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lunes, 30 de mayo de 2011

La crisis de dirección de la oposición no conmueve a nadie




Lo más parecido a la inquietud pasa por que Cristina Fernández no acepte ser reelegida, y recorre transversalmente el arco parlamentario.

La tensión dramática, con su carga de emoción enancada en la dificultad para palpitar un resultado, no recorre la escena política. El oficialismo es número puesto; la crisis de dirección de la oposición no conmueve a nadie. Lo más parecido a la inquietud pasa por que Cristina Fernández no acepte ser reelegida, y recorre transversalmente el arco parlamentario, que reconoció no tener plan b para el tema. Eso no está en el libreto de nadie, tiene una extraña virtud: constata la fragilidad del orden político realmente existente. Esa es la abrumadora sombra de 2001: la presidente no es un elemento más, si se corre el vacío queda a la vista. Ese “hecho” perturba, permite observar la tierra calcinada de la política. No está ni bien ni mal, y por cierto, nadie lo ignora.

Mientras tanto, los diferendos al interior de tolderías que parecían razonablemente ensambladas muestran la marcha de la crisis. Avancemos con cautela.

El desaparecido Peronismo Federal –compuesto altamente inestable que tiende a la infinita fragmentación– dependió de las relaciones del gobierno con la base social que libró la batalla campera: los productores pampeanos. La lluvia de dólares que Mercedes Marcó del Pont recibiera durante todo mayo –con un pico récord el viernes 27 de 275 millones comprados en un solo día– muestra que los productores nadan en dinero. Otra constatación: el valor de la hectárea. Un trabajo de la Bolsa de Cereales de Rosario informa que el precio de la tierra registró un incremento del 375% a lo largo de los últimos diez años. El valor promedio de la hectárea en el núcleo de la antigua zona maicera (nordeste de Buenos Aires, sur de Santa Fe, sudeste de Córdoba y parte de La Pampa), pasó de 4000 dólares en el 2000 a 15 mil este año. El registro supera los máximos de la década de 1990 –con dólar barato– y es el más elevado de toda la serie histórica.

Dicho con sencillez: la posibilidad del Peronismo Federal dependió de la persistencia del enfrentamiento entre esos productores y el gobierno nacional. Si la tensión no se mantuvo, y ese es el caso, los intendentes dispuestos a poner una ficha en la construcción del doctor Eduardo Duhalde tienden a desaparecer. Quedó una masa de votantes residuales, impactados por los disvalores que sostuvieron el enfrentamiento (ningún interés es superior al mío, y el que me toca el bolsillo es un ladrón), que conservaron la misma opinión, porque no recibieron ninguna lluvia de dólares; pero como los argumentos no fueron retroalimentados –sus destinatarios reales ya miraban en otra dirección–nadie puede saber cuándo terminarán licuándose. Y esos son los votantes que Francisco de Narváez contabiliza como propios. Esa avenida está cerrada, o apenas entreabierta, y esto explica más sobre el destino de los federales que los evidentes “errores” de construcción de su muy inestable directiva nacional.

El mismo problema atraviesa las alicaídas huestes de la Unión Cívica Radical; al menos, en la provincia de Buenos Aires. Los vasos comunicantes entre el sistema de cuadros que ayudara a pergeñar Raúl Alfonsín y el que usufructuó el duhaldismo funcionan con cierta elasticidad. Un nombre sintoniza esa comunión: Roberto Lavagna. Importante funcionario de Alfonsín, ministro clave de Duhalde y Néstor Kirchner, candidato presidencial de la UCR en el 2007 (cuando el radicalismo no lograba parir candidato propio), sintetiza un programa económico implícito: un sistema de paridades cambiarias relativamente rígidas para garantizar las exportaciones agrarias, y punto. Ese programa conservador –en sentido filológico y político– no se propone modificar mucho. Una especie de Convertibilidad sin suicidio, sin explosión, o en todo caso, una Convertibilidad que ajusta los ingresos de los sectores populares según la marcha del precio de los commodities en el mercado mundial.

Ese programa tiene muy poca tracción electoral, ya que sus beneficiarios no logran distinguirlo del planteo oficial, y sus víctimas potenciales lo distinguen perfectamente de la política que implementa la Casa Rosada. Tal es así, que el dilema de no pocos intendentes radicales bonaerenses pasa por K, no K. Intendentes que hayan ido en una u otra dirección no faltan, y los que han ido y han vuelto, tampoco. Si algo representó mal precisamente Julio Cobos fue esa compleja calle de doble mano. Ahora, creer que esa lógica posicional ha concluido, equivale a no tener contactos sociales con la Pampa Húmeda. Los intendentes votan con los pies, es decir, acompañan a sus votantes para no quedar descolocados.

