Economista y miembro de la Dirección Nacional de Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda, Castillo comienza su diagnóstico de la situación actual remontándose a la crisis mundial del 2007 y a su impacto en nuestro país.
Asimismo, analiza las perspectivas del gobierno kirchnerista de cara al 2015 y plantea el papel de la izquierda: “Se trata de darle materialidad a la consigna que la crisis la paguen los capitalistas”, afirma.
Por ANRed - L (redaccion@anred.org)
El diagnóstico que realiza el economista José Castillo se inicia con la crisis mundial capitalista, abierta en 2007, que –según asevera- “ya lleva 6 largos años de continuidad”. Puntualmente de la Argentina señala que la crisis “ha golpeado en forma disímil: muy fuerte a partir del último trimestre de 2008 y los tres primeros de 2009”.
Asegura que, aún cuando la economía argentina se recuperó a posteriori, ha seguido estando sometida al riesgo de verse afectada por nuevos episodios de la crisis mundial. Aquí marca una primera afirmación del diagnóstico estructural: “seguimos sosteniendo que la economía argentina es la de un país semicolonizado por el imperialismo, lo que viene generando desde hace décadas una fuerte decadencia económica, política y social, además de crisis recurrentes”. Para el economista, esta semicolonización de la economía argentina con respecto a los Estados Unidos se abrió con el golpe de 1955 y “ha adoptado una forma particularmente aguda a partir de la instauración del régimen de acumulación que comenzó con la dictadura militar y que continúa hasta la actualidad”.
Siguiendo este lineamiento, Castillo analiza “tres elementos, centrales al discurso kirchnerista, que nos permitirán defender la tesis de la continuidad con el régimen de acumulación hegemónico desde la segunda mitad de los 70. El mito de ‘la mayor independencia económica’, que confrontaremos con la mayor extranjerización de nuestra economía. Un ‘submito’ al que también nos referiremos brevemente: el del ‘desendeudamiento’. La segunda afirmación del discurso kirchnerista remite a la ‘reindustrialización’, mientras que nosotros nos referiremos, por el contrario, a una reprimarización de nuestra estructura productiva. Y, finalmente, marcaremos las continuidades de la década menemista con los noventa en lo que respecta a la distribución de la riqueza, desnudando el mito de la ‘redistribución’.”
Luego del desarrollo de estos tres elementos, reseña diversos factores que permiten continuar con el diagnóstico, por ejemplo, aceleración de la inflación; escasez de divisas; creciente déficit en la balanza energética, en el sector automotriz, en la electrónica y en el sector turismo; déficit de los presupuestos provinciales; entre otros.
Concluido este apartado, el economista se aboca a las perspectivas frente al 2015. “El gobierno kirchnerista sufrió una derrota el pasado octubre que la caracterizamos como irreversible”, asevera y afirma que no se ven “condiciones económicas para una recuperación ‘popular’ del gobierno, como sería por ejemplo con un nuevo shock anticíclico, al estilo del realizado a fines de 2009. Ya no existen stocks (como sí existía entonces con los fondos de las AFJP, o incluso con las reservas del Banco Central) con las cuales financiar esto”.
Tras un breve repaso sobre algunos puntos de la coyuntura actual –cambios ministeriales, pago a Repsol, estrategias para la obtención de nuevos fondos, entre otros- Castillo se refiere a la reciente huelga policial: “los gobiernos provinciales (y finalmente también el nacional) terminaron cediendo aumentos a las fuerzas policiales que en muchos casos superan el 50 y hasta el 70%. Los 8.500 pesos, el valor de la canasta familiar, pasaron a convertirse en el piso de lo conseguido, con lugares donde los valores llegaron a los 12.500 pesos. Esto automáticamente comenzó a fogonear el reclamo del resto de los trabajadores estatales provinciales, a ganar ‘lo mismo que la policía’.”
En este sentido, señala dos cuestiones que aparecen con claridad: la pelea por el aumento extraordinario de fin de año y la desaparición del techo salarial del 20% que trataba de establecer el gobierno para las paritarias 2014.
“El gobierno tiene un solo plan por delante: ajustar, seguir pagando la deuda, profundizar la entrega y apostar a conseguir más endeudamiento para así ‘llegar’ al 2015” –expresa Castillo-
“La oposición patronal plantea exactamente lo mismo. Sólo difieren en los ritmos y en los métodos de la devaluación y el ajuste”.
Frente a esto, sostiene el papel de la izquierda: “Se trata de darle materialidad a la consigna ‘que la crisis la paguen los capitalistas’.” Los principales ejes que plantea son la exigencia de un salario igual a la canasta familiar y el cumplimiento del 82% móvil para los jubilados, que se vinculan a tres cuestiones: la reforma impositiva (con la inmediata eliminación del impuesto al salario), la eliminación real del trabajo en negro, la tercerización laboral y toda la legislación flexibilizadota de la década del 90 y la reactualización de los salarios, planes sociales y jubilaciones de acuerdo al costo real del incremento de la canasta familiar.
Para Castillo, “la viabilidad de todas las políticas económicas que podamos plantear desde la izquierda, giran alrededor de la prioridad de suspender todos los pagos de deuda externa. Y de volcar todos los recursos que hoy se destinan a ese fin a incrementar los presupuestos de salud, educación, vivienda, políticas sociales y aumento del empleo”. Siguiendo esa línea, finaliza su ponencia con distintas propuestas como la nacionalización de la banca, la reestatización de los servicios públicos privatizados y la prohibición de la minería a cielo abierto.
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