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domingo, 18 de noviembre de 2012

Piratas financieros y buques de la Armada

Por  Eduardo Anguita
eanguita@miradasalsur.com

Según datos oficiales del Ministerio de Economía, la Deuda Pública Nacional Bruta –excluyendo los títulos en manos de quienes no se presentaron a los canjes 2005 y 2010– alcanzó los 178.963 millones de dólares a fines de 2011.

Eso equivale aproximadamente al 41,8% del PIB de Argentina. Así, durante 2011, se redujo 3,5% respecto de fines del 2010. Si se toma el período 2002-2011, la Deuda Pública Nacional (interna y externa) se redujo en el orden de 125% mientras que la Deuda Pública Externa lo hizo en el orden del 81%. En lo que va de este año, el Tesoro pagó todos los compromisos, incluyendo el Boden 2012, cancelado el pasado 3 de agosto, que significaron 2.300 millones de dólares, y tiene los fondos para pagar los llamados cupones atados al PBI, que deberá efectuarse a fin de año, por un total de 3.400 millones.

El Gobierno logró encauzar positivamente un tema crucial que refiere a las decisiones soberanas sobre financiamiento de la economía, sin riesgos de no cumplir con los tenedores de títulos ni necesidad de endeudarse a altas tasas, sectores opositores aliados a actores claves del poder financiero internacional crearon una serie de fantasmas que confunden a buena parte de la opinión pública.

Quienes no entraron en los canjes mencionados –que representan el 7% de la deuda original– se convirtieron en la vedette de la prensa opositora. El juez de Nueva York Thomas Griesa –y una cámara de apelaciones que ratificó su fallo– amenazan con bloquear parte de los pagos a los legítimos acreedores para entregarle ese dinero a, entre otros, el NML de Paul Singer, uno de los litigantes, concretamente el que logró un fallo de la Justicia de Ghana para embargar la Fragata Libertad.

Dado que el Estado nacional tiene maneras de pagar por vías legítimas que impedirían la incautación de fondos por parte del afiebrado juez Griesa, la prensa opositora argentina siembra el terror al advertir que "la Argentina puede entrar en default técnico" en caso de no pagar por vías bancarias que sí podrían ser interferidas por el juez de los bonistas.

Es decir, los editorialistas del miedo quieren, sin vueltas, que la Argentina pise el palito y caiga en la trampa de los llamados fondos buitre. Quienes no aceptaron los canjes podrían verse beneficiados en ese caso. Lo increíble es que ya no se trata siquiera del FMI, un organismo internacional, sino de una serie de financistas privados cuyas sedes están en paraísos fiscales para eludir el pago de impuestos y enmascarar el origen de sus fondos.

Resulta casi increíble que La Nación, Clarín, Infobae y El Cronista, por ejemplo, estén a la espera de algún "error argentino" que obligaría a destinar más recursos públicos para pagar deuda externa, precisamente aquella que no quiso escuchar la oferta del gobierno de Néstor Kirchner en Dubai en septiembre de 2003 y que se materializó para ser un factor clave de la recuperación argentina.

Es más, alientan que la Argentina pague por alguna vía que luego pueda ser convertida en la torpeza de algún funcionario bisoño. Mientras eso no suceda, amenazan con el "default técnico", una categoría inexistente.
Default es cesación o interrupción de pagos, el agregado de "técnico" parecería salido de una jerga que aceptara la categoría de "casi embarazada".

En concreto, la Argentina paga la deuda contraída y renegociada, lo cual no le trajo inconvenientes con la banca internacional ni los organismos de crédito, pero ahora, diez años después de iniciado ese camino, para varios operadores mediáticos de gran porte, se trata de una nación "técnicamente" inconveniente.

Desde ya, no precisan en qué consiste esa definición, pero sí citan a "voceros" de Merrill Lynch, del Crédit Suisse o del JP Morgan para ratificar los argumentos que desde hace años sostienen las páginas de análisis político y económico de La Nación y Clarín: que los inversores no creen en la Argentina.

Basta recordar la labor de desgaste emocional producida por esos medios durante fines de 2001 y todo 2002 cuando recordaban en letras de pánico las cifras del "riesgo país".

