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viernes, 22 de febrero de 2013

Interrogantes sobre una devaluación (2)

Interrogantes sobre una devaluación (2)














Por Santiago Mayor. En esta segunda parte veremos las consecuencias concretas de la devaluación anunciada en Venezuela el pasado 8 de febrero.

En la primera parte de esta nota se analizaron los antecedentes y los motivos de la devaluación efectuada en Venezuela el pasado 8 de febrero. La medida defensiva tomada por el gobierno venezolano es el resultado de debilidades propias que la revolución no ha podido resolver sumadas a la presión del capital financiero que aun tiene mucho poder sobre la economía del país.

A continuación indagaremos las consecuencias concretas que tendrá esta medida en el corto plazo y las opciones para contrarrestar los posibles efectos negativos.

¿A dónde va la plata cuando se devalúa?

Como se explicó en la nota anterior, la devaluación implica una transferencia de ingresos hacia los sectores exportadores -quiénes adquieren divisas- en detrimento de aquellos que compran dólares (principalmente los importadores). A su vez supone también una redistribución negativa que va de aquellos sectores que reciben un ingreso fijo en bolívares hacia los empresarios con capacidad de manipular los precios.

Ahora bien, es necesario hacer un análisis concreto de la realidad específica de cada Estado, partiendo de la base que el impacto de esta medida en Venezuela no implica necesariamente lo mismo que en, por ejemplo, Argentina. En nuestro país los principales exportadores son los terratenientes, pooles de siembra e intermediarios que venden principalmente soja, al mismo tiempo que las empresas transnacionales que explotan recursos naturales como el oro o el petróleo. En Venezuela en cambio, de las exportaciones totales, el 95% las produce Petróleos de Venezuela (PDVSA) una empresa estatal.

Por otra parte, es cierto que la inflación crecerá (aun en los productos que no dependen de las importaciones) afectando el bolsillo de los sectores populares. Sin embargo, hay que tener en cuenta las correlaciones de fuerza sociales específicas de la sociedad venezolana donde además existe un gobierno que responde a los intereses populares, cuestión que se demostró ampliamente con los resultados de las últimas elecciones y la gran participación popular en la vida política del país.

¿Qué pasa con las deudas?

Una de las preguntas posibles respecto de esta devaluación podría ser en cuanto afecta a la deuda pública del Estado venezolano. La respuesta dista de visiones catastróficas sobre la influencia de los organismos de crédito internacional en la economía de ese país: la deuda externa, con intereses incluidos, representa apenas el 5% del Producto Bruto Interno. Por otra parte, la deuda interna nominada en bolívares, ahora será más fácil de pagar ya que es el Estado quién recibe la mayor cantidad de divisas gracias a la renta petrolera.

A su vez, como planteó Norberto Bacher “las posiciones en reservas del Banco Central de Venezuela son sólidas y suficientes para enfrentar la actividad corriente y prevenir ataques especulativos”.

La devaluación ¿más allá de lo económico?

Pero uno de los principales problemas de la devaluación, más allá de las consecuencias económicas planteadas, es la victoria que supone sobre la conciencia de los venezolanos y venezolanas.

La idea de que el mercado termina primando más allá de los intereses de los sectores populares habilita a que la oposición de derecha refuerce su discurso contra el modelo económico socialista. No importa que regulación del Estado se imponga, no puede contra los poderes económicos. A su vez, este discurso, reafirma que la única economía estable posible es la economía de mercado. Falso. La inestabilidad de la economía venezolana se debe justamente a los resabios de economía capitalista que aún persisten. Basta con mirar la situación en Europa y sus respuestas a la crisis.

¿Qué hizo y puede hacer la Revolución Bolivariana ante esta situación?

Los 14 años de gobierno de Hugo Chávez han dado sobradas muestras de que, a pesar de los ataques del imperialismo estadounidense, el capital financiero y la derecha venezolana, se ha avanzado en victorias fundamentales para los sectores populares.

La pobreza en 1998 (cuando Chávez ganó las elecciones por primera vez) alcanzaba al 50,4% de la población y a fines de 2011, el 31,9%; en el mismo lapso, la pobreza extrema bajó del 23% al 8%. También han mejorado los indicadores de salud y educación: Venezuela logró en estos años ser el segundo país libre de analfabetismo en América Latina después de Cuba.

Por otra parte, y más allá de estos indicadores generales, en lo que afecta directamente al bolsillo del ciudadano “de a pie”, existen programas concretos que contrarrestan los efectos de la inflación. Por ejemplo, a través de la red de Mercados de Alimentos C.A. (Mercal) y la Productora Venezolana de Alimentos (Pdval), el Estado garantiza el acceso a la totalidad de los productos de la canasta básica a precios subsidiados. En la actualidad, solo Pdval, suministra el 61% del consumo nacional de productos de la canasta básica llegando a 17 millones de personas.

A esto se suma el suministro de alimentos a los niños de educación primaria, a través del Programa de Alimentación Escolar (PAE) y la promoción de la red de farmacias socialistas Farmapatria.

Por último, pero no menos importante, hay que tener en cuenta las iniciativas que se han desarrollado a favor de los trabajadores. Cuando la propia derecha venezolana se rasga las vestiduras planteando cómo la devaluación es un ataque directo del gobierno hacia los trabajadores, vale recordar que a lo largo de los años, el salario ha aumentado por encima de la inflación permitiendo un crecimiento del salario real. Además, en Venezuela el porcentaje de personas que percibe el sueldo mínimo disminuyó del 65% en 1998 al 21% en la actualidad.

Pero el hecho más relevante sobre las políticas hacia los trabajadores, ha sido la Ley Orgánica de Trabajo sancionada en mayo de 2012. La misma extendió el permiso prenatal a 6 semanas y el postnatal a 20 semanas (en total, seis meses y medio) para todas las mujeres, trabajen en el sector formal o informal, e incluye también los casos de adopción; la inamovilidad laboral para las madres y los padres de un niño recién nacido se incrementó de uno a dos años; eliminó la figura de la tercerización laboral; redujo la jornada laboral de 44 a 40 horas semanales, estableciendo “la obligación y el derecho de los trabajadores de dos días continuos de descanso”; incluyó la vuelta a la retroactividad de las prestaciones sociales, para que éstas sean calculadas en base al último sueldo, aspecto que había sido suprimido en 1997 y retornó el pago de la doble liquidación en casos de despidos injustificados.

Estos datos dan cuenta de la especificidad de la realidad venezolana a la hora de enfrentar los efectos de la devaluación. Si bien no se pueden negar los aspectos negativos, no deja de ser una medida excepcional en un contexto general de ofensiva del proyecto socialista que se consolidó luego de las victorias electorales de octubre y diciembre del año pasado.

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Interrogantes sobre una devaluación (1)

Fuente: Marcha 

2 comentarios:

Daniel dijo...

Javier;
gracias por la frase de Diego que me dejaste en el blog: -"A veces hace falta alejarse de todo para recuperar la perspectiva."
La tuve presente todo el tiempo en las vacaciones. Espero ir en camino de lograr algo de eso.
Abrazo.

Javier dijo...

A mi me dicen que hago eso todo el tiempo por poder ver las cosas desapasianadamente como si no fuese parte de las mismas

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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