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lunes, 9 de mayo de 2011

Macri se descabalgó

En retroceso




Macri lucha por conservar un fragmento del capital político que amasó en 2007. Nadie ignora que ya no lo posee. Queda saber en cuánto se redujo, si el resto alcanza para seguir en la brecha, o si todo termina aquí.

Desde el momento en que Mauricio Macri se descabalgó, y aceptó que la montura presidencial le quedaba holgada, dejó en claro que lucha por conservar un fragmento del capital político que amasó en 2007. Nadie ignora que ya no lo posee, queda saber en cuánto se redujo, si el resto alcanza para seguir en la brecha, o si todo termina aquí. Mientras tanto, lucha por sobrevivir, esperando que los globos amarillos lo icen en las encuestas.

PRO no es un partido centenario como la UCR, no cuenta con militantes aguerridos como el oficialismo K, es un reagrupamiento construido con esquirlas de fuerzas del pasado y juventud clasemediera educada con los valores de los ’90, en universidades privadas y escuelas à la page. Con un dato adicional: el sistema de cuadros políticos viene del mundo gerencial, o de formaciones políticas tradicionales. Es decir, un compuesto altamente inestable que privilegia la eficacia y los resultados personales. Macri no lo ignora, sabe que dar vuelta la taba no es nada fácil, y que de eso se trata. Por eso una pregunta lo desvela: ¿si pierde las elecciones, se terminó todo?

La respuesta no es simple. Antes que nada lo obvio: la historia política argentina está llena de fuerzas que no soportaron reveses. Y esto está más allá incluso del signo político. Basta recordar a la UCEDE de Álvaro Alsogaray (derecha), al Partido Intransigente de Oscar Alende (izquierda), o el Frepaso (centroizquierda) del Chacho Álvarez, para no retroceder excesivamente en el tiempo. La UCEDE llegó a ganar centros de estudiantes, disputando palmo a palmo los universitarios capitalinos con la Franja Morada alfonsinista. El PI alcanzó el status de tercera fuerza, y antes de que Carlos Saúl Menem ganara la nominación presidencial del PJ, en los ’80, estuvo en condiciones de acordar con Antonio Cafiero una fórmula presidencial compartida. El Frepaso se constituyó desde la disidencia al menemismo, el grupo de los ocho, para terminar vertebrando un frente victorioso con la UCR.

Los tres lograron objetivos valiosos. Por eso, María Julia Alsogaray, dirigente conspicua de la UCEDE, disfrutó las mieles de la victoria, y no sólo impulsó y ejecutó buena parte de las privatizaciones de los ’90, sino que sostuvo la ensoñación de conformar, bajo la tutela de Menem, un movimiento histórico orientado desde el liberalismo: el cuarto peronismo Alineación al centrocomo programa explícito. Duró lo que un suspiro.

El PI, por su parte, se propuso mediar en el bipartidismo realmente existente y terminó licuado entre peronistas y radicales. Y Chacho alcanzó la vicepresidencia, para renunciar ante la crisis de las coimas en el Senado, y la compleja operación de ubicar a Domingo Cavallo en la poltrona del Ministerio de Economía de Fernando de la Rúa.

Los tres proyectos volcaron malamente, y sus cuadros se desparramaron en diversas direcciones. Menem todavía hoy es senador nacional, María Julia una ex convicta a la que pocos saludan, y Chacho Álvarez terminó siendo un oscuro funcionario K. ¿En ese espejo desagradable debe mirarse Mauricio Macri?

Imposible saberlo ya, pero el resultado electoral capitalino arrojará las primeras pistas.

La barahúnda mediática quitó de la tapa de los diarios, incluso de sus páginas interiores, la investigación judicial sobre la construcción de la Policía Metropolitana. La historia del “Fino” Palacios y las escuchas clandestinas no se nota, pero la trama sigue su curso y pocos dudan que a fin de año se conocerán novedades sustantivas. No es imprescindible ser un especialista en Derecho Penal para saber que lo único que Macri viene ganando es tiempo. Mauricio, con fueros o sin ellos, tiene que resolver un problema jurídico de primer orden, y la estrategia de victimizarse, si sirvió, hace mucho que no sirve. Pregunta de cajón: en qué se diferenciará el futuro escenario del otro, del que transcurriera durante 2010, cuando Mauricio todavía amenazaba con tirar a Néstor Kirchner por la ventanilla del tren.

La respuesta: si la derrota de Mauricio fuera apabullante, si no se tratara de un final con bandera verde, el peligro del desbande del PRO sería inminente. Y a muy pocos se les escapa que los jueces no son inmunes a los cambios en las relaciones de fuerza del tablero político, y los medios comerciales tampoco. No tienen amigos permanentes los medios, claro. Encima, Francisco de Narváez todavía no presentó factura por la ruptura, cosa que seguramente hará.

