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lunes, 8 de noviembre de 2010

Inflación

Por Jorge Molinero*

El Gobierno Nacional ha privilegiado mantener un crecimiento acelerado de la actividad económica como la mejor garantía de inclusión social. Gracias a ello hemos superado las secuelas de la crisis internacional que afectó también a nuestro país en 2009 (aunque en menor medida que a otros). La política activa y contracíclica del Gobierno Nacional incluyó muchas medidas para mantener el nivel de la demanda, reforzando la situación de los sectores más postergados. Para el mantenimiento de las fuentes de trabajo se creó el Repro (subsidio salarial a las empresas para que no echen), se incrementaron las obras públicas, en especial las que usan mucha mano de obra, se implementó el plan Argentina Trabaja, desde hace un año se distribuye la Asignación Universal por Hijo, la movilidad jubilatoria está garantizada por ley y en el 2010 tuvieron aumentos del 26,2 % , más que varios convenios colectivos de trabajo, convenios que por otro lado son la mejor forma de combatir la inflación y recomponer el poder adquisitivo.

Las señales del Gobierno a los empresarios ha sido y es clara: no dejaremos caer la demanda. Muchos empresarios en vez de incrementar sus inversiones en función de ello aumentan desmedidamente los precios aprovechando su posición concentrada. Esa es la inflación, la respuesta antisocial de los empresarios que quieren beneficiarse sin realizar las inversiones ante un mercado que crece.

El Indec puede medir bien o mal la inflación, pero no la produce, la inflación es la suba generalizada de los precios y eso es responsabilidad exclusiva de los empresarios concentrados, tanto de la industria como del campo, de los servicios en especial de comercialización.
Ahora resulta que son los sectores afines a quienes producen los incrementos de precios los que están ¨preocupados¨ por la inflación. Lágrimas de cocodrilo. Lo que realmente están proponiendo quienes agitan el fantasma de la inflación es la eliminación de las convenciones colectivas de trabajo, o una seria limitación al poder de negociación de los trabajadores, ese es el verdadero objetivo tras la ¨preocupación por la inflación¨

Ante eso decimos claramente: si el ¨remedio¨a la inflación es la restricción de las negociaciones salariales y el enfriamiento de la economía como medio de disciplinar al sector trabajador, es preferible pagar el precio de la inflación para mantener alta la actividad, reducir la desocupación que cayó dos puntos en el último año, y reducir con ello la marginalidad y la exclusión que son lacras infinitamente más perniciosas que una moderada inflación. Ello no quiere decir que las autoridades no redoblen sus esfuerzos para limitar los excesos en los aumentos de precios, pero las ¨soluciones¨al problema de incremento de precios no pueden venir del congelamiento salarial y el enfriamiento de la economía.

Con negociaciones colectivas en el sector formal y con reducción significativa de la tasa de desocupación (ha bajado al 7,2 % en el tercer trimestre) los asalariados tanto formales como informales no han perdido participación ante el aumento de precios, y el resto de los que reciben remuneración fija (jubilados e Asignación Universal) tienen reajustes por ley que nunca antes habían tenido. La inflación es un tema muy enervante para quien tiene que hacer sus compras todos los días, pero las armas para combatirla funcionan y a pesar de los indecibles inconvenientes que ella produce no hay caída de la demanda popular por motivos de la inflación. Si por un lado los alimentos subieron desmedidamente, nadie dice que la electricidad, el gas y el transporte público no suben sus valores desde 2002 y que son parte importante del gasto detrás de los alimentos.

Más aún, la Argentina creció durante muchos períodos de su historia con tasas de inflación del orden del 20 al 30 % anual, con la diferencia que esta inflación no está provocada por el déficit fiscal que practicamente desapareció desde 2003, sino por una demanda deliberadamente impulsada por la política económica como la vía más rápida para reducir las lacras sociales de la desocupacion, la pobreza y la exclusión.
No existe, por lo tanto, al no haber déficit fiscal ni ¨maquinita¨del Banco Central para cubrir los agujeros, la posibilidad que se espiralice la inflación hasta llegar a los límites intolerables de las hiperinflaciones que azotaron a Alfonsín (1989) y Menem (1990). Son sus herederos políticos panradicales y federales son los que hoy se dicen preocupados por el problema pero sus ¨soluciones¨ fueron y volverían a ser peor remedio que la enfermedad.

* Integrante de la Comisión de Economía de Carta Abierta

Siempre pensé que cuando se habla de inflación lo que se pretende es que se corten las negociaciones paritarias y como siempre se hizo en este país en toda su historia congelar los salarios mientras los precios jamas en la historia se congelaron , incluso en la convertibilidad los salarios quedaron congelados mientras los precios siguieron aumentando siendo en el periodo 1992 - 2000 la inflación acumulada del orden del 30% con salarios congelados y con paritarias solo para quitar derechos y conquistas gremiales históricas para así aumentar la renta del capital logrando mayor explotación de la fuerza de trabajo . De hecho me sorprendí durante los festejos del Bicentenario cuando ingresé al Stand del ministerio de trabajo y leí que este período histórico que vivimos desde la asunción de Néstor Kirchner el 25 de mayo de 2003 , a partir de la reactivación de las negociaciones paritarias que continúa hoy bajo la presidencia de Cristina , es el período de negociación paritaria mas largo de nuestra historia bicentenaria . Realmente me pareció muy terrible que el mayor período histórico de paritarias libres sea de apenas 7 años .

Es por eso que creo indispensable defender a capa y espada la continuación de las paritarias que hoy además de los incrementos salariales están permitiendo lentamente la recuperación de los derechos , que nos habían quitado en el menemismo con la complicidad de muchos sindicalistas Gordos y que aun pretendieron profundizar De la Rúa , Machinea y Cavallo al servicio de las corporaciones y de los empresarios y en guerra abierta contra la clase obrera que terminó en la Banelco para ir en contra de la ultra-actividad y lograr así la precarización total de los trabajadores , que por suerte termino en el 2001 luego de los asesinatos delaruistas de los que manifestaban/mos por el fin de esas nefastas políticas y el cambio de políticas .

Recuerdo en el Foro de Economía de Carta Abierta que Héctor Valle haciendo un análisis análogo postulaba que si los privados con las señales que tienen de una demanda creciente no hacen las inversiones suficientes para atender esa demanda , quien tendría que hacerlas era el estado argentino , y no solo a través de la inversión pública habitual sino también participando de la producción en competencia directa con los privados .

2 comentarios:

Daniel dijo...

De acuerdo, desde ya.
Solo que no es fácil lo de la participación del Estado. Por ejemplo en la ex-Masuh no anda en ese sentido. Ledesma y Celulosa siguen manejando los precios como queiren. No deja de ser complicado el tema.

Javier dijo...

Se Unfor que no es facil hoy la participacion del estado en la economia real , porque el estado se estarecien recinstruyendo mas lentamente de lo que a mi me gustaria pero si no es el estado es que vuelva a planear como desarrollar nuestra industria pesada nunca podremos ser desrarolladops y dejjar de depnder de los recusrsos naturales que son pan para hoy y hambre para mañana

Un abrazo

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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