The people united will never be defeated - ¡Proletarios del mundo, uníos!

miércoles, 15 de agosto de 2012

40 años de la Masacre de Trelew

40 años de la Masacre de Trelew Por Mariano Pacheco.

La antropóloga y directora de cine Mariana Arruti nos recibe amablemente en su casa, en el barrio porteño de Monserrat. Desde Marcha le proponemos conversar, entre otros temas, sobre su film Trelew, la fuga que fue masacre. 

“Esto no termina nunca”, se dijo a sí misma Mariana Arruti, un mediodía de junio de 2002. Lo dijo casi pensando en voz alta, porque hacía tres años que había empezado con el proyecto del film, pero también, porque mientras editaba la película vio por televisión cómo asesinaban en Avellaneda a Maximiliano Kosteki y a Darío Santillán. “Imágenes de represión superpuestas: unas en blanco y negro y otras a color”. La ventaja de la espera, eso sí, la encontró a la hora de estrenarla, porque para entonces la experiencia vivida en el país había modificado la subjetividad de gran parte de los argentinos. Diciembre de 2001, en ese sentido, había clausurado una etapa: la de la hegemonía de la cosmovisión neoliberal del mundo.
Trelew, la fuga que fue masacre, estrenada en los cines argentinos en 2004, no deja de ser, aun hoy en día, una película de mucha actualidad. Es que durante años -décadas- quien quisiera informarse sobre la fuga de presos políticos del penal de Rawson y la posterior masacre por parte de la dictadura autodenominada Revolución Argentina, tenía que consultar los libros y films producidos inmediatamente después de los sucesos del 15 y el 22 de agosto de 1972Trelew, la patria fusilada (1973), del poeta y combatiente montonero Francisco Paco Urondo; La pasión según Trelew  (1973), del entonces director del semanario Panorama, Tomás Eloy Martínez; y Ni olvido ni perdón. La Masacre de Trelew, de Raymundo Gleyzer (1972). Tres producciones que dan cuenta, marcadamente, de las concepciones e ideales presentes en la época.
En el caso del libro de Urondo, quien recopiló las entrevistas que realizó a los tres sobrevivientes de la masacre, por lo paradójico del reportaje, ya que tanto entrevistador como entrevistados (Alberto Miguel Camps y María Antonia Berger, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y Ricardo René Haidar, de Montoneros) se encontraban entonces detenidos en la cárcel de Villa Devoto, con el penal tomado, observando cómo la movilización popular se aglutinaba en el lugar para liberarlos, mientras se esperaba el decreto de amnistía del recientemente asumido presidente de la Nación, Héctor Cámpora.

En cuento al libro de Tomás Eloy Martínez, porque en su viaje al sur de la Argentina se topó con una historia tan secreta como la que rodeó a la masacre ejecutada por los marinos, dirigidos por el capitán de corbeta Luis Emilio Sosa, en la Base Aeronaval Almirante Zar: las encendidas rebeliones populares que se habían producido allí; las detenciones a pobladores; el estado permanente de movilización de todo un pueblo, que tomó como suya la bandera de libertad a los combatientes guerrilleros. 
Finalmente, la película-documental de Gleyzer, quien construyó su película con un material obtenido de un modo un tanto perspicaz. La cuestión es que la filmación de la conferencia de prensa brindada por los combatientes fugados en el aeropuerto de Trelew fue rápidamente secuestrada por la dictadura. Gleyzer, que tenía un camarógrafo amigo trabajando en Canal 13, le pidió que filmara la pantalla de un televisor con una cámara de 16 milímetros. Esas imágenes, guardadas por el cineasta Humberto Río, “exiliadas” durante la última dictadura, llegaron tres décadas después a las manos de Mariana Arruti. Y con ellas pudo realizar gran parte de su film. “Esa conferencia que es, además, uno de los más importantes actos políticos de la década”, remarca la directora de Trelew, la fuga que fue masacre.

Ficción y realidad. El legado de Gleyzer en el cine político documental

“Gleyzer era el más cineasta de su generación. Fue el que comprendió, y podemos verlo con su película Los traidores, que el cine político tenía que llegar a otro lugar. Y aun con sus documentales, que son maravillosos, te das cuenta que el tipo sabía narrar. Y que te armaba una película, como Ni olvido ni perdón, desde la nada. Porque lo único que tenía eran cuatro fotos y una conferencia de prensa filmada, y nada más. Y sin embargo, el film tiene una fuerza de denuncia y una fuerza estética increíble. Y yo quería que Trelew… tuviera esa intensidad que tenía la película de Gleyzer”, cuenta Arruti, quien remarca que, para ella, entre el cine documental y el de ficción no hay diferencia, a no ser porque tienen materias primas diferentes. Y pone como ejemplo al documental: “No tiene nada de objetivo -sostiene-. Es un género en el cual las cosas se arman como en una ficción: hay un punto de vista, se recortan los testimonios, se altera el orden en función de lo que se quiere contar, se lo hace desde un personaje en particular. Y lo mismo con respecto a lo que se va a subrayar de alguien, o cómo se lo va a acompañar con una imagen o un sonido para que sea más fuerte. Uno, así, construye con el testimonio del otro, que está ahí, pero deja de ser una persona para transformarse en personaje, en el mismo momento en el que me pongo a editar”.

Entonces, podríamos preguntarnos, ¿cuál es la diferencia?

“Creo que el cine-documental carga sobre sus espaldas con la exigencia de contar una historia real, entre comillas, una historia que sucedió alguna vez. Por eso los que hacemos cine documental decimos que tenemos que responder a ciertas consignas de lo real, explicar, dar cuenta de lo que sucedió, que el otro comprenda todo el marco político, cuando en realidad el director de ficción no se ve obligado a un carajo, sino que hace una película de un hecho histórico y listo. Y esa exigencia te ata mucho a un cierto deber-ser, de lo que debe ser explicado, como si fuésemos cientistas sociales. Y así el cine documental, en muchas ocasiones, se transforma en un embole. Un film no es un libro, ni una clase de historia, es otra cosa, algo que tiene que ser mirado y te tiene que atrapar”.

Al mirar Trelew… uno puede darse cuenta de que esta concepción del cine está muy presente. Arruti aclara que de entrada pensó a la película desde la ficción, básicamente, porque no quería rememorar los hechos, pensar lo que había sucedido treinta años atrás, sino que se proponía contar lo que había pasado y nada más. Y a pesar de que la película tiene todo de documental, a excepción de tres o cuatro escenas que evocan una situación de reconstrucción, de ficción, ella siente que cumplió con su objetivo: Trelew… puede verse como una película de ficción. Continuará…

Algunas actividades de homenaje, 40 años después

Jueves 16 de agosto: a las 18.30 horas en la Casa del Frente Popular Darío Santillán de Monserrat (Santiago del estero 866). Proyección de extractos de Trelew, la fuga que fue masacre, con la presencia de Mariana Arruti, Vicente Zito lema (poeta y dramaturgo, abogado de presos políticos en la década del 70) y Hernán Izurieta (integrante de la Comisión “Vamos a Trelew”). Presenta y coordina: Mariano Pacheco (periodista y escritor).

No hay comentarios:

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Politica Obrera