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domingo, 12 de febrero de 2012

Diplomacia fina, minería gruesa

Por Eduardo Blaustein

La jugada presidencial de convocar a la Casa Rosada, a propósito de Malvinas, a representantes de la oposición parlamentaria, del sindicalismo, de otras fuerzas sociales, veteranos de guerra y miembros de las Fuerzas Armadas fue una apuesta inteligente que permitió combinar gestos de buena voluntad para todos lados en un asunto en el que existen amplios consensos.
En términos simbólicos, de iniciativa política y de dominio de la agenda de discusión, es obvio que la apuesta más interesante fue la que surge de tener a Hugo Moyano y su gente en visible primera fila (cada día más la televisación oficial de los actos es un relato sobre cercanías y lejanías cambiantes), y a legisladores que aceptaron con generosidad una invitación presidencial formulada con algún apuro.

El discurso de Cristina Fernández de Kirchner en ese acto tuvo muy en cuenta la seriedad del tema en cuestión. Por lo tanto fue muy contenido, sin espacio para los chistes y no sólo alejado de cualquier patrioterismo, sino clarísimo a la hora de deslindar las responsabilidades horrorosas de la dictadura. Para quienes pretenden hacer memoria y mezclan ingredientes en una misma bolsa hasta confundir todo en la expresión “responsabilidad de los argentinos”, siempre es oportuno recordar que la guerra decidida por la dictadura y consentida de manera pusilánime por casi todo el arco político de entonces, contó además con una vasta campaña propagandística “Estamos ganando”y mediática. El apoyo vino desde Mariano Grondona en Tiempo Nuevo, pasando por las publicaciones amarillas de editorial Perfil que le ponían colmillos y parches de pirata a Margaret Thatcher, hasta la primera portada de Clarín: “Euforia popular por la recuperación de Malvinas”.

El éxito de la convocatoria en la Casa Rosada –que en principio ayudaría a descongelar el vínculo con el moyanismo– se sustenta además no sólo en la ofensiva diplomática de las últimas semanas y que intensifica en estos días el canciller Héctor Timerman, sino en una construcción previa de años, que partió desde Montevideo, Brasilia y nada menos que Santiago de Chile hasta Caracas y países del Caribe que hoy apoyan el reclamo argentino por Malvinas, cuando hasta no hace tantos años fueron colonia británica.

Igualmente creo que el avance logrado a partir de transformar el reclamo en latinoamericano , no nos alcanza para obligar a los británicos a negociar la soberanía para que entreguen las islas en unos 200 años ? 150 ? 80? Si pensáramos algo similar a Hong kong . Creo que la ONU no tiene ningún poder real para cambiar esa situación y que solo sirve para el futuro . Igualmente no veo cercana una negociación entre las partes y en lo personal no pondría mucha expectativa en un tema en el cual tener razón no implica siquiera que los británicos resignen algo de sus poder y sus negocios . Creo que habría que poner en discusión si sirve la ONU así .

Guiones y resbalones.

Si hasta Federico Pinedo calificó el discurso presidencial por Malvinas como “impecable”, con los conflictos y discursos relacionados con la minería a cielo abierto suceden cosas distintas. El viernes por la noche hubo un diálogo guionado y astuto en la cobertura que hizo Telenoche a propósito del episodio represivo de Tinogasta , meticulosamente cubierto por ese noticiero a la hora de producir imágenes violentas. María Laura Santillán le preguntó a Edgardo Alfano si la represión en Catamarca significaba el inicio de una etapa “de judicialización de la protesta”. “Sí, claro”, fue la respuesta previsible. Da cierto asco cuando en su estrategia de maximizar la crítica al Gobierno los periodistas del Grupo Clarín extraen (¿es correcto usar el verbo “usurpan”?) expresiones, categorías y valores venidos del espacio de los derechos humanos o de las izquierdas y centroizquierdas.
Sin embargo, y no obstante el asco, lo cierto es que los conflictos devenidos de la actividad minera crecen y que los operativos de represión se vienen sumando. En el detalle, quizá se pueda discutir –con décadas de muertes y espantosa experiencia en la materia– si el desalojo de una ruta nacional en Tinogasta, que debió ser resuelta por la Justicia Federal, fue o no “brutal”, como calificó súbitamente guevarista el noticiero. Pero de nuevo, y no obstante el asco ante los rutinarios rebusques del periodismo, allí donde hay represión focalizada en las provincias, emerge por contraste la ausencia de voces y acciones gubernamentales más afinadas que interpelen y sienten posiciones más claras, aunque no conformen a todos, ante el tema de la minería.

