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lunes, 25 de mayo de 2009

A proposito del 25 de Mayo

Esto fue escrito hace 9 años atrás, antes de la asuncion de Nestor Kirchner hace exactamente 6 años.

Ojala que lo que sigue nos permita recordar la historia reciente y nos permita ver que aunque tenuemente desde el 25 de mayo de 2003 y mucho mas lentamente de lo que desearíamos se esta comenzando a desarmar la senda de dependencia de nuestro pais en los últimos 30 años


Argentina: UN PAIS INDEPENDIENTE SOLO EN LOS PAPELES


Es muy importante definir qué tipo de país es hoy la Argentina. Es evidente que hay un cambio muy importante con respecto al país que existía un cuarto de siglo atrás.

Bajo el menemismo se denominó como de “relaciones carnales” a las que se tenían con Estados Unidos, un elegante eufemismo con el que se pretendía encubrir la prostitución y el sometimiento que se practicaba en todos los terrenos.

La discusión, no obstante, no es sobre adjetivos (país dependiente, semicolonial, o alguna otra “etiqueta”) sino sobre contenidos. Y es vital no acomodar la cabeza en la almohada de definiciones de hace medio o un cuarto de siglo que, incluso pudiendo ser correctas en su momento, son inservibles y/o contraproducentes para analizar la realidad de hoy, y tener política y programa para ella.

Este intento de búsqueda parte de una constatación: sería criminal especular con que pudiera haber sectores burgueses progresistas, o que defiendan un supuesto interés nacional.

La clase capitalista “argentina” está plenamente integrada a la burguesía mundial, bajo cuya ala nació comercialmente. Valgan como ejemplos los más de 100.000 millones de dolares que fugó al exterior y las empresas de origen nacional que se expandieron a otros países. Para mencionar sólo dos ejemplos, veamos la compra de la siderurgia venezolana por parte de Techint o la “conquista” del mercado asiático por Pescarmona.

Este proceso de concentración y monopolización en el que estamos viviendo, deja en el camino no sólo a los trabajadores, sino también a muchos sectores capitalistas, que se manifiestan abiertamente descontentos por los perjuicios que les ocasiona.

Pero este descontento, lejos de traducirse en una resistencia revolucionaria, que a la vez se apoye y apoye las luchas del pueblo pobre, más bien adopta medidas de presión y/o de chantaje para mejor negociar su búsqueda de un “lugarcito bajo el sol” del gran capital. De no lograrlo, simplemente, se dejará aplastar.

Qué fue la Argentina

Durante épocas pasadas, en el seno de la izquierda se discutía con pasión si el tratado de Roca-Runciman significó un salto en la colonización británica en la llamada “década infame”; o si, 15 años después, la firma puesta por Perón en los tratados de la OEA y el TIAR, había significado el pasaje a la órbita norteamericana sumada a los contratos petroleros suscriptos con la Californian a comienzos de los cincuenta, que denunció Jhon W. Cooke. O si ese proceso se completó bajo la presidencia de Frondizi, con el ingreso al FMI y los contratos petroleros.

Hoy el tema casi no se toca. Y cuando se lo hace es, en lo fundamental, para repetir el viejo cuento stalinista acerca de los “reyes magos” de la burguesía nacional. En las antípodas, están quienes disuelven las especificidades de la Argentina (y de América latina) en las generalidades que la comprenden como país capitalista y, en consecuencia, plantean para el país una perspectiva revolucionaria similar a la de Francia, Alemania o Estados Unidos.

Esta última aberración teórica-política no es “menos mala” que la utopía contrarrevolucionaria de los stalinistas; es su complemento. Porque al abandonar las banderas antimperialistas, deja que las enarbole sin obstáculos cualquier bandido o aventurero burgués o pequeño burgués. Es que esas banderas están en la realidad material de la economía y las relaciones sociales de estas tierras.

Cuando en 1979 Estados Unidos decretó el boicot cerealero contra la URSS, la dictadura proimperialista, liderada por el genocida Videla, ignoró la medida y la oligarquía se llenó los bolsillos exportando granos. Hoy es impensable que la Argentina pudiera repetir esa experiencia. No sólo porque la URSS ya no existe, sino porque en estos veinte años, la garra de acero del imperialismo se fue cerrando sobre todos los órganos vitales del país.

Qué es la Argentina

En el último cuarto de siglo se fueron acumulando los elementos cuantitativos hacia el salto cualitativo en la relación del país con el imperialismo que se produjo en la última década, bajo el menemismo.

Esto arranca en el terreno económico y financiero, donde la deuda pasó en un cuarto de siglo de 6.000 millones a casi 200.000 millones de dólares. Y esto a pesar de haber malvendido todos los activos del estado y generar tanta independencia económica como la de un mendigo sin suerte. El golpe de los capitales en fuga a fines del gobierno de Alfonsín, fue un tímido adelanto de lo que siguió en última década y que continúa hoy bajo la Alianza y el leonino “blindaje” en curso con la banca mundial.

