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lunes, 3 de octubre de 2011

La jubilación política anticipada

La oposición desorientada
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El tsunami de octubre determinará el retiro definitivo de no pocos. Acogerse a la jubilación –en este caso privada– no es precisamente una alegría para políticos profesionales;(pero si es agradable para nosotros desaharecnos para siempre de figuras como Duhalde , Alfonsin y Carrio y no verles nunca mas en un medio y que se vayan para siempre de la vida pública y no nos jodan nunca mas a los argentinos ) es comprensible, se trata de la fecha de vencimiento de su vida útil.
(algo que venimos esperando deesde hace mucho tiempo de un asesino como Duhalde y de una verdadera arpía antiargentina como Elisa Carrio y Alfonsin no bueno solo es un pelotudito mas que se aprovecho del apellido de su padre revalorizado exageradamente tras su muerte y que carga con hechos nefastos como el Felices Pascuas la casa esta en orden , las leyes de impunidad , la hiperinflacion , el nefasto pacto de olivos que consagro el triunfo neoliberal por 4 años mas y la alianza ultraconservadora que por suerte se extinguió en 2001 junto al glorioso helicoptero que termino con el nefasto gobierno de De la Rua ) Y como hacemos para jubilar tambien a la HDP de Patricia Bullrich cómplice de Cavallo y De la Rúa?

“¿Si no me preocupo por mí quién lo hará? ¿Si sólo me preocupo por mí, qué valgo? ¿Si no ahora cuándo? Fórmula del Talmud

Sobrevivir, de eso se trata. Para hacer historia hacen falta “hombre vivos” explicaba Marx, políticamente vivos. La biología no garantiza la política, si no pregunten por ahí, pregunten a Ricardo Alfonsín, a Eduardo Duhalde, porque a Elisa Carrió no hay nada que preguntarle. El tsunami de octubre determinará el retiro definitivo de no pocos, en noviembre tendremos la lista incompleta de los nuevos jubilados. Acogerse a la jubilación –en este caso privada– no es precisamente una alegría para políticos profesionales; es comprensible, se trata de la fecha de vencimiento de su vida útil. Enterarse que todo ha concluido, hacer el impiadoso balance de la existencia, no suele ser precisamente un ejercicio amable. Por eso, sobrevivir al precio que sea y evitar, o al menos posponer la jubilación, es un objetivo compartido.
Para lograrlo, los dirigentes acuden a las más variadas estratagemas. Desde cambiar de monta en la recta final (vía el corte de boleta o intentando fiscalizar votos ajenos) hasta el impúdico e ineficaz reproche público. La guerra de todos contra todos gobierna la lógica operativa de “la oposición”. Dicho de un modo mas preciso, la crisis de dirección de las fuerzas que integraron el Grupo A en el Congreso, ha mutado; y se ha vuelto descomposición política lisa y llana; y discurre ante los ojos atónitos de los columnistas de los diarios serios y el absoluto desinterés del mundo real. Eso sí, los celebrados analistas no vacilan en pontificar sobre la “irresponsabilidad” de políticos tan poco avispados. Actúan con la misma lógica del actual vicepresidente de la República,(Traidor HDP muerto hace un par de años ) quien le reprocha al candidato presidencial de la UCR no haber pactado con Binner, olvidando, pequeño detalle, que él lo instara al pragmatismo más prosaico. Es decir, al acuerdo con Francisco de Narváez.
Quién recuerda hoy cuando el 5 de junio –es decir, hace más de un siglo en la política nacional– el matutino La Nación publicaba con la firma de Laura Serra: “El himno nacional ofició de marcha nupcial, mientras la sonriente pareja se encaminaba, en perfecta sincronía, sobre la alfombra roja que conducía al escenario. En un acto coreografiado hasta el mínimo detalle, Ricardo Alfonsín y Francisco de Narváez se fundieron en un abrazo que se agigantaba en las tres enormes pantallas que encuadraban la escena. Flashes fotográficos y una ovación estallaron en el instante del enlace: no se juraron amor, sino aunar esfuerzos para alcanzar sus objetivos en octubre: Alfonsín, la Presidencia, y de Narváez, la gobernación bonaerense.”
El candidato de la UCR explicaba entonces que se trataba de una decisión “difícil”, pero que no había que tenerle “miedo al cambio”, por eso De Narváez. Una pregunta permite calar apenas más hondo en el repertorio de lugares comunes de la “política radical”: ¿Error de cálculo o inadecuación estratégica?

UN POCO DE HISTORIA.

