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sábado, 17 de marzo de 2012

a 20 años del impune atentado a la embajada de Israel

La pericia
El informe censurado

La documentación testimonial y pericial obrante en la causa del atentado a la Embajada de Israel demuestran que el Comando Radioeléctrico de la Policía Federal dejó sin custodia policial a la embajada minutos antes del atentado.

Por: Ariel Garbarz
En agosto de 1999 fui invitado por la Comisión Bicameral de seguimiento a los atentados de la AMIA y la Embajada de Israel, para informar sobre los resultados de mi trabajo como perito de telecomunicaciones por parte de la DAIA, designado en la causa del primer atentado que investigaba la Corte Suprema. Mi tarea consistía en rastrear las grabaciones de las comunicaciones entre el Comando Radioeléctrico y el patrullero y los policías que debían custodiar la embajada y sin embargo se retiraron unos minutos antes de la explosión. Preparé un informe que nunca pude leer ante los diputados y senadores, porque unas horas antes de mi exposición me llamaron de la Secretaría de la Comisión para avisarme que se había suspendido la convocatoria repentinamente sin explicación alguna.

El viernes 12 de marzo de 1999 estuve reunido con el entonces presidente de DAIA Rogelio Cichowolsky para llevarle el informe que iba a leer en el Congreso la semana siguiente. Me dijo que aunque a título personal me apoyaba no podía hacerlo institucionalmente porque la política de la DAIA era concordante con la de Israel, en el sentido de no avanzar sobre la “pista local” en esa etapa política que vivía el país. Le pregunté por el motivo de esta decisión “política” que poco tenía que ver con el discurso de la dirigencia comunitaria y con el permanente reclamo de justicia. Me miró sin responderme pero haciendo un gesto que me pareció de resignación, apretando labios y levantando cejas. Yo insistí en que no entendía y finalmente sólo me dijo que era la política del gobierno israelí y que además existía en la dirigencia judía el temor de avanzar sobre una pista local que podría resultar provocadora de un tercer atentado. Me aclaró que si yo hacía público este informe la DAIA no me apoyaría explícitamente pero tampoco saldría a desmentirlo ni me desvincularía como perito de la DAIA en la causa. Con una mezcla de amargura y decepción, le recordé que la experiencia histórica demuestra que es justamente al revés. Que dejar a los locales sin castigo era casi una invitación a un tercer atentado. Me fui convencido de que Rogelio lo sabía perfectamente, pero como presidente de DAIA no quería o no podía contrariar la política del gobierno israelí.


EL INFORME.
Buenos Aires, 17 de agosto de 1999

Sres. Legisladores de la Comisión Bicameral de seguimiento a los atentados de la AMIA y la Embajada de Israel:

