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miércoles, 24 de junio de 2009

Dos proyectos en disputa

Por Andrés Asiain y Agustín Crivelli *

La actual crisis mundial tiene muchos parecidos con la acontecida en 1929-1930. Ambas estallan en el sistema financiero de Estados Unidos para propagarse luego, velozmente, a todos los rincones de la Tierra y todos los sectores de la actividad. En términos de caída de la producción industrial mundial, de desplome de los mercados de acciones y del comercio mundial, los dos episodios muestran magnitudes comparables. También comparten un origen profundo común, más allá de su manifestación financiera: el ser la resultante de la contradicción entre una distribución desigual del ingreso y la necesidad de una demanda creciente. También las dos parecen ser el final de un ciclo de predominio ideológico del liberalismo tanto en la práctica como en la teoría de la política económica. El reciente fortalecimiento de la ultraderecha xenófoba en las elecciones a diputados del Parlamento europeo muestra otra peligrosa similitud.

La analogía puede continuarse en el plano nacional. La “crisis del treinta” generó una fuerte caída en el precio de nuestros productos de exportación acompañada de una total sequía en el financiamiento inglés de nuestras cuentas externas, que condujo al cierre de la Caja de Conversión y la devaluación de la moneda nacional. En el presente, la crisis impacta reduciendo el precio de la soja, el petróleo y sus derivados, que son los principales productos que comercia nuestro país, junto a la reducción de las exportaciones industriales generada por la recesión mundial. Si bien el acceso al financiamiento externo ya era reducido, el estallido de la crisis genera una fuerte salida de capitales, tanto por parte de las multinacionales que buscan así mejorar los balances de sus casas matrices, como por los argentinos que intentan cubrirse de una profética devaluación autocumplida.

Las consecuencias económicas de la Gran Depresión sobre nuestra economía fueron aprovechadas por los sectores conservadores para sacarse de encima a Hipólito Yrigoyen. Si en época de “vacas gordas” era tolerable cierta democratización de la Argentina agro-exportadora, el bajón en los precios de los granos y la carne cambió drásticamente esa situación. Corruptela, inoperancia y amiguismo fueron algunos de los pretextos de una fuerte campaña de desprestigio. Se comenzó a llamar despectivamente “Peludo” al presidente a partir de una caricatura aparecida en el diario La Fronda, dirigido por Francisco Uriburu (primo de quien daría, finalmente, el primer golpe de Estado de ese siglo). La caída del caudillo radical dará lugar a la llamada Década Infame, durante la cual los sectores exportadores tradicionales intentarán salvar su negocio a costa del nivel de vida de los argentinos. Las concesiones dadas a Inglaterra para que siga comprando carne refrigerada llegaron a tal punto que “Julito” Roca (como llamaban al hijo del genocida de la Campaña del Desierto) sostuvo, tras firmarlas, que “Argentina, por su interdependencia recíproca, es, desde el punto de vista económico, una parte integrante del imperio británico”.

La situación actual es peligrosamente parecida. Si en tiempos de relativa abundancia los tímidos intentos distribucionistas propuestos por el Gobierno a través del pacto social o de las retenciones móviles fueron desafiados por el poder económico con remarcaciones de precios y desabastecimiento, ¿qué podemos esperar frente a un escenario de desaceleración económica? Quieren hacerse del poder para eliminar las retenciones, compensando de esa manera las menores ganancias extraordinarias producidas por la baja del precio de la soja y el petróleo. Proponen volver al FMI, con la utópica intención de recrear su añorada convertibilidad, a pesar del escenario de total derrumbe de los mercados financieros internacionales. Buscan aprovechar la crisis para disciplinar a los trabajadores imponiendo despidos y bajas de salarios.

* Economistas e investigadores del Cemop (Fundación Madres de Plaza de Mayo). andresasiain@madres.org y agustincrivelli@madres.org.


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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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