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jueves, 30 de agosto de 2012

Once: el país de la insensibilidad

Polémicas declaraciones de los familiares de las víctimas de Once. Cómo sigue su lucha y la reunión en la Casa Rosada con la Presidenta.

Foto de La Razón

Casi tres meses atrás, un grupo de familiares de la tragedia de Once denunciaba el robo de las pertenencias personales de sus seres queridos que yacían sin vida en la estación ferroviaria . Se cumplieron seis meses de esa maldita mañana del 22 de febrero de este año y los familiares endurecieron sus críticas expresadas en un duro documento que fue leído por Paolo Menghini y María Luján Rey, padres de Lucas, el 22 de agosto pasado. Mientras tanto, más de 30 familiares de las 51 víctimas –el resto de los familiares aún no pueden salir a manifestarse y a reclamar justicia, agobiados por el dolor- continúan con la campaña “500.000 caras por Justicia”. Superaron las 100 mil fotografías que, gracias a la colaboración de Red Solidaria de Juan Carr para confeccionar las estadísticas, significa que, cada 3 minutos, un argentino se ha fotografiado solidarizándose con el reclamo.

Sin embargo, Elisa Ojeda, tía de Carlos Garbuio, un joven de 31 años que tomaba, todos los días, el tren Sarmiento en Ramos Mejía rumbo a su trabajo en el centro porteño cuando encontró la muerte, no entiende cómo muchos usuarios del ferrocarril se niegan a fotografiarse con el cartel reclamando justicia. “Nos acusan de que nos paga Cristina, otros nos gritan que trabajamos para Macri”, explica Ojeda quien recuerda que, en una oportunidad, en la cancha de River Plate, un hombre que se preparaba para ver el partido de su equipo junto con sus pequeños hijos, la increpó de mala manera gritándole “qué no entendés que no me interesa lo que piden”. Vanesa Toledo, quien perdió a su madre esa calurosa mañana, habla de “un trabajo de hormiga” para convencer a los transeúntes que accedan a solidarizarse con ellos a través de una simple fotografía. Muchos jóvenes, luego de posar ante la cámara, preguntan cómo salieron deliberando si la foto se puede guardar o no: “Si salí mal, borrala”. Algunos fotografiados parecen salidos de una película de Quentin Tarantino por sus diálogos absurdos y frívolos en medio de la tragedia.

Reuniones en Casa Rosada

Zulma Ojeda, madre de Carlos Garbuio, fue el primer familiar que fue recibido por la Presidenta. No fue casual. Ella había declarado en el programa televisivo AM que “Cristina debería imaginar qué sentiría si el que estuviese enterrando fuese Máximo”. Inmediatamente recibió cinco llamadas de Oscar Parrilli, secretario presidencial, para entrevistarse con ella. El diálogo de una hora y media fue cordial pero, con el tiempo, algunos familiares se preguntan si la invitación no fue una forma de apriete, de silenciar las opiniones más duras contra la embestidura presidencial. Zulma sólo se animó a relatar ese encuentro, ante los medios, seis meses después. Su hermana lo había contado meses antes ante este medio.

Juan Carlos Alonso tiene 74 años, sufrió dos ACV en los últimos tiempos y quiere sacarse “el veneno y el odio que tengo adentro” luego de más de seis meses de guardar silencio. Trabajó hasta 1978 en los talleres ferroviarios de Villa Luro, estación en la que su hijo mayor de 41 años se tomaba el tren rumbo al centro porteño como de costumbre. Descree de las promesas del soterramiento y está convencido que “esto terminará en la nada”. Paradojas del destino, su hijo trabajó con el ex secretario de transporte de la Nación, el multidenunciado Ricardo Jaime, en los inicios de la sospechada empresa aeronaútica Southern Winds, que ganó fama internacional por el transporte de valijas con cocaína en los comienzos del kirchnerismo. Alonso también estuvo reunido con la Presidenta en Casa Rosada. Allí le sugirió que cambiase el nombre de algunos de sus funcionarios y que nombrar al abogado Alejandro Ramos al frente de la secretaría de transporte, no era lo correcto. A Cristina el comentario le molestó y se lo hizo saber. Otro familiar le preguntó, inocentemente, por qué no estatizaban los ferrocarriles: “Porque no se puede. No hay plata para eso”.

Fuente : Plaza de mayo

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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