Mi participación como perito de parte de la querella, en la causa S.143 por el atentado a la Embajada de Israel, me llevó al estudio de las testimoniales , documentales y registros de grabaciones vinculados con las comunicaciones obrantes en autos .
El Comando Radioeléctrico ordenó el desvío del patrullero 115 que debía controlar y/o sustituir a los custodios de la embajada, el 17 de marzo de 1992, pocos minutos antes de que estalle la bomba. La orden, se registró en una cinta magnética del grabador marca Assmann modelo 200 que todavía hoy se encuentra en el Departamento Central de la Policía Federal.
El jefe de la Policía Federal, comisario Baltazar García, informó al ministro Corach apenas aparecieron las cintas, que los diálogos grabados eran auténticos, y lo hizo antes de que realicemos las pericias sobre las cintas. Pero no pudo justificar el motivo de la orden de desvío del patrullero. La explicación policial, que no pudo acreditarse, es la de que un par de minutos antes del atentado, el patrullero 115 que debía controlar y/o sustituir a los custodios de la embajada, habría sido requerido por el Comando Radioeléctrico para trasladar a una mujer detenida desde la comisaría de la Cancillería hacia la Comisaría 15. El oficial principal Juan José Di Gregorio, que se desempeñaba el 17/3/92 como jefe de la custodia del canciller Guido Di Tella; el oficial principal Marcelo Leonardo Perrota, también custodio del canciller en la misma fecha; así como el comisario Norberto Sergio Madrid, segundo jefe de la comisaría de ese ministerio; la oficial inspectora Noemí Rosaura Flores y la agente administrativa Laura Susana Frias, ambas cumpliendo funciones en esta comisaría en la fecha del atentado, son cinco funcionarios policiales que coinciden en sus declaraciones testimoniales en la causa, en el sentido de que no recuerdan ni saben nada acerca de la detención de una mujer de origen paraguayo en la comisaría del Ministerio de Relaciones Exteriores y su posterior traslado a la Comisaría 15, en la fecha del atentado. También coinciden en declarar que no utilizaban los patrulleros de la comisaría sino los móviles de la Cancillería que no pertenecen a Policía Federal. Laura Susana Frías agregó además que “en esos días recién comenzaba su carrera policial y le hubiese quedado marcado en su memoria un hecho delictivo”. Fue trasladada a otro destino el 19/3/92, a los dos días del atentado. Los cinco testimonios policiales son contrarios a la coartada utilizada para justificar el desvío del patrullero 115, de la que además no aparece ninguna constancia registrada, ni en las cintas en estudio ni en algún parte escrito en el Comando Radioeléctrico el 17/3/92 . En el libro diario de entradas de la Comisaría 15 ( no de la comisaría de Cancillería) y con la firma de su jefe el comisario Alberto Horacio Meni Battaglia y del principal Carlos Alejandro Heisse, sí figura el ingreso de una mujer de origen paraguayo detenida, pero a las 12:40 hs, unas dos horas antes de que se produzca el atentado. Por lo tanto este documento demuestra, en concordancia con las declaraciones de los cinco policías, que el desvío del patrullero un par de minutos antes de la explosión no fue para trasladar a esta detenida.
El primer consigna fue el que se retiró a las 14 hs sin cumplir su obligación de esperar el relevo, y el segundo consigna nunca llegó para remplazarlo. Atribuir los tres abandonos de protección policial a la embajada, tanto del patrullero como de los dos policías, a una triple concurrencia casual de negligencias y desobediencias policiales, no sólo resulta poco creíble, sino que el reconocimiento por parte del Jefe de la Policía Federal del desvío del patrullero ordenado por el Comando Radioeléctrico termina de confirmar que la liberación de la zona fue consecuencia de esta orden.
Sorpresivamente la Corte acaba de suspender la reconstrucción de la comunicación con el patrullero, que ella misma había ordenado. La suspensión de esta diligencia fundamental para confirmar la declaración pública ante los periodistas del jefe de la Policía Federal, se escuda en un informe de Gendarmería que, contrariamente a todo el trabajo realizado por los peritos para montar la reconstrucción, plantea que esta carece de sentido porque el grabador Assman 200 está descompuesto. Están todas las piezas del rompecabezas menos una. Está el patrullero, el Motorola, los micrófonos, las antenas, los mismos transmisores y receptores. Todos ellos dejaron huellas magnéticas en la cinta. Basta disponer de uno solo de ellos para que se justifique el trabajo pericial. Estando casi todos disponibles resulta ilógico suspender la medida ordenada.