En 1940, cuando la ofensiva nazi sobre Europa parecía un éxito total, Federico Pinedo –a la sazón ministro del presidente Castillo– envió al Congreso un Plan Económico. No se trataba de un texto ordinario, ya que terminaría siendo el nuevo programa del partido del Estado. Es decir, el marco regulatorio de la política para el ciclo histórico que se iniciaría al finalizar la II Guerra Mundial.
Anticiparse tanto en materia política no es para cualquiera, suponía inteligir el resultado militar de la contienda; además era preciso visualizar un cambio de la hegemonía política global, y establecer la nueva dirección del orden internacional. El retiro de Gran Bretaña hacia posturas cada vez menos decisivas, la emergencia de los Estados Unidos, y por cierto cómo modificar la estructura productiva para que la reinserción en el mercado mundial: después de todo la crisis del ’30 lo había hecho estallar y la guerra acentuaba esa tendencia, en una dirección posible y deseable. Pinedo entendió y la UCR –que tenía la mayoría en ambas cámaras– sólo supo cajonear el proyecto. ¿El motivo? La Sociedad Rural lo rechazó y la UCR no asume ninguna responsabilidad que el bloque terrateniente no acepte.
Si el radicalismo hubiera entendido entonces, la formación del peronismo hubiera discurrido por otros carriles. Como no entendió, sólo pudo marchar hacia el programa de Avellaneda, tarde y mal. En política, la dificultad de preveer es la madre de todos los desastres. Y la previsión es un subproducto de la estrategia. El radicalismo siempre sabe que desea el bloque terrateniente, y confunde ese registro con interés estratégico.
Ricardo Balbín, en 1971, entendió la diferencia. Por eso respaldó el plan CGE – CGT, ese que José Gelbard pergeñara, aunque la Sociedad Rural lo tachara de “estatizante y socializante”. Al hacerlo, situó al radicalismo en la coexistencia pacífica con el peronismo, y por tanto en las elecciones del ’83 Raúl Alfonsín pudo obtener el faltante de votos peronistas que requirió la victoria. Sólo se trata de ver si en sus filas todavía hay militantes de semejante estatura, y si además son capaces de reorientar ese partido.

UN NUEVO PARTIDO CONSERVADOR.

Desde el momento en que la Cámara Federal confirmara el procesamiento de Jorge “Fino” Palacios, de Ciro James y cinco policías (hace más de un año, como parte de una asociación ilícita), la situación política de Mauricio Macri se volvió delicada. No sólo porque el juez Oyarbide había sido confirmado en su evaluación, sino porque la lógica de la investigación mostraba una dirección cierta. Sin embargo, quedó claro que a los votantes de la Capital Federal las escuchas ilegales y su correspondiente evaluación judicial no interesaban en demasía. El dato es electoralmente relevante pero judicialmente insensato. Macri puede obtener los votos, pero para seguir haciéndolo debe conservar la libertad. Y como los jueces también leen los resultados electorales, no es muy difícil que antes de fin de año haya novedades de bulto en esa causa.
Esa lectura también la hizo en su momento Lilita Carrió, y si bien los tiempos judiciales y los de la política no siempre resultan convergentes, ni había ni hay dudas sobre su inevitable confluencia final. En ese momento, Carrió se aprestó a heredar la toldería del PRO, pero su propia peripecia política se lo impide. Entonces, el problema se presenta así: ¿Qué hará la dirección de esa fuerza ante la crisis que inexorable se avecina?
Una de las tendencias que la sociología política registra es la baja propensión al suicidio que tienen los organismos sociales vivos. Pero baja propensión e inexistente propensión no son la misma cosa. La historia nacional sobreabunda en ejemplos donde las exigencias de la sobrevivencia chocaron con la línea política, y la marcha no se alteró. Fernando de la Rúa sobredemuestra ese aserto, y el partido gobernante prueba exactamente lo contrario. Es decir, en un caso los datos de la realidad no se registran, en el otro imponen una nueva dirección. No está escrito en el cielo hacia dónde marchará el PRO. Si será fagocitado junto con su jefe histórico o será capaz de capear el temporal y avanzar por el enorme claro que la incapacidad de la oposición deja en la vereda de enfrente de Cristina Fernández. En un caso, aceptará el dictamen de la justicia sin más, en el otro intentará salvar a Mauricio y lo más probable es que sólo consiga hundirse con él. Conviene no adelantarse tanto a los acontecimientos, después de todo las elecciones de octubre todavía no sucedieron.

Aca este delincuente hijo de remilputa que esperemos vaya pronto preso les da consejos a los futuros jubilados políticos


Fuente : Tiempo Argentino

2 comentarios:

Ricardo dijo...

Excelente el rescate del Plan Pinedo. Uno de los problemas históricos del radicalismo...

Daniel dijo...

El otro fui al blog de Cavallo y tanto el como los comentaristas parece que estuvieran en otra dimensión donde el tipo sigue adoctrinando y diciendo lo que hay que hacer como si no hubiera pasado nada. Es increíble el caradurismo de esta gente.

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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