EL DILEMA DE RICARDITO.

Tras una interna sin demasiados sobresaltos -apenas tuvo que ganarle a Cleto Cobos en la provincia de Buenos Aires- Ricardo Alfonsín se alzó con el primer trofeo: la candidatura presidencial del radicalismo. En verdad no le ganó a nadie, no es su culpa, claro, porque Cobos más que un candidato era una suerte de producto residual de la Resolución 125, y Ernesto Sanz, heredero del otro Ernesto: Sanmartino, un antiperonista modelo 1945, de los que quedan pocos, nunca movió el amperímetro.

Eso si, Ricardito la tenía pensada y esperaba convencer al arisco electorado de sus bondades ejecutivas mediante la alianza con el socialismo de Santa Fe. Esperaba mostrar que las alforjas de la UCR no sólo están repletas de debacles (levantamientos carapintadas, saqueos de supermercados, hiperinflación, corralito y corralón, la masacre de Plaza de Mayo, etc.). También podía sumar las módicas exquisiteces de un gobierno provincial razonablemente ejecutado. La presencia de Hermes Binner tenía, todavía tiene, un objetivo adicional: darle a la UCR un perfil político suavemente progre, dado que la Alianza encabezada por De la Rúa quedó fijada como un gobierno brutal, ineficiente y ultraconservador. La tranquila presencia de tranquilos socialistas, al igual que los ecos de un apellido, servirían –al menos ese es el intento– para absorber tanto gol en contra.

Claro que el proceso de desguace del PRO, en la provincia de Buenos Aires, dejó al colorado De Narváez suelto, con un capital electoral más importante del que dispone la UCR en ese distrito. El colorado sabe que se trata de un electorado fuertemente anti K, al que le ofrece una referencia nacional. De Narváez no se hace ninguna clase de ilusión sobre la naturaleza de la UCR, en cambio Ricardito no puede dejar de soñar con la socialdemocracia española. ( si una verdadera cagada el PSOE español traidores de los trabahadores ajustadores neoliberales seriales al servicio del nefasto FMI y verdaderos hijos de puta como el nefasto Rodriguez Zapatero que exactamente la misma mierda que Rajoy) El sueño no le impide ver los numeritos de las encuestas, pero sus socios no lo miran del mismo modo. Margarita Stolbizer terminó mostrándose comprensiva, mientras Binner enseña los dientes. O va con ellos o va con De Narváez. La suerte parece echada: el comando radical perdió de vista la necesaria reconstrucción de su identidad, a cambio de las “efectividades conducentes”.

A mi modo de ver se trata de una cuenta mal hecha. Nadie cree que Alfonsín gane las elecciones de octubre, y el engorde de votos sólo reformula la lógica del Grupo A en el Congreso: amontonados pero de ningún modo juntos. Por eso, cuando se disipe la algarabía del cuarto oscuro, se verán los mismos rostros agotados, en un escenario político para el oficialismo más promisorio que el de 2007.



Fuente: Tiempo Argentino

5 comentarios:

Daniel dijo...

Estas cosas no tienen retorno. Más temprano que tarde, el macrismo muere (que vayan inventando otra).

Algún Peronista Q. dijo...

Muy bueno el artículo. Yo no doy por muerto a nadie. Primero tiene que perder Macri, sino, ésto no se termina.
Abrazo.

María de los Ángeles del Hoyo dijo...

Excelente análisis Javier!Es así, la historia política argentina está llena de fuerzas que no soportaron reveses y el Pro no es una excepción; el ejemplo del efímero 4º peronismo y la onda neoliberal. El escándalo del procesamiento de un jefe de gobierno, jamás se dimensionó como debía. Un beso

Ricardo dijo...

Muy bueno el artículo.

Y justo al final leo algo parecido a lo que charlábamos más temprano, respecto a la UCR "pejotizándose" (si querés en lugar de "peronizándose"):

"La suerte parece echada: el comando radical perdió de vista la necesaria reconstrucción de su identidad, a cambio de las “efectividades conducentes”."

Un abrazo, Javier.

Anónimo dijo...

Les queremos contar que acabamos de editar un libro sobre historias barriales de Buenos Aires, en el que participaron Victoria Donda y Norberto Galasso. Si les interesa saber de qué se trata les dejamos esta dirección: http://matiascambiaggiblog.blogspot.com/
Y si pueden colaborar con su difusión, mucho mejor aún.
Javier

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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