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lunes, 27 de diciembre de 2010

El orden a cualquier precio

Los medios y su mensaje del “caos”




Hay que entender que el proceso ininterrumpido del producto bruto interno en los sucesivos gobiernos kirchneristas no ha podido, más allá de sus avances en el campo social, extender los niveles de bienestar esenciales a una fracción importante de excluidos.

Ayer no me gustó nada cuando Hugo Moyano en BDL con Victor Hugo Morales dijo "sabemos que hay todavía mucho trabajo en negro , pero eso no es culpa nuestra " si obviamente no es culpa de Moyano , pero si es culpa de la CGT de los traidores gordos impresentables que dirigieron la CGT los últimos 25 años y que están aún en la mayor parte de los gremios
( Cavallieri , Daer , Pedraza , Martinez , Barrionuevo ) y la responsabilidad de luchar por todos los trabajadores para eliminar el trabajo en negro debería ser una de las batallas principales de la clase obrera , la respuesta de Moyano me sonó corporativa , no es su culpa si tuvimos dirigentes gremiales traidores e impresentables que permitieron semejante injusticia , pero que hacemos para cambiar esa realidad ? Esperamos una muerte como la de Mariano Ferreyra ?

A partir de los sucesos del Parque Indoamericano y la extensión del fenómeno de ocupaciones de tierra en diversas localidades del Conurbano Bonaerense, el clima social se ha alterado y la agenda mediática de la prensa conservadora refuerza el mensaje del caos, instalando el viejo discurso del orden a cualquier precio.
Acorde con la complejidad propia de las sociedades contemporáneas, las causas de este preocupante clima social son de diversa naturaleza. Un elemento esencial es entender que el proceso ininterrumpido del Producto Bruto Interno, iniciado a partir del año 2003 en los sucesivos gobiernos kirchneristas no ha podido, más alla de sus avances significativos en el campo social, extender los niveles de bienestar esenciales a una fracción importante de excluidos y precarizados herederos de décadas de neoliberalismo salvaje y destrucción del aparato productivo.

La batalla contra la inequidad, decidida por el Estado en los últimos años, tiene un largo camino por recorrer. Las profundas asimetrías estructurales y la desigualdad entre las clases sociales que más acumularon y el universo de olvidados por las lógicas de mercado constituyen un escenario de potencial conflictividad, en una coyuntura de crecimiento económico con un proceso abierto de distribución inconclusa, utilizada por los eternos fogoneros de la inestabilidad, que desde posiciones retrógradas pretenden instalar en el imaginario del ciudadano medio la imperiosa necesidad de la mano dura como única forma de eliminación del conflicto social.

Esos recurrentes “pilotos de tormenta” que en su eterno retorno buscan, sostenidos por el discurso de los medios tradicionales, constituirse en una suerte de salvadores de la patria, incentivan, a través de sus punteros territoriales, operaciones desestabilizadoras que se montan en el malestar puntual de algunos sectores, ya sea por el déficit habitacional, la precarización laboral preexistente, o determinadas demandas de los movimientos sociales, exacerbadas en particular para las Fiestas de fin de año. Esta caldera en ebullición se transforma en estallidos de violencia de pobres contra pobres, que más que solucionar demandas insatisfechas ayudan a potenciar el discurso del orden represivo como la forma idónea de poner en caja a los “fascinerosos” de siempre.

Los disturbios ocurridos en la estación Constitución, originados por el corte de vías efectuado por manifestantes de izquierda en Avellaneda, se combinó con el hartazgo de los usuarios, de regreso de sus trabajos en una de las jornadas más calurosas del año, generando un cóctel explosivo que encendió la mecha del todos contra todos.
A días de los sucesos de Villa Soldati, y de la resolución pacífica de la masiva ocupación, el discurso del orden y el debate sobre la prohibición de armamento de las fuerzas policiales en el control de manifestaciones copó la escena política, instalándose como el principal eje de campaña de la alicaída oposición, que al fin encuentra un punto de conexión que le permita capitalizar en términos políticos el humor del ciudadano de a pie.