La orden de desvío del patrullero 115, quedó registrada hace siete años en una cinta del grabador marca Assmann modelo 200. Pero desde entonces, cada 31 días la Policía Federal borra todas las grabaciones, para volver a usar las mismas cintas (el argumento es el bajo presupuesto para comprar cintas nuevas, el cual resulta muy conveniente a la hora de obstaculizar toda investigación sobre el comportamiento retroactivo de los policías radiocontrolados y particularmente de su jefatura. Con una sola cinta DAT por día, 365 cintas al año, o sea con menos de 5000 pesos anuales, sin comprar ningún equipamiento extra, la justicia podría disponer de los contenidos de todas comunicaciones policiales durante un año y no las de un solo mes como ocurre hasta ahora). Funcionarios policiales informaron a la Corte Suprema que el mismo grabador continuaba usándose en la actualidad para registrar todas las órdenes a los patrulleros y a los agentes que portan handys. Pero en el procedimiento de inspección en el Departamento Central de la Policía Federal, que realizaron los peritos de Gendarmería Nacional junto con este perito de parte de la Embajada de Israel, el grabador Assman 200 estaba fuera de uso y descompuesto. Según afirmaron los jefes policiales presentes, el grabador no funcionaba desde hace más de un año. Sin embargo, lo que debió haber sido un allanamiento, fue una visita concertada con tres días de anticipación. La querella pidió a la Secretaría Especial de la Corte que el procedimiento sea sorpresivo. Los abogados de la DAIA se retiraron de la Corte con el convencimiento de que se ordenaría la inspección en forma inmediata y sin preaviso, tal cual se le había solicitado. Pero un par de horas después, la división Pericias Especiales de Gendarmería recibía el oficio y concertaba con Policía Federal el día y la hora del ya viciado procedimiento. Los peritos de oficio y de parte fueron recibidos con café en el Comando Radioeléctrico y con tres únicos adornos colgados de las paredes del recinto del Comando de Operaciones: un banderín de la policía israelí y dos fotos enmarcadas del atentado a la embajada. Ante la sorpresa de los visitantes por el exclusivo “decorado” alusivo al atentado, uno de los policías presentes manifestó al perito de la querella: “No hay mal que por bien no venga. Si no fuera por el atentado no tendríamos este moderno equipamiento de telecomunicaciones.” Pero el hallazgo más preocupante fue el de un flamante y moderno grabador digital en remplazo del viejo Assman 200 , que por lo menos durante 18 años registró todas las radiocomunicaciones policiales, y que, según los funcionarios policiales presentes, estaba desconectado y descompuesto hace más de un año. El pedido de allanamiento que terminó en visita guiada, impidió verificar si los policías decían la verdad o si, por el contrario, el grabador seguía funcionando, y fue remplazado en los tres días de preaviso que la Corte les otorgó . En las condiciones en las que fue encontrado resulta pieza inservible para usarlo en la reconstrucción de la grabación. Este equipo de cinta abierta, así como los equipos de comunicaciones del comando y del patrullero 115, dejaron huellas magnéticas en la grabación original cuya denominación técnica es “patrones digitales de densidad de señales y ruidos”. Estas huellas se trasladaron a las copias sobre las cuales hemos realizado las pericias.
El grabador descompuesto no fue la única piedra en el camino. Se obstaculizó la localización de otros elementos, entregando primero un falso patrullero 115 amarillo pero con el transceptor que le pertenecía al 115 y días más tarde el auténtico patrullero 115 pero sin Motorola y sin su motor. Ha desaparecido el cuaderno técnico del equipo de comunicaciones que acredita su autenticidad y su historial de mantenimiento, reiteradamente reclamado por la querella.
Analizando la cinta testigo y cotejándola con los patrones de ruido del equipo Motorola del patrullero 115 secuestrado y del transmisor del Comando Radioeléctrico, se pudo determinar con alto grado de confiabilidad que la cinta es copia fiel de las modulaciones originales. Estas pruebas periciales indubitables concuerdan con la versión del jefe de la Policía Federal, salvando la diferencia horaria y el motivo de la orden de traslado del patrullero. La Secretaría Especial de la Corte, a pedido de la querella, ordenó la reconstrucción de la grabación, empleando los mismos aparatos que se usaron el 17 de marzo de 1992 y las mismas voces, para que por comparación de sus señales y ruidos, pueda establecerse la autenticidad de las copias de la orden superior que desvió el patrullero . En la misma linea los testimonios policiales obrantes en la causa, coincidentes con las pericias y conducen necesariamente a confirmar que el Comando Radioléctrico de la Policía Federal ordenó el traslado del patrullero 115 responsable de la custodia de la embajada minutos antes del atentado .
Los saluda muy respetuosamente.

Ing. Ariel Garbarz
Perito de la DAIA
y Embajada de Israel.

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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