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jueves, 19 de septiembre de 2013

La "solución de mercado" para la Villa 31

La "solución de mercado" para la Villa 31
Por Tomás Guevara

La candidata a senadora nacional por el PRO, Gabriela Michetti, blanqueó el 25 de agosto en el programa de Mirtha Legrand cuál es el proyecto que tiene el PRO para la Villa 31: otorgar títulos de propiedad para que esas tierras "entren" al mercado y que, a través de su venta, se logre lo que no se logró ni siquiera a través de la violencia de las topadoras, el desalojo definitivo de la villa. 

El argumento esgrimido por Michetti es que esas tierras son muy "apetitosas para el mercado inmobiliario", lo que implica que los sectores sociales que viven actualmente en ese lugar, no tienen el derecho ni la capacidad económica para seguir haciéndolo.

No llaman la atención las declaraciones de Michetti, no fue la primera. El diario La Nación en reiteradas ocasiones publicó notas con esa propuesta. Por ejemplo, Lucas Llach en una nota del 4 de septiembre de 2009 planteaba que esta "solución de mercado" plantea el mejor escenario posible, donde los ricos ganan al recuperar un espacio privilegiado de la ciudad y los pobres ganan al poder mudarse a un "chalecito con redes de servicios en el Gran Bueno Aires". Pero también, es necesario recordar que Macri hizo campaña en 2007 afirmando que iba a erradicar la emblemática Villa 31. Después, la realidad le hizo ver que no era posible la erradicación forzosa y se empezó a buscar alternativas viables, como la que expresó la candidata.

La “solución de mercado” del PRO permite adentrarnos en la concepción que tiene este proyecto político sobre qué tipo de gestión urbana es necesaria desarrollar en las ciudades y acerca de su concepción del mercado como el más eficiente mecanismo de asignación de recursos, tanto para el sistema financiero como para la vivienda social o cualquier otra problemática. Esta concepción remite al más puro neoliberalismo, que ve a la ciudad como un soporte y objeto de los negocios privados, antes que como un recurso escaso que debe cumplir una función social, orientada a satisfacer necesidades sociales, amparadas por derechos humanos básicos, que pueden ser sintetizados como el “derecho a la ciudad”.

El PRO parece desconocer todas las leyes que amparan los procesos de urbanización de villas en la Ciudad de Buenos Aires, cuyo espíritu es la radicación e integración urbana, social y económica de esos territorios a la ciudad, para constituirse como hábitat definitivo de los hogares que allí habitan, no para convertirse en mercancía. Estas leyes van desde el artículo 31 de la Constitución, la ley 148 hasta la ley 3343, votada durante su gestión de gobierno y siendo primera minoría en la Legislatura, que específicamente determina la reurbanización de la Villa 31.

Esto no impugna que una porción de las familias allí radicadas opte eventualmente por vender y trasladarse hacia otro lugar del área metropolitana o del país. Tienen su derecho y está bien que así sea. Pero claramente no es el espíritu de la mayoría, que tiene arraigo en el lugar donde viven hace tantos años y que tanto lucharon para resistirse a los reiterados intentos de desalojo.

Este tema como tantos otros se metió de lleno en la campaña electoral de cara a octubre. El jueves 12 de septiembre, la Legislatura votó una declaración pidiendo al Congreso Nacional que trate el proyecto de transferencia de las tierras fiscales sobre las que se asienta la villa a la órbita de la Ciudad. Con qué finalidad quieren la titularidad de las tierras, ya lo dejó bien claro Michetti.

Como sucede con tantos otros temas, la discusión sobre la propiedad de los predios de la villa es una chicana sin fundamento entre ambos gobiernos, nacional y de la ciudad, que no tiene otro resultado que mantener un injusto satus quo. Nada tiene que ver la urbanización con la propiedad de las tierras en cuestión. Empezar la discusión por ese lado, es empezar por el final. Lo que se debe discutir es cómo se llevan a adelante las obras de infraestructura y mejoramiento barrial que hagan realidad la integración del barrio a la ciudad.

No obstante, pese a lo cuestionable en términos ideológicos de esta “solución de mercado”, es necesario destacar que no es la misma política que se plantea el PRO para otras villas, que claramente no están en terrenos "apetitosos para el mercado inmobiliario". Esto plantea la necesidad de complejizar la mirada sobre esta fuerza política, que combina miradas netamente neoliberales como la de la Villa 31, con prácticas de construcción política que pueden rastrearse incluso desde una concepción del conservadurismo popular.

En la Villa 19 del barrio de Lugano, por ejemplo, se plantea incluso la regularización compartida entre dos o más hogares, producto de la imposibilidad de dividir en propiedades individuales con las dimensiones mínimas establecidas por código. Esta regularización compartida hace mucho más difícil, casi imposible en algunos casos, la venta posterior y, por ende, la solución de mercado que se plantea para la Villa 31. El objetivo en este caso no es tanto la erradicación definitiva, que se sabe dificultosa y no interesa de momento dada la localización periférica del barrio, sino el control social, el disciplinamiento y/o la cooptación.

En definitiva, lo que se deja traslucir no es sólo la visión mercantilista sobre el desarrollo urbano y el hábitat que tiene el PRO, sino también lo claramente definidas que tiene las diferentes zonas de la ciudad que gobierna y las estrategias de construcción política que despliega en aras de consolidar esa visión de la ciudad. Por un lado, zonas donde los sectores populares no tienen derecho a vivir, no pertenecen y deben ser erradicados, por las buenas o por las malas; y por la otra, zonas donde su permanencia puede ser tolerada, pero donde se invierte lo mínimo y se llevan adelante políticas de maquillaje urbano y control territorial.

Fuente: Marcha

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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