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sábado, 21 de agosto de 2010

Lo nacido

Por Sandra Russo

En 2001 solía escucharse que algo no terminaba de morir y algo no terminaba de nacer.
Con esa expresión nos era más inteligible la tensión extrema que vivíamos.

En esa encrucijada se debatía un país tan acostumbrado a las crisis que aquélla, con su tropel de desgracias colectivas y personales, tardó en mostrar su verdadera dimensión. Lo que pasó fue tan border, tan límite, que quizá todavía estemos bajo estrés postraumático.

Una primera ficha bajó cuando Domingo Cavallo anunció aquella medida que, según el ex presidente De la Rúa, fue “muy bien recibida por la gente”: el corralito primero y el corralón después hicieron comprender de golpe, como una muela extraída sin anestesia, que la impiedad del neoliberalismo, aplicado sobre los sectores del trabajo durante una década, caía ya filosa y sin control, sobre las clases medias y altas. Por cierto hubo sectores que se autoprotegieron y hasta hubo los que usufructuaron aquel país en demolición. Los fondos buitre vuelven cada tanto a recordarnos que de las tragedias sociales siempre hay quien se alimenta, y en consecuencia quien las propicia.

Pasamos meses viendo gente golpear con palos y ollas las puertas de los bancos, mientras otros se peleaban en los cajeros automáticos porque se vaciaban muy rápido: todo el mundo quería retirar sus doscientos cincuenta pesos semanales. Vivíamos con nuestro propio dinero racionado, mientras asimilábamos lo inimaginable, la ruptura más bestial del contrato entre los ciudadanos, por un lado, y las empresas privadas y el Estado, por el otro. Era aquel Estado neoliberal el más intervencionista que conocimos fuera de las dictaduras. Imaginen si Perón, versionado tirano, hubiese incautado los depósitos o se hubiera robado los ahorros de millones de personas.

Quizá todavía estemos bajo estrés postraumático, porque el trauma fue grande y de una profundidad tal que no puede disiparse en diez años. Y sin embargo hay momentos, muchos, casi todos, en los que la oposición parece descontar que eso ha quedado en el pasado. Hay memorias personales en suspenso, bloqueadas, biografías de gente de mediana edad que incubaron aquella desesperación. Cuando los ahorros de la clase media fueron incautados, los golpes con palos en las rejas de los bancos o los acampes en sus puertas no adquirían la forma de la violencia: estaba muy claro que eran precisamente la única respuesta, impotente, frente a la violencia de un sistema fogoneado, alentado, propagandizado, ejecutado, disfrazado por una clase política perteneciente a los partidos tradicionales, que había hecho una transacción vergonzosa con su poder de representación. Aquel bipartidismo engamó a los dos principales partidos en un único proyecto. Aquel proyecto no sólo era aberrante por su esencia, sino también por su fracaso intrínseco, como se puede ver ahora en España o en Grecia.

No éramos vírgenes de neoliberalismo cuando Domingo Cavallo, que había sido el bisturí menemista, fue elegido como el bisturí de la Alianza. No éramos vírgenes, éramos cómplices o imbéciles. Nuestras mayorías lo eran. Consintieron. Corrompidas, confundidas o manipuladas, quién sabe, pero digerimos con pasmosa naturalidad que quien había sido la quintaesencia menemista siguiera en el Ministerio de Economía del gobierno en el que se depositaba una esperanza. Hemos administrado muy mal esa esperanza, como quien administra mal sus pasos y vuelve a tropezar con la misma piedra.

El menemato terminó como una pesadilla de las formas, como la pizza con champán, una cuestión de estilo. Se supuso que la compostura radical, que la forma presentable de lo radical remediaría la enfermedad neoliberal. Qué otra cosa fue el hechizo del Pensamiento Unico. Aquel bipartidismo lo encarnó. Las políticas no se cuestionaron. Naturalmente, los intereses hegemónicos de las corporaciones mediáticas colaboraron mucho en el estrés postraumático.

Recién ahora estamos en condiciones de preguntarnos cuánto de nuestra historia reciente, con las correspondientes ciclotimias de la opinión pública, fue manipulado, operado desde los grandes medios.

Quizá se deba al estrés postraumático que ni siquiera ahora nos espanta colectivamente hablar de ajustes.( La verdad no puedo creer que muchos no se espanten al ver y escuchar a esta oposición lacaya , servil y decadente , hablar de ajustes , de volver al FMI de salvar los negocios de Magnetto ) A la luz de los hechos legislativos de esta semana, conviene recordar que llegar al ajuste implica un inevitable llegar a la deuda. El neoliberalismo no es un laberinto, sino la línea recta más corta hacia el desastre, y de ese desastre, de esa ruina, de ese sentimiento general de humillación, deberíamos recuperar la memoria entera, ya liberada de las riendas que al caballo que es la historia siempre sujetaron los discursos de las posiciones dominantes.

Lo que se nos propone desde cada posición no específica ni inscripta en un modelo completo enmascara la llaga que todavía está abierta. La de nuestro fracaso.

Fuente : Pagina 12

Y como dice la gente de Carta Abierta , por suerte casi de casualidad y si n que muchos lo esperaran , una pareja del sur arriba de un témpano, después de tantos fracasos previos lograron cambiarnos las expectativas realmente a muchos con hechos concretos de que podemos ir realmente a un país mas justo . Me gustó lo que dijo ayer Nestor Kirchner, al cerrar junto al ex presidente constitucional de Honduras Mel Zelaya el foro social de Sao Paulo . Hasta ahora solo hemos hecho el 10% de lo que nos falta para lograr una distribución del ingreso como la que pretendemos del 50 y 50 .

4 comentarios:

Daniel dijo...

Todo esto es increible.
Estos opositores duermen tranquilos proponiendo volver a lo que nos costó tanto superar?
La gente está esclarecida de ello?
No lo creo. Habría que hacer algo fuerte con la comunicación, algo distinto, no se.
Aunque a veces la veo a la presidenta comunicar en barriadas populares y me parece suficiente después habrá que ver que se vota.

Respecto al último párrafo. El próximo gobierno es fundamental para darle duro al tema de la pobreza. esto es escalón tras escalón, como dijo Néstor. Paciencia y permanencia. Será hora de ponderar nueva gente para que no haya solo Kirchner (y le cortemos el versito del "matrimonio presidencial") y podamos llevar a la presidencia en un futuro a los Filmus o los Calcagnos, o a pibes más jóvenes aún que habrá que proyectar.

Ricardo dijo...

De lo mejor que lei de Sandra en estos últimos tiempos.

Javier dijo...

Unfor suscribo totalmente la parte final de tu comentario.

Ricardo me alegro que te haya gustado .

Un abrazo

Julio-Debate Popular dijo...

Me encanto esto que lei ,esperamos no volver a eso de ningún modo. Me acuerdo perfectamenta lo que fue ese caos.

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Politica Obrera