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domingo, 4 de marzo de 2012

Vida cotidiana y política

En casos como Cromañón o la tragedia de Once, queda al descubierto el entramado de “irresponsabilidades compartidas” entre el empresariado a cargo de la actividad y los permisivos controles de los organismos de gobierno.

Por:
Jorge Muracciole

Por segunda vez, a más de diez años del colapso del modelo neoliberal en diciembre de 2001, el ciudadano de a pie se ha sentido impactado por una tragedia de magnitud en su acontecer cotidiano. El 30 de diciembre de 2004, los 194 muertos y los 1500 heridos por el siniestro del boliche República de Cromañón expresaron en una magnitud poco habitual “la peligrosa insensibilidad empresarial en el negocio súper rentable de las bailantas y recitales de rock en locales cerrados en la Ciudad de Buenos Aires. Con la tragedia quedaron en evidencia el descontrol de los funcionarios encargados de garantizar la seguridad y el de las autoridades policiales, descubriéndose las redes de complicidad en el ámbito municipal. La tragedia de la estación de Once, con 51 muertes y más de 700 heridos, se ha convertido en un nuevo hecho que, por distintas razones convergentes, se puede transformar en un punto de inflexión en el funcionamiento de los servicios de transporte ferroviario.

Cuando acontecen tragedias masivas como las mencionadas, quedan en evidencia las falencias existentes en el sistema de servicios de transportes y su especial incidencia en la vida cotidiana de las grandes mayorías. En esas circunstancias, abruptamente en el imaginario social se quiebra la naturalización de esas rutinas que por costumbre se han convertido en “normales”. En esos casos paradigmáticos como Cromañón o la tragedia de Once, queda al descubierto el entramado de “irresponsabilidades compartidas” entre el empresariado a cargo de la actividad y los difusos y permisivos controles de los organismos de gobierno.
Ante tamaña irracionalidad, con el macabro saldo de decenas de pérdidas humanas, la primera reacción, tanto mediática como de la ciudadanía, es la búsqueda rápida de culpables. Ocurrió con el caso Cromañón, con la detención inmediata de Chabán, el controvertido proceso judicial y, paradójicamente, con la continuidad de un sistema de prevención y controles ineficientes que trajeron con el tiempo nuevas tragedias. Lo mismo puede volver a acontecer con el choque del miércoles 22 de febrero en la estación terminal de Once, si se actúa sólo con la lógica del chivo expiatorio.
Un acontecimiento luctuoso de tamaña envergadura no debe quedar impune como ha sido costumbre durante décadas en nuestras tierras. La profunda y rápida investigación de los acontecimientos y la búsqueda de justicia no debe impedir que la tragedia oculte lo fundamental, “el deficiente sistema a transformar, para evitar potenciales víctimas”. Es preciso que las medidas adoptadas en el ferrocarril Sarmiento concesionado por la empresa TBA, no se queden sólo en el juzgamiento del caso concreto, sino que la onda expansiva del siniestro trascienda las decenas de vidas perdidas, creando las condiciones que impidan la continuidad de un sistema perverso capaz de generar en el futuro nuevas víctimas. Eso es lo que esperan los miles de usuarios que utilizan el ferrocarril cotidianamente.