Tanto el Grupo Clarín como La Nación tenían unos pasivos que podrían haberlos llevado al desastre y, por supuesto, con sus artículos contribuyeron a que el Estado fuera custodio de sus intereses. El caso más emblemático, y que fuera denunciado a diario por Julio Ramos en Ámbito Financiero fue la llamada ley Clarín, que terminó con el bello nombre de Ley de Industrias Culturales, y que impedía cláusulas de quiebra a un medio que tuviera una mayoría de capital nacional.
Es decir, de un animal que tuviera trompa de elefante y orejas de elefante.

Hace una década, la situación financiera latinoamericana era de gran fragilidad externa mientras que Estados Unidos y Europa gozaban de un gran margen de maniobra que utilizaron de un modo tal que llevó a vivir en estos momentos una crisis financiera sin precedentes. Los llamados fondos buitre son un sector marginal de primer mundo financiero. Quizá, para disciplinar a gobiernos como Grecia y Portugal –y otros–, con deudas externas impagables, haya sectores del poder que vean con buenos ojos una sacudida a la Argentina.

Esta línea de análisis significa: si algún día los gobiernos europeos entran en default (real) no conviene aceptar que algunos tenedores de bonos europeos queden fuera de las negociaciones. Este escenario no es para nada descabellado. Los interrogantes sobre la posibilidad de que algunas naciones europeas no afronten las deudas que tienen es resultado de la puja (real) que afrontan por el aumento de las protestas sociales.

Las huelgas del pasado miércoles en varios países europeos, con epicentro en España, son una muestra clara de resistencia popular a los planes del poder financiero.

Las diferencias entre los fondos especulativos marginales y los bancos públicos y privados de gran peso pueden tener intereses en común. En ese escenario, la Argentina queda señalada como un "mal ejemplo".

Este es el factor externo. El interno parece estar a las claras vinculado con el 7D, como se ha llamado a la fecha en la que vence el plazo para que el Grupo Clarín se desprenda voluntariamente de las licencias que exceden lo permitido por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

Los directivos de ese grupo quedaron en el lugar central de la oposición política y pretenden medir fuerzas como un poder que ellos consideran real pero que no tiene anclaje institucional.

Es algo similar a lo que sucede en la mayoría de los países latinoamericanos en los cuales la derecha no logró formar expresiones de representatividad como para ser una alternativa de gobierno.

Claras excepciones son Colombia y Chile. La primera con un Juan Manuel Santos quien, al interior de su país, resultó quedar "a la izquierda" del ultramontano Álvaro Uribe. Esa curiosidad y su buena relación con el venezolano Hugo Chávez muestran un camino audaz que no comparten las derechas conservadoras y desunidas en el resto de las naciones de la región.

En cuanto a Chile, se trata de un país que tiene un empresariado de derecha –en muchos casos pinochetista– pero que sabe hacer negocios en la región. Por caso, en la Argentina, donde Horst Paulmann tiene un gran peso en los supermercados (cadena Cencosud, que tiene Easy y Jumbo entre otros). Este año, una serie de notas del periódico El Mostrador, de Santiago de Chile, revelaron que el padre de Paulmann, Kart Werner, era un alto oficial de las SS y que habría participado en actividades criminales. Werner pasó por la Argentina en 1945 y luego se instaló del otro lado de la cordillera. Paulmann tiene un excelente trato con el presidente Sebastián Piñera, a quien trata casi como un subordinado, y mantiene muy buenos vínculos en la Argentina dado que sus negocios avanzan viento en popa.

En la Argentina, la dispersión de la oposición partidaria es un dato de debilidad que tienen en cuenta quienes, como el directorio del Grupo Clarín, pretenden liderar la confrontación contra el Gobierno.

Tienen sus expectativas puestas en dos cosas. Una es el crecimiento de las protestas de sectores medios, de gran peso social en el país. Y la otra es la tradición de rupturas institucionales, no solo de los viejos golpes militares sino de variantes donde los "golpes de mercado" pueden ser usados como excusa para desplazamientos

institucionales. Buques sin destino.

No puede decirse con certeza si la Fragata Libertad hizo escala en Ghana por impericia de la Armada y del Ministerio de Defensa, que avaló la parada en el puerto de Tema.

Las sospechas de que algunos mandos de la Marina de Guerra formaron parte de una pequeña conspiración tienen razonable sustento.

La realidad es que los abogados de Paul Singer tuvieron la información a mano con mucha anticipación. El 1º de junio de este año, un comunicado oficial de la Armada informaba sobre los puertos donde la Libertad haría sus escalas.

