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lunes, 22 de febrero de 2010

El desafío de la independencia en el siglo XXI

Por Luis Manuel Arce

La unificación de la Cumbre del Grupo de Río con la Segunda de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo(CALC), en Cancún México, creó fuertes esperanzas de que finalmente pueda conformarse una entidad regional, para actuar con independencia real frente a las graves situaciones de los últimos años en el marco de una fuerte ofensiva de Estados Unidos en su intento por destruir los avances liberadores en el continente.

Los símbolos más recientes de ese proyecto de Washington para recolonizar y controlar la región son la continuidad del golpe militar de Honduras de junio de 2008 y la virtual ocupación de Haití por tropas y flota de Estados Unidos, con el argumento de la ayuda humanitaria ante la mayor tragedia natural que ha vivido la región.

A esto se agrega el continuo avance del esquema militar estadounidense con la diseminación de bases militares, infraestructuras y tropas en la nueva estrategia de descentralizar el Comando Sur, y sembrarlo a lo largo del Continente.

Con esa finalidad Estados Unidos blanqueó en 2009 la existencia de más de siete bases en Colombia, a las que agregan las que ahora rodearán a Panamá, después de los acuerdos firmados entre el nuevo presidente derechista de ese país Ricardo Martinelli y la secretaria de Estado Hillary Clinton, que autorizan la virtual ocupación de esa pequeña nación.

En tanto la presencia de Cuba, cuya emocionante inclusión en el Grupo de Río en diciembre de 2008 en Brasil aún se recuerda en estas horas, trae aires nuevos cuando hay demandas superadoras por el agotamiento que presuponen declaraciones y resoluciones finales que luego naufragan ante una realidad cada vez más compleja para América Latina y el Caribe.

La lamentable actuación de la Organización de Estados Americanos(OEA) en Honduras, retrasó las posibilidades del retorno del presidente constitucional Manuel Zelaya, secuestrado por militares de su país el 28 de junio pasado, llevado a una base militar norteamericana en Palmerola, enclavada en territorio hondureño y trasladado luego a Costa Rica, lo que demostró que el tiempo de ese organismo, considerado alguna vez como un ministerio de Colonias, se acaba.

Incapaz de dar respuestas a latinoamérica por la presencia y presión de Estados Unidos, la OEA sepultó lo que resta de su imagen, y fue evidente su ineficacia en circunstancias lesivas para la soberanía regional en los últimos tiempos. Algunos gestos positivos aparecieron como tardíos o premeditadamente ineficaces.

En esta Cumbre se espera lograr la creación de lo que el presidente de Bolivia, Evo Morales anunció días pasados como una Organización de Estados Latinoamericanos, sin presencia de EE.UU ni Canadá, lo que fue transmitido por su colega Hugo Chávez a miles de manifestantes en Venezuela, en momentos en que el mandatario es sometido a una de las más duras guerras psicológicas de desinformación en los esquemas contrainsurgentes de baja y mediana intensidad. Esta es la oportunidad para desprendernos definitivamente del coloniaje que Estados Unidos le impuso a este continente”, dijo Chávez.

Las últimas reuniones del Grupo de Río transcurrieron en momentos dramáticos para la región donde el proyecto geoestratégico de recolonización y control de América Latina y el Caribe, concretado en varios aspectos como la militarización continental o los acuerdos bilaterales, con que se intenta remontar el fracaso de la conformación de un Area de Libre Comercio para las Américas (ALCA), avanza colgado del esquema de guerra antiterrorista, impuesto a diversos países para forzar un alineamiento automático con Washington.

A lo largo de los últimos dos años la toma de posición de la mayoría de países de América Latina en diversos foros, como lo que sucedió en el fuerte rechazo al brutal ataque militar de Colombia en territorio de Ecuador en marzo de 2008, o el freno al golpe cívico-prefectural organizado por las fundaciones de la CIA en Bolivia en septiembre de ese año, dan cuenta de que la obediencia debida a Washington es un capítulo semi cerrado.