Pero para que eso ocurra, la sociedad toda deberá comprender que la realidad vigente es el resultado de una situación heredada del irracional modelo de privatizaciones diseñado en la década del noventa, con la complacencia tanto de importantes sectores de la población como de sus representantes parlamentarios. La entrega de los servicios públicos a manos privadas de los años noventa y la posterior debacle del plan de Convertibilidad consolidaron un sistema vetusto sin mantenimiento con controles permisivos. ( Durante los 8 años del kirchnerismno la gestión en ferrocarriles igualmente ha sido mediocre por no decir muy mala bajo las gestiones de Jaime y Schiavi y no se ha avanzado mas allá de quitarle la comncesión a Taselli en los primeros años pero rápidamente se le entrego al resto de las grupos económicos que se habían apropiado eln el desguace del resto de los ramales siguiendo un continuismo de la etapa anterior es decir menemista , delaruista, duhaldista, kirchnerista) La regulación estatal sobre un sector estratégico y sensiblemente relacionado con la calidad de vida de la población se ha demostrado notoriamente ineficiente. Con la caída del plan de Convertibilidad se generó en el período posterior a la devaluación una suerte de lockout empresarial. La masiva salida de capitales y la desinversión eran la norma en múltiples áreas de la economía argentina. Aquellos sectores del empresariado que continuaron con la prestación de servicios fundamentales para la preservación del sistema productivo, en muchos casos, llegaron a acuerdos leoninos con un Estado debilitado que intentaba la continuidad de las concesiones como forma de garantizar los servicios básicos. El sistema ferroviario no fue la excepción. Cabe preguntarse si el error fue no haber podido rediscutir el contenido de dichas concesiones y las políticas de reinversión durante estos años durante los que el país ha crecido en forma sistemática producto de una estrategia de desarrollo acertada. De la misma manera que en los últimos ocho años se pudo ponderar el mejoramiento significativo, tanto en el ámbito de la creación de empleo o medidas universales que atendieron a los sectores más vulnerables, hoy se torna imprescindible iniciar un proceso de reestructuración integral del sistema de transporte.
La nueva situación hace necesario que se inicie el pasaje de la reparación de los efectos nefastos de la debacle del neoliberalismo a la reestructuración de un sistema global que genere un nuevo paradigma que incida de forma directa en el acontecer de la vida cotidiana de la población toda. Para lograr ese objetivo tendrán que emerger nuevos actores de la vida social que asuman un rol de contralor conjuntamente con la esfera estatal. La respuesta del gobierno ante los luctuosos acontecimientos recientes debe ser la consolidación de un nuevo sistema de transporte público, tanto ferroviario como de autobuses urbanos y suburbanos, eficiente, seguro y confortable.
De la misma manera que ante la tragedia el posicionamiento de determinados personajes políticos que históricamente han comulgado con el ideario privatista se torna por demás oportunista, el accionar de la prensa opositora de derechas no hace más que cargar todas las culpas en el actual gobierno, negando una larga historia de vaciamiento a la que dichos medios no fueron ajenos. No dudan en sacar provecho de la tragedia humana y del drama de las víctimas y sus seres queridos.
Hoy, la mejor manera de contribuir en términos políticos a la resolución de las deudas históricas de la democracia argentina será hacer una sincera autocrítica y seguir desarrollando las políticas públicas que incidan como tantas otras en el mejoramiento de la vida cotidiana, sin exclusiones. De esta forma, el marcado crecimiento en términos macroeconómicos de los últimos años podrá expresarse también en el mejoramiento de la calidad de vida de cada uno de los habitantes de esta sufrida geografía.

Fuente :Tiempo Argentino

3 comentarios:

Zapiola dijo...

Otro discurso oficialista más.
"Fallaron los controles" es la consigna de los que ocultan los negociados de los subsidios del Gobierno (NK) con los concesionarios.
Un negociado mortal y asesino.
Ya que para salvarlo de las denuncias requirió de la participación activa no sólo de la burocracia sindical ferroviaria (Asesinato de MF por Pedraza), sino de la persecución estatal de los trabajadores (Sobrero, con la 'semiplena' prueba del jefe de gabinete).
Que 'los controles' no fallaron se revela en que varias instituciones públicas presentaron informes sobre el estado de vaciamiento del ferrocarril, que fueron desoídos, frenados o silenciados burocráticamente.
Además de los 'accidentes' que toda la población podía ver por TV.
Se trata de una política, sistemática, orgánica, perfectamente estructurada, neoliberal y vaciadora. No de algo que 'falló'.
El Gobierno de CFK tenía clarito que con los subsidios Cirigliano monopolizaba el transporte público. Estaba al tanto de la compra de dólares por parte del GC, de la monopolización del transporte público como fuente de divisas para otras operaciones, que incluyeron la importación de petróleo de Qatar, aprovechando el vaciamiento terminal de YPF.
La visión de la realidad que presenta el artículo está invertida.
Es el Gobierno quién armó negociados con estas empresas para aprovechar tal o cual coyuntura de negocios, apoyado en alianzas con la burocracia sindical que se ha convertido en empresaria también.
Esta es la red REAL, un estado vaciador de nuestro transporte público, asociado a los Macri con el transporte de cargas, del mismo modo que vació YPF en beneficio de los capitalistas españoles.
Ni nacional ni popular.
Mandan las transnacionales de los recursos naturales. Manda el Rey.

roberto dijo...

No creo que pueda compararse, son dos cosas completamente distintas lo del tren es un negocio de millones de dólares donde hay quienes reciben los dividendos y las responsabilidades. Lo de Cromagnón hubo culpabilidad de ambas partes empresarial-gobiernociudad y personas que concurrian a dicho lugar, comprendo el dolor de los familiares, pero allí había menores acompañados por sus padres y personas con bengalas que sí sabían lo que podía suceder en un lugar cerrado. El Caso de Once fué y es asesinato, ya que las personas que viajaban iban a sus trabajos y no les quedaba otra opción que ir en el tren de todos los días apretujados para llegar a cumplir con sus obligaciones.

Javier dijo...

Zapiola : Gracioas por tu comentario , coincido con vos en que el articulo en particular estaba ignorando la continuidad sistemica de lo implantadop por el menemismo en cuanto a los trenes y como se hicieron rapidamente arreglos con los concesionarios que se habian apropiado en el desguace de los ramales

Roberto: oincido con lo que decis , creo que l comparable en ambos casos es la magnitud de la tragedia y la responsabilidad estatal en no haber cumplido como corresponde sus tareas de control en el ultimo caso en un servicio publico poniendo en riezgo la vida de muchisimas personas a diario

Un abrazo

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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