Cuando la nave llegó a Tema, el 1º de octubre, la Justicia de ese país caía sobre la nave escuela y la embargaba. La falta de antecedentes en la Justicia internacional sobre el embargo de una nave de guerra y la sorpresa de semejante decisión pueden servir para evitar una aproximación conspirativa.

Sin embargo, lo sucedido con la corbeta Espora en Ciudad El Cabo resulta mucho más confuso. En efecto, entre el 24 de septiembre y el 10 de octubre pasados, debía llevarse a cabo el operativo Atlasur, en mar sudafricano cercano a Ciudad del Cabo, con la participación de efectivos y material de guerra de Brasil, Argentina, Sudáfrica e India.

En la dotación argentina, entre otros barcos, iba a participar la corbeta Spiro. Todo estaba dispuesto ya que el pasado 28 de agosto, en Puerto Belgrano, se realizó la ceremonia de despedida de la Spiro con toda su dotación.

Debía partir al día siguiente a las 10 de la mañana hacia Sudáfrica. Por cuestiones "técnicas", en cambio de la Spiro partió la corbeta Espora, que tiene las mismas características.

El 18 de octubre, cuando la Fragata Libertad ya llevaba 18 días de embargo, un comunicado oficial de la Armada informaba: "La corbeta Espora se halla amarrada en el puerto de la Base Naval de Simon's Town, Sudáfrica, luego de haber finalizado la novena edición del Operativo Atlasur, en aguas de ese país" y agregaba que "a la fecha, la corbeta se encuentra en etapa de alistamiento para realizar el cruce del océano Atlántico, a fin de regresar a su apostadero habitual en nuestro país, previo a efectuar una escala de reabastecimiento en el puerto de Río de Janeiro".

Por entonces arreciaban las versiones de que los abogados de Paul Singer podían lograr el embargo de la Espora. El canciller Héctor Timerman viajaba para reunirse con autoridades sudafricanas y parecía despejarse el panorama.

Sin embargo, la Espora no volvía y se sabía que tenía desperfectos "técnicos". Anteayer, viernes, un comunicado de la Armada llenaba de nubarrones el panorama: "Ante la información falsa publicada hoy por el matutino La Nación respecto de la situación de la corbeta ARA Espora, la Armada Argentina informa que los avances en los trabajos de reparación del buque al día de la fecha son cercanos al 65% de la obra y que la institución no mantiene ninguna deuda con la empresa alemana MTU, ya que los pagos se están efectuando según lo acordado al momento de la contratación del servicio".

Agregaba que "el buque no se encuentra retenido sino que se están efectuando las tareas de alistamiento previstas".

La empresa MTU, del grupo Daimler Benz, no emitió ningún comunicado pero la Armada tuvo la precaución de no informar quiénes eran los que estaban reparando el supuesto desperfecto.

La MTU Friedrichshafen GmbH (Motoren-und Turbinen-Union Friedrichshafen SRL) tiene la sede en Friedrichshafen, en el sur de Alemania. Es parte del complejo militar-industrial, liderado por la Daimler SA y es líder como constructora de motores para cualquier uso. Fue fundada en el 1909 como Luftfahrzeug-Motorenbau GMBH; es decir, constructora de motores para aviones.

Creció de modo exponencial durante el hitlerismo, por la venta de motores para tanques, buques y aviones para la Wehrmacht, las Fuerzas Armadas de Hitler. En 1960, Daimler adquiere la MTU y en 2005, se la vende al grupo sueco Tognum, pero luego recompró gran parte del paquete accionario, de modo que Daimler pasó a tener el paquete mayoritario de Tognum.

Por un contrato celebrado con la Armada, MTU se ocupa los motogeneradores eléctricos de las corbetas argentinas. El comunicado de la Armada emitido hace dos días no aclara quién repara y se supone que cuando una empresa del porte de MTU tiene a su cargo esa tarea resulta muy raro que en este mes de espera "los avances estén al 65%".

Eso no explica nada: ni quién lo arregla ni cuándo va a estar reparada. Más bien, es extraño que el Ministerio de Defensa no haya tomado en sus manos la tarea de dar información precisa al respecto. Sobre todo, porque la sensibilidad del asunto requiere fuentes confiables.

No hace mucho, precisamente, fue removida la cúpula de la Armada por supuestas fallas o sospechas en el affaire de la Fragata Libertad. Lo de la Espora no parece muy claro. Y la versión de La Nación requiere una rectificación precisa, si es que es información falsa.

http://sur.infonews.com/notas/piratas-financieros-y-buques-de-la-armada

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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