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martes, 29 de marzo de 2011

Estridente sonó ( el Clarinete sonó para mi muy desafinado junto a una opo de 4ta a su servicio )

El conflicto gremial en Clarín


Por Eduardo Anguita Director de Miradas al Sur.

Cuando las propaladoras del Grupo Clarín hablan de que les coartaron la libertad de expresión parecen olvidarse de que Telesur no está en la grilla de los canales de Cablevisión tal como lo fijó la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual. Tampoco está CN23. Tampoco está Paka Paka.

Las empresas del Grupo Clarín son enemigas confesas de la organización gremial de los trabajadores. En el caso de la planta donde se imprimen Clarín y Olé, entre otros medios gráficos del grupo, hubo diez delegados del gremio gráfico despedidos arbitrariamente. Cinco de ellos fueron echados en 2004 pese a los fueros gremiales que impiden su separación del trabajo. La empresa Artes Gráficas Rioplatenses (AGR) incumplió todos los fallos de la justicia laboral que ordenaba su reincorporación. En diciembre pasado, AGR despidió a otros cinco delegados gráficos. Como respuesta, durante diciembre y enero, los despedidos y sus familias se plantaron en la puerta de la planta impresora de la calle Zepita, en el barrio porteño de Barracas, e impidieron la salida de los diarios durante algunas horas. En esas tres oportunidades, los piquetes contaron con la solidaridad de diversas organizaciones sindicales y agrupaciones sociales. Pese a la negativa de la empresa a dar una solución, fue levantado el virtual bloqueo de la salida de los camiones. En enero, con la participación de la Federación Gráfica Bonaerense dirigida por Raimundo Ongaro y de delegados del Ministerio de Trabajo, AGR impidió la realización de elección de delegados gremiales en la empresa. En todas estas situaciones, los delegados del Grupo Clarín, ultrajados por la empresa, mostraron la persistencia y la valentía que se requiere al enfrentar un poder tan desigual. A su vez, la justeza de sus reclamos les permitió cosechar simpatías y apoyos diversos. La persistencia de los cesanteados, más el apoyo de la Federación Gráfica y el Ministerio de Trabajo, permitió un cambio importante: el 9 de marzo, estos trabajadores fueron reincorporados.
¿Qué pasó el sábado por la noche en la planta de Zepita? Tal como sucedió en enero, se instalaron una cantidad de familiares y compañeros de los delegados ahora reincorporados. Ellos dejaron constancia de que en esos 18 días desde su reincorporación sufrieron diversas presiones y castigos. Por ejemplo, que no los dejan hacer horas extras y que mientras desempeñan sus tareas son vigilados y seguidos por personal de seguridad (“patovicas”). A diferencia de las veces anteriores, el grupo de personas instalado en la puerta de la imprenta no permitió que salieran los camiones con los diarios. Se trataba de la edición dominical, que duplica en ventas la de los días de semana.
El vendaval que es público y notorio hizo que buena parte del establishment periodístico y la dirigencia opositora acompañara en la victimización planteada por el grupo empresario de Héctor Magnetto. Aclarada –desde el punto de vista de quien escribe estas líneas– la justeza indiscutida de los reclamos, cabe ahora preguntarse si la medida tomada guarda proporciones con el reclamo y, además, si suma a una democratización tanto de los derechos laborales como de la comunicación.

“UN PACTO CON RENDO”. Ayer a las 7:30 entrevisté en el programa Hoy más que nunca (Radio Nacional, AM 870) a Cristian Quiroz, uno de los delegados que vivieron durante años esta persecución. Le aclaré de entrada que, a mi juicio, la medida “no sumaba”, por decirlo gráficamente. Quiroz dijo que ellos habían decidido evitar que salieran los camiones motivados por el reclamo gremial y que “el tema de la libertad de expresión” no era algo que les competiera. ( El diario salio por la web igual , yo no veo que se haya censurado nada , cualquiera podria ler ese pasquin de bajísima calidad y credibilidad en su portal y pagando $2 en un ciber que sale mas barato que el diario en papel yo creo en plena desaparición en un par de décadas ) Casi de inmediato dijo que había complicidad del sindicato (La Federación Gráfica Bonaerense; es decir, Raimundo Ongaro), el Ministerio de Trabajo (es decir, Carlos Tomada) y (Jorge) Rendo (es decir, el director de Relaciones Institucionales de Clarín). Sonaba tan desmesurada la afirmación que me corrí un poco del lugar de entrevistador para poner a consideración de Quiroz la trayectoria de Ongaro y también la de Tomada. En un tono muy sereno, reconoció la trayectoria de quien fuera secretario general de la CGT de los Argentinos y aclaró que “Carlos (Tomada) era un buen ministro”.

