Un coto a los desmanes

Primarias abiertas

Por Alberto Dearriba
Periodista.

Las internas partidarias convocan no pocas veces a miles de clientes, en tanto que a las primarias abiertas y obligatorias marcharán millones de ciudadanos.

Tras la ronda de diálogo político desarrollada en la Casa Rosada después de la derrota electoral del oficialismo en los comicios de 2008, el gobierno envió al Parlamento un proyecto de ley de reforma electoral que centralmente obliga a que los candidatos presidenciales de los distintos partidos surjan de primarias abiertas, simultáneas y obligatorias que se realizarán por primera vez el 14 de agosto próximo.

La norma prohíbe además la participación electoral de personas que hayan cometido delitos de lesa humanidad, reparte la mitad de los recursos de campaña entre todos los partidos y la otra mitad de acuerdo a los votos, distribuye los espacios en los medios electrónicos con el mismo criterio y exige una cantidad mínima de afiliados equivalente al cuatro por mil del padrón.

Para el gobierno, la ley es un avance en la calidad institucional;( El sistema s eviene aplicando hace años en Uruguay y luego lo adopto tamboien la provincia de Santa Fé cuando derogaron la nefasta ley de Lemas, algo que tambien habían copiado de Uriguay , sistema que tantas distorsiones traía a la democracia) para radicales y peronistas disidentes, “un traje a la medida para Néstor Kirchner”; y para la izquierda es un intento de fortalecer el bipartidismo, patentizado en las exigencias impuestas a las fuerzas pequeñas.

Todos los críticos tienen algo de razón. Pero cualquier intento de dotar de transparencia el proceso de selección de postulantes presidenciales debe dejar atrás las roscas de cúpulas y las internas amañadas. Y es insostenible que haya tantas diferencias políticas en la Argentina como para que existan 700 partidos políticos, según surge de los últimos comicios. ( unos 650 son Pymes electorales )
Seguramente existen otros cambios a realizar en el sistema electoral, pero por algo se empieza. Durante el trámite parlamentario, el oficialismo aceptó 50 modificaciones al texto original de 110 artículos y consiguió sancionar la ley a sólo ocho días de perder la hegemonía en el Congreso. La Cámara Baja la aprobó por 136 votos a 49, y el Senado por 42 a 24.

Pese a la holgada sanción, las airadas críticas opositoras no cesaron en aquellos días previos a la constitución del Grupo A y se redoblaron cuando la presidenta vetó dos artículos que postergaban, para después de las elecciones de 2011, exigencias de difícil cumplimiento para los partidos chicos.

Con todo, parece realmente un avance institucional que los candidatos presidenciales de los distintos partidos surjan de elecciones obligatorias y simultáneas en las que puede participar toda la ciudadanía, lo cual garantiza una transparencia que nunca fue característica de las internas partidarias.

La derecha peronista puso el grito en el cielo porque ningún candidato se sentía con la fuerza suficiente para vencer en internas obligatorias a Néstor Kirchner entonces, ni a Cristina Fernández hoy. También irritó al peronismo disidente la obligatoriedad de anunciar las alianzas con antelación, lo cual reduce la posibilidad de estafa al ciudadano que vota por izquierda a un candidato que realiza luego alianzas por derecha.
Como la ley establece que un perdedor de la interna abierta no puede participar luego en las elecciones nacionales, los caudillos peronistas acordaron marchar por fuera del Partido Justicialista y del Frente para la Victoria.( El mayor logro para mi de Nestor Kirchner y Cristina Fernandez es que esa gente de mierda se haya ido del PJ , lo preocupante ahora es que alguno pretende volver porque se murió Nestor) Pero Eduardo Duhalde y Alberto Rodríguez Saá empujan una compulsa previa a las primarias obligatorias y abiertas para definir al candidato de ese espacio. Felipe Solá sospechó que el aparato duhaldista le quería meter las manos en los bolsillos –o en los padrones– y expresó rápidamente su oposición, en tanto el chubutense Das Neves plantea como variante que se realicen internas regionales escalonadas, a la manera de las que se hacen en los Estados Unidos.