Este fenómeno tan particular de enfrentamiento en el interior de las clases subalternas no es un hecho exclusivo del presente argentino. A lo largo de la historia social del siglo XX, es amplia la bibliografía que cita acontecimientos de los más diversos en este sentido. Robert Castel, uno de los especialistas más destacados en la historia del movimiento obrero, remarca la profunda oposición en la Francia gobernada por el Frente Popular –a mediados de la década de 1930– de las clases propietarias e inclusive de los trabajadores independientes y pequeños comerciantes, a la instauración de las vacaciones pagas a los obreros industriales.

Esta reivindicación, en la actualidad naturalizada socialmente, fue vista por las clases medias en aquellos tiempos como una medida que confrontaba con la tradicional cultura del trabajo, acusando a la misma de propender a la holgazanería de los sectores populares, y objetando dicha resolución estatal por considerarla extremadamente radical e igualitarista.

En el primer peronismo, una reacción del mismo carácter fue el rechazo de las clases privilegiadas, y su influencia en el sentido común de los asalariados de cuello y corbata, ante la adjudicación de viviendas populares a millares de obreros de baja calificación profesional. Acusando a la medida gubernamental como “demagógica y clientelar”. Minimizando el profundo contenido democrático y social de la iniciativa. Marcando por generaciones en el imaginario clase-mediero la imagen de los “asaditos avivados con brasas provenientes de las maderas del parquet”, como forma de bastardear la legítima extensión de los derechos de ciudadanía a los ancestrales excluidos por décadas de conservadurismo.
Es preciso entender y profundizar el análisis sobre este fenómeno de competitividad negativa, propio de la llamada condición salarial, de los diversos y disímiles estratos que constituyen la naturaleza de la “constelación salarial” contemporánea, donde cada categoría laboral aspira a diferenciarse de la inmediata inferior y en oposición identificarse con el estrato superior. Es el primer paso para poder intentar generar espacios de articulación social, que morigeren la competitividad despiadada, propia del capitalismo de consumo y su talante discriminador.

Seguramente el año próximo estará atravesado por acontecimientos que, de diferente forma, expresarán este cóctel explosivo de necesidades insatisfechas, operaciones desestabilizadoras y manipulaciones mediáticas, que en la recta final del proceso electoral, intentarán cristalizar un clima de caos y descontrol como forma de eclipsar, de cara a los potenciales votantes, los logros económicos y el inusitado crecimiento de las principales variables de la economía. Otra vez el discurso contra el caos será el caballito de batalla del partido del orden, cueste lo que cueste y caiga quien caiga. En ese escenario, la funcionalidad de las demandas desmedidas, fogoneadas desde los lugares más diversos, darán oxígeno al intento de restauración del ideario noventista como forma de abortar el avance social –aunque insuficiente– de los últimos ocho años. No advertir esta posibilidad es minimizar el poder de fuego de las fuerzas de la reacción y seguir apostantdo al todo o nada como estrategia de un supuesto ideario de transformación. Las asignaturas pendientes del proceso abierto en mayo de 2003 siguen siendo innumerables, pero la minimización de los logros de este modelo por los sectores más radicalizados puede ayudar a la agudización de antagonismos en el interior de las clases subalternas, convirtiéndose objetivamente en funcionales a la restauración neoliberal.

Fuente:Tiempo Argentino

2 comentarios:

Daniel dijo...

"pero que hacemos para cambiar esa realidad ?"

Lo que hacemos toda la vida. Insistir, romper las pelotas. Difundir los reclamos.

Javier dijo...

Y supongo que s lo que podemos hacer , pelear por una mayor intervebncion del estado porque el sistema injusto no atiende a todos y mas si venis de decadas de desantencion de las demandas y necesidades populares . Si despues de 8 años de crecimiento historico no permitieron bajar el empleo en negro mas es que hay que hacer mas , mas presion , mas poder de policia , utilizacion de la AUH para identoficar a los empleadores que negrean , mayor incvolucramiento de los sindicatos , en ese aspecto la CTA siempre previó la inegración de los sectores a los que la CGT nunca llego como los movimientos sociales . Pero si generas la mayor construccion de viviendas de los ultimos 30 años y seguis en altísimo deficit habitacional porque durante 30 años nadie hizo nda , que podes hacer? POrque luego si se montan para pegar en las necesidades reales a las que no se llego y lo peor es el riezgo de retroceder cuando todavía falta avanzar tanto .

Un abrazo

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Politica Obrera