En la base de la nueva relación establecida con el imperialismo por la Argentina capitalista está el hecho de que la economía está en manos de los grandes capitales de los países centrales, o de sus socios nativos, la vieja burguesía asociada a ellos.

La burguesía argentina perdió el control de los servicios y las comunicaciones que ejercía a través del estado, generando simultáneamente un salto en el endeudamiento del país por el vaciamiento de sus capitales, que emigraron en más de 100.000 millones (una décima parte sólo en el 2001). Las inversiones en acero de Techint en Venezuela, las de Pérez Companc en petróleo en Ecuador y Perú, o los negociados de Pescarmona en Asia, muestran el profundo entrelazamiento internacional de la burguesía. El grueso de la banca “nacional”, por su parte, está en manos de la banca española.

El menemismo acompañó como la sombra al cuerpo a Estados Unidos y anudó todo tipo de acuerdos políticos, diplomáticos y militares. La Argentina pasó a ser el único socio extra OTAN. Las fuerzas armadas se convirtieron en una especie de “guardia de auxilio” de las misiones que Estados Unidos emprendió, por intermedio de Naciones Unidas. El mejor “ascenso” al que se puede aspirar en ellas, es estudiar inglés para poder ir con un sobresueldo a Chipre, los Balcanes u otros lugares.

En Manaos, López Murphy firmó, con el secretario de Defensa yanqui, un nuevo tratado por el que Estados Unidos le proveería información militar “confidencial” que la Argentina no podría transmitir, por ejemplo, a su principal socio comercial que es Brasil, con lo que se estaba dinamitando el Mercosur.

Por todo esto, el territorio argentino era el elegido para las maniobras militares de los yanquis, sea con las fuerzas armadas o con éstas y otras fuerzas del continente, como las realizadas en Córdoba y antes en Zárate con la infantería de marina.

Todo este proceso fue acompañado por el desmantelamiento de la base propia de armamento, en un proceso que inició Alfonsín con la liquidación del proyecto de misiles Cóndor, y que completó Menem con la liquidación de Fabricaciones Militares y la privatización de lo que se llamó Area Material de Córdoba, dedicada a la fabricación de aviones de guerra.

Luego se está discutio el “blindaje” del FMI para sostener al país e impedir que éste entre en una cesación de pagos de su deuda. Las hilachas de la independencia que quedaban se iban desintegrando..

Luego en un camino sin retorno para la clase capitalista, se dio un salto al atar el peso al dólar y la intencion de abandonar la soberania monetaria adoptando la moneda norteamericana y siñiendose en su totalidad a su politica monetaria de la Reserva Federal en la mayor sumision posible a otro estado sin invasion ni renuncia de las autoridades locales .

La Argentina de hoy no sólo no se parece a la previa de la “Libertadora” de 1955; tampoco se parece a la de Isabel Perón de 1975, cuando pintaba los surtidores de nafta con la sigla “YPF”; ni a los genocidas vendiendo trigo a la URSS pese al embargo yanqui.

Hasta tuvieron que hacer dos bolsas de valores para que las fluctuaciones de la bolsa de Madrid no fuera quien resolviera las fluctuaciones del Merval.

Cualquiera sea el nombre con que se la designe, el hecho central es que, a 190 años, del 25 de mayo de 1810, puede constatarse el fracaso de la burguesía en hacer de la Argentina un país independiente.

Independencia y capitalismo

Este fracaso es coherente con el carácter con el que nació la burguesía unitaria: tributaria del mercado mundial y de los poderes dominantes de ese momento (Inglaterra) a costa de sacrificar las posibilidades de un amplio mercado interno y facilitar así la disgregación del virreynato en cuatro países primero y ahogando a las burguesías del interior posteriormente.

El curso hacia un sometimiento cada vez mayor es irreversible, más allá de la eventual existencia de restos de la burguesía argentina que intenten modificar en algo la situación. Lo harán con una mano apoyando a Moyano (u otra figura similar), mientras que con la otra giran capitales al exterior. Y a los Moyano los utilizan a condición de que pongan límites estrictos a la lucha obrera y popular, para que no se les vaya de las manos ni se autonomice de sus órdenes.

Mediante los agentes burocráticos, se pretende utilizar a los explotados, para presionar y negociar algo. Pero en el cuadro de situación del capitalismo mundial, hay poco y nada para negociar. Y la topadora de las multinacionales les va a pasar por encima también a ellos.

En consecuencia, sólo es posible alcanzar una independencia mediante una revolución anticapitalista y antimperialista que ponga en el poder a los trabajadores y al pueblo oprimido, como parte de la revolución socialista en América Latina y el mundo. Por muy difícil que sea este camino, es la única posibilidad real de victoria. Cualquier salida burguesa sólo puede quedar en el terreno de una utopía (reaccionaria en este caso), que preparará mayores calamidades para el pueblo y mayor sujeción del país al imperialismo mundial.

jorge guidobono

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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