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lunes, 9 de septiembre de 2013

Salvador Allende (1908-1973): “El mañana será del pueblo, será de los trabajadores”

Hace ya tanto como 40 años, aquel 11 de septiembre de 1973, culminaba la mayor o más profunda experiencia política revolucionaria que se haya vivido en el sur de Nuestra América: la “vía chilena al socialismo”.

Por Manuel Martínez

Fue un día trágico, un día de dolor y de furia, de movilización en todos los rincones de esta Patria Grande y en diversos lugares del mundo. El feroz golpe de Estado entronizaba entonces uno de los peores regímenes de terror que hayamos conocido. Su primer acto fue el bombardeo del Palacio de la Moneda donde se inmoló el presidente socialista Salvador Allende. Este hombre extraordinario tenía principios y no renunció a ellos hasta el último instante de su vida. Nunca había disparado un tiro, pero aquel día –con 64 años encima– resistió durante seis horas la embestida de la soldadesca con la metralleta que le había regalado Fidel Castro. Tiempo después, Gabriel García Márquez escribió: “La contradicción más dramática de su vida fue ser al mismo tiempo enemigo congénito de la violencia y revolucionario apasionado…”.

Allende, efectivamente, estaba convencido en los años 70 de que Chile recorrería un camino pacífico hacia el socialismo en el marco de las instituciones del Estado burgués. Así lo manifestó en su memorable primer discurso al Congreso Nacional, el 21 de mayo de 1971, en el que valoró a la revolución rusa de 1917 porque “tomó las decisiones que más afectaron a la historia contemporánea”, señalando a su vez que las circunstancias de Chile eran “muy distintas”. Afirmó así otra “vía”, otro “modelo”: “Estoy seguro que tendremos la energía y la capacidad necesarias para llevar adelante nuestro esfuerzo, modelando la primera sociedad socialista edificada según un modelo democrático, pluralista y libertario… El pueblo de Chile está conquistando el poder político sin verse obligado a utilizar las armas…”.

Un militante de toda la vida

Desde su adolescencia, cuando estudiaba en el Liceo Eduardo de la Barra, en Valparaíso, empezó a interesarse por “la cuestión social”. Impactado por las noticias que llegaban desde la Rusia revolucionaria, conoció a un viejo anarquista italiano, Juan Demarchi, quien le alcanzó algunos libros marxistas y libertarios. Ingresó a la carrera de Medicina, en Santiago, donde en poco tiempo se transformó en líder estudiantil: en 1927 fue presidente del Centro de Alumnos, en 1929 fundó el Grupo Avance y en 1930 fue vicepresidente de la Federación de Estudiantes de Chile. Desde ese lugar, en medio de la efervescencia popular al inicio de los años 30, participó activamente en la lucha contra la dictadura de Carlos Ibáñez, el “Mussolini del nuevo mundo”. En junio de 1932 se produjo un acontecimiento extraordinario, un suceso poco conocido, o más bien intencionalmente ignorado: una insurrección militar-popular proclamó la República Socialista de Chile, siendo su principal figura el comandante de la Fuerza Aérea, Marmaduke Grove. En ese experimento que duró apenas 12 días, Allende estuvo involucrado y tras la derrota fue encarcelado.

Un año después, en abril de 1933, se fundó el Partido Socialista. Este también es un dato poco conocido: en sus inicios no fue un partido socialdemócrata clásico sino de izquierda, con clara orientación marxista. Es muy interesante reflexionar sobre este recorrido, ya que, desde sus orígenes, con Allende como protagonista, fue un partido que surgió de la propia experiencia obrera y popular de Chile.

El Partido Socialista ensayó diversas experiencias en unidad con otras organizaciones de izquierda, entre ellas el Partido Comunista. La primera fue el Frente Popular, en 1936, y más tarde la Unidad Popular, creada en 1969. En todos esos años, Allende fue elegido diputado, fue ministro de Salubridad, secretario general del partido y senador hasta llegar a la Presidencia. Su militancia, sin embargo, no estuvo reducida a los cargos ni a las instituciones; siempre mantuvo una relación viva con la clase trabajadora, con la juventud, con los presos políticos de los años 40 o con la huelga de los mineros del carbón en 1960.

Un internacionalista singular

Hay algunos datos relevantes que dan cuenta de la visión internacionalista de Allende. Además de su valoración de la revolución rusa, en 1948 hizo pública su solidaridad con la Yugoslavia de Tito, condenando la política soviética de Stalin hacia ese país: “Cada pueblo es libre para escoger su propio camino al socialismo”. Algo parecido dijo respecto de la intervención soviética en Hungría, en 1956, defendiendo el “socialismo de bases libertarias”. Pero seguramente su mayor gesto internacionalista fue viajar a Cuba en 1959, a poco de haber triunfado la revolución en la isla. Se entrevistó con Fidel, con el Che y con Camilo Cienfuegos. En 1961, en la famosa Conferencia de Punta del Este auspiciada por el presidente Kennedy, denunció, junto al Che Guevara, el carácter imperialista de la Alianza para el Progreso. En 1964, en medio de la disputa entre Moscú y Pekín, rechazó cualquier alineamiento: “No somos colonos mentales de nadie”. En 1967 participó de la Conferencia Tricontinental de La Habana, proponiendo la creación de la Organización de Solidaridad Latinoamericana (OLAS), una suerte de internacional de Nuestra América alrededor de la revolución cubana. En 1968, dando cuenta de su pensamiento propio, e incluso discrepando con Fidel Castro, condenó la intervención soviética en la Checoslovaquia insurrecta: “Ha sido atropellada la soberanía de ese país”.

Murió de Chile

Puede discutirse mucho sobre la trayectoria de Salvador Allende. Todo esto es legítimo y necesario para seguir proyectando el futuro. Ahora, simplemente queremos terminar con algunas palabras finales de Allende antes de su muerte: “La historia no se detiene ni con la represión ni con el crimen. Esta es una etapa que será superada. Este es un momento duro y difícil: es posible que nos aplasten. Pero el mañana será del pueblo, será de los trabajadores. La humanidad avanza para la conquista de una vida mejor”.

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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