Unos pocos minutos después, Tomada salió al aire sin tener conocimiento de la desafortunada y temeraria afirmación de Quiroz. Tampoco, desde ya, de la pequeña enmienda final. Cuando le relaté al ministro la supuesta componenda, su tono de voz anticipaba sus palabras: “Estoy sorprendido, indignado… pero sobre todo dolido.” Aclaró que no sólo por su voluntad sino por instrucción de la presidenta, iba a hacer todo lo que estuviera a su alcance para buscar solución al conflicto.
Al rato fueron citadas las partes a una reunión en el Ministerio de Trabajo. A las 15:30 se presentaron ocho delegados de los trabajadores y también un representante legal por AGR. Por el ministerio estaba Álvaro Ruiz, subsecretario de Trabajo de la Nación, quien en su momento fue quien encabezó tanto la reincorporación de los delegados como las multas fijadas por la cartera laboral contra AGR. Es decir, alguien que, en principio, debía dar tranquilidad a las partes, particularmente a los delegados. Sin embargo, con el argumento de que no se había hecho presente el gerente general de AGR, Raúl Scialava, los delegados y su abogado dejaron constancia de que no avanzarían en la reunión, y se retiraron. Por su parte, el abogado de la empresa argumentó que Scialava estaba de viaje y que regresaría hoy. Así las cosas, el encargado del ministerio decidió fijar un cuarto intermedio y citó a las partes para mañana miércoles a las 15:30.

Este grupo de delegados, a quienes les asisten todos los derechos –y también todas las obligaciones–, no dejó asentado en el ministerio las denuncias que hizo ante la prensa respecto, por ejemplo, de la presencia de patovicas o de las molestias que les producen los directivos de la empresa para poder desarrollar sus tareas gremiales. El tema no es menor: una inspección laboral para corroborar irregularidades –en este caso de orden sindical– debe hacerse con la sorpresa del caso. Y para eso, hay pasos que son conocidos por quienes llevan adelante militancia sindical. Quien escribe estas líneas no conoce a fondo este conflicto y en consecuencia no tiene elementos para abrir juicios de valor. Pero, por la estridencia que tomó esto (es la primera vez que se impide la llegada a los canillitas de una edición de un diario, al menos desde diciembre de 1983), parece imprescindible abrir un debate que contemple no sólo la raíz original de una protesta sino la oportunidad, el estilo y los objetivos que se plantean.

Cuando las propaladoras del Grupo Clarín hablan de que les coartaron la libertad de expresión parecen olvidarse de que Telesur no está en la grilla de los canales de Cablevisión tal como lo fijó la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual. Tampoco está CN23. Tampoco está Paka Paka. Los niveles de arbitrariedad de Clarín como empresa dañan a los delegados en conflicto, pero también a los millones de abonados a su proveedora de cable. Hace algunos años que comenzó a desnudarse la forma en que hacen política y construyen poder los principales accionistas de Clarín. Parece una lucha destinada a dejar muchas enseñanzas culturales a la sociedad argentina. Sería muy bueno que quienes pelean desde dentro mismo de ese grupo tengan, a cada paso, el sentimiento de compromiso a un proceso plural y complejo. Con las diversidades de intereses, con las diversidades de puntos de vista, pero sin perder el sentido colectivo ( La batalla, cultural la ganamos todos juntos o la ganan las corporaciones que siempre que venín gobernando este país desde hace 50 años y que nadie osaba enfrentar hasta la llegada de Nestor )

Fuente :Tiempo Argentino

1 comentario:

Daniel dijo...

Fijate que hasta en un punto, la comisión de AGR está enfrentada a Tomada. Nada, Clarin y los demás van a seguir tirando mierda a carretillas.
Par mi, ya está. No se puede pretender frenar algo que igual va a pasar (como ésta lucha de los trabajadores). Porque se daña la imagen del Gobierno... hay que poner el pecho y dar (como decía Néstor) todas las batallas.

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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