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lunes, 21 de enero de 2013

Los límites distribucionistas del empresario argentino

Declaraciones de Ignacio de Mendiguren 

Yo hubiese titulado "Los límites distribucionistas de los empresarios"  en Argentina o en cualquier lugar del mundo o un título mejor  sería : " Es el capitalismo idiotas" 

Por :Jorge Muracciole

Las declaraciones del máximo representante de la Unión Industrial Argentina ( UIA), Ignacio de Mendiguren, sobre el piso salarial  del 25% de las futuras paritarias del 2013, en relación con los dichos de diversos dirigentes tanto de la CGT conducida por el líder camionero Hugo Moyano como de la central encabezada por el metalúrgico Caló, y la CTA de Hugo Yasky, no fueron tan solo desafortunadas. Intentar comparar la actual situación económica y política con el escenario de junio de 1975, con el desborde inflacionario y el Rodrigazo, expresa muchas otras cuestiones que un simple error de análisis. De alguna manera que uno de los máximos dirigentes empresariales argentinos haya instalado dicha analogía se torna objetivamente funcional a aquellos sectores que militan en favor de magnificar los inconvenientes y minimizar los logros del actual gobierno. Pero a su vez sintetiza cuáles son los límites de sectores significativos del empresariado argentino, ante la puja distributiva propia de un sistema de relaciones laborales democráticas. El posterior apoyo a dichas declaraciones del representante legal Daniel Funes de Rioja de una de las cámaras empresariales que más se beneficiaron en la recuperación económica sostenida desde el 2003 a la fecha, confirman de alguna manera esta hipótesis.

Afirmar que la recomposición salarial acorde con la inflación del pasado año tendría efectos negativos en los precios, alertando sobre un desborde inflacionario, es negar que el problema inflacionario son los formadores de precio y no la actualización salarial. Y es además querer decretar una transferencia de los sectores asalariados a los industriales. Para aquellos lectores menores de 40 años como para los que atravesamos la coyuntura de los '70, sería provechoso rememorar cuál era el cuadro de situación del hiperdebilitado gobierno de Isabel Martínez después de la muerte de Juan Perón, y las múltiples diferencias con el actual proceso de recomposición económica, comandado desde hace una década en sendos gobiernos por Néstor Kirchner y Cristina Fernández.

El tercer gobierno del general Perón fue posible en una coyuntura histórica, tanto nacional como internacional, signada por un irrefrenable ascenso de masas. Por otra parte, el Pacto Social implementado desde el 25 de mayo de 1973, se había abortado ya en vida de Perón, por varios motivos. La determinante crisis del petróleo de 1974; el creciente agotamiento del modelo fordista de producción que había generado una doble tensión: la insaciable búsqueda de incrementar sus ganancias por parte de las corporaciones a escala internacional, y el creciente malestar en los países desarrollados de amplios sectores en la sociedad del bienestar y principalmente en el ámbito del trabajo. Y un cuestionamiento, generacional a escala planetaria, sobre el sentido de la rutina y el proyecto de vida del consumismo capitalista.

De este pensamiento de época no era ajena la sociedad argentina, caracterizada por la incorporación al aparato productivo de importantes contingentes de jóvenes provenientes de capas medias, que se asumieron como asalariados sindicalizados, confluyendo con un movimiento obrero en plena recomposición, artífice de acontecimientos en los años de resistencia a las sucesivas dictaduras de Onganía-Levingston y Lanusse, como el Cordobazo y el Viborazo, que  por su extensión y su radicalidad, en nada se tornan comparables al actual escenario.

En esos años en centenares de establecimientos fabriles, miles de jóvenes confrontaban con las patronales y se organizaban desde las bases en sus lugares de trabajo, constituyéndose experiencias diversas en los cordones industriales de importantes ciudades, contingentes orientados por lo que se llamo el activo amplio o la vanguardia natural de la clase. Tendencias heterogéneas  entre las cuales surgieron la Juventud Trabajadora Peronista, el Movimiento Sindical de Base,  o la Intersindical del legendario Agustín Tosco. Corrientes del clasismo fuertemente arraigadas no sólo en Córdoba sino en la provincia de Santa Fe, en Villa Constitución, en el gran Rosario y entre los años '73 y '75 en constante crecimiento en los cordones industriales del oeste, norte y sur de Buenos Aires. Crecimiento que fue socavando el poder monolítico de las viejas cúpulas sindicales, atravesadas por el ideario colaboracionista, y colonizadas por el modelo de accionar vandorista que los alejaba de la nueva camada de trabajadores.
 Esa compleja y explosiva realidad de las paritarias de 1975, donde se congregaron en las llamadas Coordinadoras de Gremios, tuvo su máxima expresión en el llamamiento a los Gremios en Lucha, lo mejor de la militancia combativa con incidencia de masas. Esa nueva coordinación fabril alternativa a la cúpula cegetista, por su extensión y radicalidad, sintetizaba un verdadero cambio de época en el ámbito laboral. Esta nueva emergencia sindical  generó una semana de paros y movilizaciones, que forzaron a la CGT, de Casildo Herrera al primer paro general al gobierno  de Isabel Martínez.

Por su parte el giro neoliberal del gobierno de Isabelita y la hegemonía de la derecha peronista, en su afán disciplinador, proyectó el ajustazo en materia económica del 2 de junio de 1975, con su Ministro de Economía Celestino Rodrigo y en paralelo constituyo, en connivencia con fuerzas policiales, la patota sindical y grupos paramilitares como las tres A, que resultaron funcionales a lo peor de un empresariado ávido de desterrar del seno  de las empresas la creciente democracia de base. Esa realidad abismalmente diferente es la que hace una verdadera caricatura las afirmaciones de Ignacio de Mendiguren.

Más allá del incierto futuro de la unidad de las cúpulas sindicales y sus internas, la instalación de las negociaciones paritarias desde el 2007 ininterrumpidamente por los sucesivos gobiernos kirchneristas, se constituye no sólo en un logro sino en una clara diferenciación con los predecesores gobiernos de la transición democrática. Lo que amerita en esta nueva etapa, Ley de Medios mediante, es un debate  de toda la sociedad sin excepciones sobre cuál es el verdadero origen de la inflación, y qué papel se le asigna tanto a los poderes democráticos, como a los trabajadores y sus organizaciones democráticamente elegidas, sobre esas minorías que, en su afán de ganancias desmedidas, ponen en riesgo el crecimiento económico y el mejoramiento de las condiciones de vida de la inmensa mayoría de la población.

La discusión para mi es si el establishment no puso ya un límite claro a la distribución y puso un techo a la recuperación de los derechos laborales que venia viviendo con el kirchnerismo. El mensaje fue claro: Es hasta acá llegaron . A Cristina le pusieron en la misma UIA un claro límite en 2011 hablando del péndulo y ella les devolvió la gentileza con la idea de la sintonía fina que sería la forma política de adherir a la alianza con ese sector  empresario en la nueva gestión cristinista y que tambien incluyo el apartamiento de Moyano de la mesa de negociación . El entierro del proyecto de participación en las ganancias empresarias y el éxodo del kirchnerismo producido unos meses mas tarde pero anunciado practicamente desde ese momento. 
Hoy es claro que la disputa no sirve para otra cosa que no quedarse retrazado frente  al incremento de precios . La rentabilidad de los empresarios no se toca , lo que se toca se va a los precios porque la rentabilidad no se negocia .



Domingo, 27 de noviembre de 2011


Disciplinamiento










Fuente: Tiempo Argentino 

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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