Washington intenta reabrirlo y de eso tratan las listas negras que involucran injusta y abusivamente a los países más independientes de la región.

Por eso, la iniciativa liberadora de crear una nueva organización sin la dependencia histórica colonial de Estados Unidos, convierte a esta Cumbre en una de las más importantes.

Hay exigencias muy precisas de pueblos y gobiernos por superar los finales declarativos pero escasamente ejecutivos, que terminan en letra muerta. La Cumbre de la Unidad puede resultar un primer paso liberador, en un contexto curioso, donde la manipulación informativa, la injerencia y la acción de las numerosas Fundaciones que trabajan activamente en cada uno de nuestros países, llámese USAID (Agencia Internacional para el desarrollo, la NED (National Endowmemnt Foundation) o Fundación para la democracia y otras constituyen un modelo de invasión silenciosa.

En realidad estos organismos de la CIA conforman la cúspide de la pirámide de miles y miles de fundaciones que actúan como una tropa encubierta infiltrando organizaciones políticas, sociales, humanitarias, religiosas y controlan los medios masivos de información al servicio del poder hegemónico, a lo que se añade el incremento de la presencia militar de Estados Unidos y se constituyen en la verdadera gran amenaza del siglo XXI contra nuestros pueblos.

Precisamente una organización regional auténtica, estaría capacitada para debatir y resolver la cantidad de intervenciones extraregionales de todo tipo. En esto se incluye la necesidad de dar una respuesta clara ante la actitud de Gran Bretaña de ordenar la exploración y explotación de petróleo en aguas jurisdiccionales argentinas en las Islas Malvinas, que mantienen bajo status colonial desde 1833, violando todas las resoluciones de descolonización. Vale recordar que esas islas están a ocho mil millas de Gran Bretaña.

Por cierto la ausencia de Honduras en la Cumbre por decisión mayoritaria marca un hito importante porque es la exclusión de un país donde un golpe militar con complicidad de Estados Unidos derrocó a un presidente constitucional, lo que fue rechazado en forma unánime. Esto se continuó con una farsa electoral, que la mayoría de los países latinoamericanos no reconoce.

Antes los excluidos eran los independientes, los desobedientes de las órdenes de la metrópoli lo cual evidencia un cambio indudable.

Por otra parte el caso de Cuba ya no permite más dilaciones para el cumplimiento de una voluntad mundial mayoritaria que exige el fin del bloqueo criminal de casi medio siglo, lo que se ha expresado en diversas instancias internacionales.

Los pueblos de América Latina merecen una respuesta inmediata.

Es urgente también definir los pasos para reconstruir y ayudar a Haití y terminar de inmediato con una ocupación militar planeada desde los años 2004 con la intención de Estados Unidos de colocar una rampa de base militar en ese país, destinada al control del Caribe y a recrudecer ataques de todo tipo contra Cuba. Esto figura en los planes de las Oficinas creadas en Miami para una supuesta transición democrática en Cuba que en realidad es un plan de reocupación colonial de la isla.

Todos resultan pasos fundamentales si la región quiere dejar sentada su decisión de independencia en el siglo XXI y el consenso reúne con firmeza a presidentes como Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil, el ecuatoriano Rafael Correa, la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner, los mandatarios de Uruguay y Paraguay y otros, que entienden la eficacia y libertad de un organismo sin control extraregional.

Aunque se hayan producido cambios como el alineamiento de otros países de la región, por golpes o triunfo de las derechas más reaccionarias con Washington, es evidente el peso político, económico y cultural del conjunto de los países que produjeron un fuerte viraje en América Latina en la última década, y pusieron frenos a Estados Unidos..

Demostraron además que era posible el intercambio justo entre naciones para evitar recurrir a la esclavitud de los organismos internacionales como el FMI existe un esperanzador avance en definir las verdaderas amenazas para América latina, y la necesidad de actuar rápidamente para enfrentarlas y destruirlas si se quiere recuperar la verdadera independencia frustrada desde fines del siglo XIX.

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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