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sábado, 1 de septiembre de 2012

Salario mínimo, coherencia sindical y después

La semana que termina fue importante en materia laboral porque se convino el nuevo piso salarial para la Argentina en el marco del Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil.

Por: Ana Vainman

Con el sueldo mínimo de $ 2875 a partir de febrero próximo, y con casi todas las paritarias 2012 resueltas, la mirada de muchos trabajadores del país se posará ahora en la suba de los montos y los topes de las asignaciones familiares y el aumento del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias.
"Esos temas ya son resortes exclusivos de la presidenta (Cristina Fernández)", reconoció una de las personas que desde la pata del Estado integró la mesa tripartita de negociación que se reunió el martes pasado en el Ministerio de Trabajo. La misma fuente indicó que se están realizando estudios en esas dos materias.
Estas dos cuestiones son las que enarboló como banderas el titular de la CGT Azopardo, Hugo Moyano, y que le sirvieron como caballitos de batalla para enfrentarse definitivamente con el gobierno. Paradójicamente, esos reclamos también los hacen todos los dirigentes de la CGT antimoyanista, con mayor o menor vehemencia.
La suba del piso a partir del cual se tributa fue resistida por el Poder Ejecutivo, quien viene realizando aumentos anuales del mínimo no imponible –a excepción de 2009–. Esta resistencia a aumentarlo en 2012 se debe, en parte, a que se convirtió en el argumento principal de Hugo Moyano y sus aliados para cuestionar las políticas de empleo del gobierno, pero principalmente a cuestiones fiscales. Es por eso que, a pesar de que la AFIP tenía listo a principios de año el borrador con el incremento, todavía no se realizó. Y aunque pueda llegar a hacerse un anuncio antes de fin de año, es difícil que la modificación alcance al ejercicio fiscal 2012. Como el impuesto es anual (se paga mensualmente, pero en función de los ingresos anuales), si se modificara hoy, el Estado debería devolver el retroactivo a enero por lo ya abonado. Y en un contexto de desaceleración económica y crisis internacional, es poco probable que ocurra.
La posibilidad de que la suba se haga para que comience a regir a partir de 2013 fue reconocida por un funcionario del Poder Ejecutivo. Quedará en manos de los representantes de los trabajadores hacerles llegar al gobierno los pedidos para que esa suba sea lo suficientemente importante como para compensar los bajos incrementos de los últimos años (en abril de 2011, por ejemplo, la suba fue del 20% cuando el promedio de las paritarias estuvo en torno al 26%) y el congelamiento en 2012. El Congreso del Salario Mínimo dejó en claro varias cosas. Por un lado, sirvió para que a nadie le quedaran dudas de que Hugo Moyano está en la oposición. Por primera vez en nueve años no concurrió y por primera vez también realizó un pedido de suba del 50%. También evidenció que una de las mayores preocupaciones tanto para trabajadores como para empresarios (aunque por distintos motivos) es el trabajo no registrado y las dificultades para combatirlo, y que la política monetaria que lleva adelante el gobierno puede generar encontronazos aun con los más leales dirigentes sindicales.
La relación de un dirigente sindical con el gobierno no basta para juzgar su aporte a la vida de los trabajadores y a la realidad política de un país. Para poder hacer una evaluación más general, es necesario repasar toda su línea histórica.
El miércoles pasado se realizó la presentación del libro 100 años de lucha sindical. Del anarquismo al peronismo revolucionario, del secretario general de la Asociación de Empleados de Farmacia, Alfredo Ferraresi, en la Biblioteca Nacional.
Allí, un hombre de 80 años que sólo hizo hasta sexto grado de la escuela primaria, recordó ante unas 250 personas el aporte que hizo ese gremio a la vida sindical argentina, en la que reconoce las diferentes corrientes ideológicas que conformaron las primeras organizaciones y la fuerza aglutinadora del peronismo a partir de 1943.
Mencionó ante los presentes y dejó plasmado en papel que, por ejemplo, cuando comenzó la Guerra Civil Española, algunos dirigentes del sindicato viajaron a Europa para combatir en las filas de los republicanos y que desde Argentina se trabajó intensamente en los contraturnos de las farmacias para producir medicamentos que fueron enviados a España. También dijo que luego de años de peregrinar en múltiples sedes, la de Rincón 1044 se convirtió en una usina política, social, donde "había de todo, como en botica". También se recordó a Jorge Di Pascuale, dirigente indiscutido del gremio que había padecido persecuciones y detenciones hasta su desaparición el 29 de diciembre de 1976.
Rodolfo Walsh había dicho: "Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las anteriores; la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las cosas."
La frase fue pronunciada por el secretario adjunto de la Asociación de Empleados de Farmacias, Víctor Carricarte. Carricarte, el historiador Norberto Galasso, la periodista Stella Calloni y el director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, rescataron la noción de solidaridad que siempre primó dentro de ese sindicato.
Ferraresi, que debió comenzar a trabajar a los 13 años después de quedar huérfano de padre, recordó que el sindicalismo debe ocuparse de mejorar la vida de los trabajadores con logros reivindicativos, pero también debe mantener siempre el espíritu revolucionario para cambiar realmente las cosas. Así, Ferraresi se animó a dejar constancia escrita de su historia de trabajo y militancia a pulmón, de su doctrina, de los héroes y los mártires de su vida.

Fuente: Tiempo Argentino

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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