignas que
están lejos de dar a la movilización un carácter de lucha y de denuncia
del rol del Estado en la situación del colectivo, como la de “orgullo
para defender lo conquistado”. Por el contrario, las conquistas que le
hemos arrancado al Estado, como las leyes de matrimonio y de identidad
de género, sólo pueden ser defendidas con un programa de independencia
política y un plan de lucha.
A su turno, una de las subconsignas defiende el regulacionismo del
trabajo sexual, en línea con los planteos de la organización Ammar. La
legalización de la prostitución ha dado vía libre a la acción de las
redes de trata en los países donde se ha aplicado, al tiempo que
constituye una legitimación de la mercantilización de los cuerpos
(mayormente de las feminidades) -estas ideas, que se intentan vender
como progresivas, se remontan a la esclavitud. Se desconoce, a su vez,
que la realidad material de las personas trans las obliga a prostituirse
casi como único medio de vida, ya que desde que nacen son excluidas de
las contenciones más primarias, como la familia, la escuela y el
sistema de salud.
En el pliego de la Comisión organizadora no hay ninguna consigna contra
el fuerte ajuste y ataque a la clase trabajadora que estamos viviendo
-directamente un encubrimiento de la responsabilidad del gobierno y de
la oposición patronal en nuestra situación.
En este contexto de parálisis y cooptación, desde la Agrupación 1969 y
el Partido Obrero llamamos a conformar una gran columna independiente
levantando todos los reclamos del movimiento y denunciando el rol de la
Comisión organizadora y el ajuste de Macri y los gobernadores.
La libertad de Higui y la de Mariana fueron gracias a la movilización, y ese es el método que debemos darnos.
La lucha de nuestro colectivo debe exceder a la marcha anual que se
realiza de manera folklórica, ser independiente de cualquier gobierno y
estar hermanada a la de todos los trabajadores y organizada por un
programa de transformación social a fondo.
El sábado 18 vamos a la Marcha del Orgullo. Nos concentramos a las 15
horas, en Plaza de Mayo. Sumate a la columna independiente.
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