Hay discursos en los movimientos antimineros que tienen algo de dogmáticos: demasiado blanco y negro, un “no a la minería” que no distingue actividades ni complejidades. Pero más allá del uso del cianuro en el caso de la extracción del oro, de cuáles son los riesgos reales de contaminación, de las discusiones sobre jurisdicción provincial y nacional, del dinero contante y sonante, escaso o no, que quede en las provincias, es muy difícil rebatir los argumentos de los pobladores locales y de los ambientalistas acerca del abuso irracional del recurso agua.
En ese contexto, los problemas oficiales para pararse ante un desafío de agenda que se sabe que incomoda y que cada vez se sitúa más en primer plano emergieron de manera poco feliz en la última intervención de la Presidenta, el día de la represión en Catamarca. Al inaugurar por teleconferencia una cementera en Olavarría, la Presidenta sostuvo un largo diálogo con Armando Domínguez, un minero. O quizá antes que un diálogo, lo que más exactamente hizo la Presidenta fue “ceder” el uso de la palabra y la opiniónapoyándolo con gestos y palabras– en ese trabajador que además es un cuadro del sindicato minero local y del PJ de Olavarría.
Se trata de un cuadro intermedio y no de un “dirigente”, como editó, en otra cobertura maliciosa, el noticiero de Canal 13, impugnando el diálogo entre él y Cristina. Es prudente decir que ya sea como “cuadro”, “trabajador” o “dirigente”, Domínguez tiene todo el derecho de dar nada menos que la opinión sindical sobre el tema minero que, por un lado y más que llamativamente, no aparece en ningún lado y que, por el otro, tiene algo de previsible. Porque es obvio que en la medida en que no corran riesgos en su salud, los mineros defenderán la actividad que les da trabajo.
Lo llamativo del episodio es que revela la incomodidad para generar discurso propio. Es como si el Gobierno terminara por dar a entender, a veces en comentarios esporádicos de sus funcionarios, esta vez a través de un cuadro minero local, y en general, optando por el silencio. Respecto a cuánto tuvo el diálogo de “construido”, por lo que pudo saber este diario de dos fuentes de Casa de Gobierno, Cristina Fernández no tenía la menor idea acerca de quién es el minero Armando Domínguez, al punto que confundió varias veces su nombre.
Habitualmente el dispositivo comunicacional en el que Cristina “federaliza” sus intervenciones, que por lo general es más que inteligente (muestra un gobierno hiperactivo en todas partes, haciendo, cruzando acciones, dialogando y construyendo con actores diversos) se genera desde distintos espacios institucionales y geográficos, a veces con fuerte peso de la política local. Puede suceder que –a la hora de elegir ciudadanos comunes que dialoguen con la Presidenta– la política local o corporativa tienda a la sobreactuación. Es lo que parece haber sucedido en esta oportunidad, donde de todos modos lo esencial sigue siendo discutir qué hacer con el modelo de minería a cielo abierto.

Este tema no nació ayer , he escuchado a varios militantes hablando de como profundizar el rumbo y la megaminería es uno de los temas , igual que la licitación al uso de herbicidas y la insustentabilidad de actividades primarias como la soja , me parece que están en estudio desde hace mucho tiempo , recien este año se prohíbe el endosulfan y el Glifosato se sabe que produce malformaciones congénitas , como nacionalizar el comercio exterior y sacárselo a las multinacionales , como nacionalizar los hidrocarburos y los recursos naturales , llamo la atención para mi el termino sintonía fina en la UIA y viene siendo repetido por varios , cuando estos temas que requieren cambios son bien gruesos y como decía Paulon los trabajadores en estos 8 años solo recuperaron el 50% de lo que se perdió en los 90 , es mas Nestor decía que había salido del infierno y habíamos pasado al purgatorio y creo que todavía nos falta mucho .

Fuente: Miradas al Sur

2 comentarios:

patito dijo...

Disculpame el 50% de lo que perdieron en los 90?
mmmmmmmmmmm me parece que mas. Pero bueno tuvimos la mala suerte de que sean Nestor y Cristna y no Paulon y De Genaro.
De verlo hoy a De Genaro cualquiera se da cuenta que con el estariamos mejor.

Javier dijo...

No me imagino como podria haber sidpo otro futuro porque la situacion se va modificando , lo que no hubbiera imaginado es que se hicieran tan pocas estatizaciones despues de 2001 y que el estado todavia cuente con tan poco poder

Un abrazo

La verdad no imaginaba que recien ahora discutamos por fin la estatizacion de YPF , se dieron cuenta que la nurguesia nacional es una mierda y solo puede ser cubierta por un estado mas grande

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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