Algo parecido ocurre en el radicalismo, ya que mientras Ricardo Alfonsín y el nuevo líder emergente, Ernesto Sanz, quieren una interna partidaria en abril o mayo, Julio Cobos anticipó que si no vuelve a dedicarse a la ingeniería sólo aceptaría competir en las internas abiertas obligatorias de agosto. ( Debemos admitir que e slo correcto lo que dice Cobos . El puede ganar las internas el 24 de agosto y ser el candidato de la UCR sin participar de esa interna trucha de los otros 2 candidatos . Lo que e sun vergüenza es que Cobos sea hoy el traidor vicepresidente de la Nación y se candidatee como candidato de la oposicion sin renunciar a sus cargo )

Cobos tiene contradicciones debido a su esquizofrénica situación institucional. Sin ir más lejos, hoy está a cargo del Poder Ejecutivo a raíz del viaje al exterior de la presidenta y es a la vez opositor del gobierno. La sucesión de errores que cometió desde aquella madrugada célebre lo convirtieron en el político que más capital dilapidó en el último año. Primero resignó espacios frente a Alfonsín, y ahora ante Sanz, que llegó a birlarle caudillos provinciales. Pero el vice opositor tiene en cambio algo claro: cuenta con mayor apoyo entre los independientes que entre sus correligionarios, por lo que sabe que le quedan más cómodas las primarias que una interna partidaria.

Pero el partido se encamina en sentido contrario a los deseos del alicaído vicepresidente en ejercicio de la presidencia de la Nación. No pocos radicales creen que esperar a las elecciones primarias que se realizarán dos meses antes de la elección nacional es dar demasiada ventaja. Por otra parte, los socios del radicalismo –el GEN y los socialistas– demandan una definición para plantear la fórmula presidencial del Acuerdo Cívico y Social.

Tanto en la derecha peronista como en la (derechista)UCR saben que si aguardan hasta la consagración oficial del candidato tras las internas abiertas obligatorias, se pasarían siete meses lidiando con adversarios internos y sólo tendrían dos meses para discutirle exclusivamente la primacía a Cristina Fernández durante la campaña por la elección general. En cambio, la presidenta continúa con su tarea, ya que para el gobierno la campaña es en verdad ponerle el moño a una buena gestión. Por eso radicales y peronistas de derecha intentan ganar tiempo con una interna partidaria. Pero el desacuerdo de Solá y Cobos les plantea un problema, ya que ambos podrían presentarse después a la elección obligatoria por ley.

En este marco –y con la ley aún no reglamentada– los jueces Manuel Blanco y María Romilda Servini de Cubría salieron a plantear que el tiempo para insertar en los padrones las últimas novedades es insuficiente, tanto como el existente entre la realización de la interna y la general. Todas las fuerzas opositoras se colgaron de estos reclamos para solicitar una suspensión de las internas abiertas, como ya ocurrió en 2002, porque alegan que la ley es “de cumplimiento imposible”. Pero el ministro Florencio Randazzo ratificó, sin dudas, que las primarias se harán el segundo domingo de agosto. Sólo una jugada de la justicia que declare a la norma de cumplimiento imposible puede detener el proceso. Eso es lo que esperan muchos dirigentes que no descartan una acción en el Parlamento apenas se inicien las sesiones el 1 de marzo, si el patio se complica.

Aunque no se entiende bien por qué, las internas abiertas ni siquiera les gustan a Mauricio Macri y Elisa Carrió, que no tendrían opositores internos. Está claro que hay postulantes que prefieren validarse en el más seguro ámbito partidario, antes que correr riesgos ante la sociedad. Allí pueden hasta dibujar por acuerdo el resultado de una elección. Los caudillos provinciales de los grandes partidos solían “volcar” totalmente los padrones con impunidad. Y hasta se lograban acuerdos pampas para aumentar el total de los participantes, con la idea de que el partido y el candidato triunfador obtuvieran mayor legitimación tras la interna. Puede ser que, como dice Servini de Cubría, no se llegue a depurar totalmente el padrón nacional para primarias de agosto. Tal vez no estén registrados todos los cambios de domicilio o los nuevos DNI. Pero ese listado siempre resultará más confiables en manos de la justicia electoral que en los recoletos ámbitos partidarios. Las internas partidarias convocan no pocas veces a miles de clientes, en tanto que a las primarias abiertas y obligatorias marcharán millones de ciudadanos.

Fuente :Tiempo Argentino