En medio de ese dinámico tembladeral, Alfonsín tuvo que elegir entre los principios que organizaron su discurso –una suerte de progresismo tenue, que no se planta frente al gobierno como si fuera el peor enemigo– y la unidad de la dirección radical. Para digerir a Cobos y Ernesto Sanz, para alinearlos detrás de su candidatura, se vio obligado a virar. Y si bien no asumió discursivamente el viraje –no dice nada demasiado distinto de lo que dijo – la política de alianzas presuntamente eficaces expresa el cambio. Pero como los que debiera encontrar en el cruce, ya marcharon en otra dirección –por lo general en 4X4 cero kilómetro- descubre que cada voto que gana deja pasar, en el mejor de los casos, otro. Ese sistema de suma cero no le permitió despegar, y puso en crisis su relación con el socialismo de Santa Fe.

Una pregunta resulta inevitable: ¿Alfonsín podía ignorar la naturaleza de un vínculo de tan larga data, habida cuenta que arranca de las relaciones entre el Movimiento Nacional Reformista (MNR) y Franja Morada en los ’70?

Respuesta: No.

¿Entonces? Hay un elemento ambiguo en el “acuerdo”: el comportamiento electoral del radicalismo de Santa Fe. El triunfo de Hermes Binner dependió de ese respaldo, y lo obtuvo. En la interna socialista, que acaba de concluir, el “segundo” fue el candidato radical. De modo que los votos de esa procedencia, aunque estén referenciados en el partido socialista, todavía resultan diferenciables. Si Binner rompe de mala manera con Alfonsín, arriesga la conservación del territorio; Agustín Rossi le viene pisando los talones y… con ese miedito juega Alfonsín.

A mi ver es una cuenta mal hecha. Primero, si algo no está en condiciones de regular la UCR es el comportamiento de sus votantes, cuando no puede asegurar que los intendentes propios lo sigan siendo. Y segundo, la polarización de la elección provincial no deja demasiado lugar para la puñalada trapera. ¿Quién puede imaginarse un tropel de votantes radicales pasándose a la huestes de Rossi para evitar el triunfo socialista? Yo no. Pero cuidado, esto transforma a Binner en el jefe de un partido de distrito, que puede rearticularse en un proyecto nacional, del que por ahora carece.

¿Y Mauricio Macri? No faltan los que sostienen que se trata de una vía muerta. Exageran. Mientras los votantes de ese perfil existan (clase media relativamente acomodada, cuyo desinterés por la política es manifiesta, salvo que se trate de un trabajo rentable, con una educación formal de baja calidad, y dinero en el bolsillo para pagar cuotas y más cuotas) la supervivencia de la corriente está asegurada. (seguramente sobreviva la derecha , la ilingueria porteña y el cipayaje de mierda que lamentablemente abarca mas de un tercio de los habitantes de la capital federal , pero no la supervivencia de Macri que yo creo que tras su derrota se va a esquiar a los alpes suizos o a las leñas y luego se queda a descansar en su mansión de barrio parque adonde llena de sombrillas amarillas alrededor de la pileta , yo creo que su vida politica termina ahi y ni a Boca vuelve )

Ahora bien, tiene que soportar el efecto demostración. Macri gobernó cuatro años. Para que lo reelijan es preciso que la mayoría crea que ese gobierno fue por lo menos razonable. Nadie insiste sobre el tópico, y la publicidad oficial menos que nadie. Además, los votantes deben creer que Daniel Filmus no lo puede hacer mejor. Si ambas asimetrías no se verifican, parte de los votantes de Macri emigrarán hacia nuevas tolderías; en caso contrario Mauricio, conservará su lugar.

Lo que no dice la nota es que el vacío existe porque se la pasa ghablando de las figuras afines al establishment pero aca la elección realñ es gopbierno vs corporacione sy no estos monigotes de baja calaña como Alfonsin , Macrio , Binner o Pino . El tema en la eleccion es Cristina vs Rocca(Betnaza) y Magnetto-Noble o Noble Magnetto , devuelvan a los nietos !!!!

Fuente :Tiempo Argentino

2 comentarios:

Daniel dijo...

Es muy bueno el análisis.

Javier dijo...

Gracias compañero Unfor . Horowicz en gral me gusta en sus analisis aunque a vece sno coincido porque aun en lo que el valora es bastante pesimista

un abrazo

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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