El aumento en la Asignación Universal por Hijo (AUH) y de las
asignaciones familiares, por su significado, bien podría haberse
anunciado con un comunicado de la Anses. Que se haya usado la cadena
nacional, reunido a los aplaudidores en el Salón de las Mujeres y a los
funcionarios de La Cámpora en el Patio de las Palmeras para tan poca
cosa indica, sin más, que este gobierno ya no tiene nada importante que
ofrecer.
El aumento del 40 por ciento en la AUH (de 460 a 644 pesos) no llega a
compensar la pérdida de poder adquisitivo durante el año en que se
mantuvo congelada. La inflación, en ese periodo, fue superior al 40 por
ciento en el rubro alimentos, que se lleva el 100 por ciento de esa
asignación. La AUH debería ajustarse por inflación mensualmente, puesto
que quienes la reciben (3,5 millones de niños) no están en condiciones
de esperar. En esa franja de la población, lo que se pierde no se
recupera y solo se salva con privaciones alimentarias.
La CTA oficialista, insospechada de “destituyente”, ha admitido en un
informe que a fines de 2013 el índice de pobreza llegaba al 18,2 por
ciento (7.681.000 personas) y el de indigencia al 4,4 por ciento
(1.815.000 personas). Ese mismo informe indica que la AUH perdió el 9,3
por ciento de su capacidad real de compra desde que fue instaurada en
2009. Debe recordarse, además, que esa asignación sale de la Anses; es
decir, la pagan los jubilados.
En cuanto a las asignaciones familiares, aumentaron entre un 20 y un 40
por ciento según la escala salarial (descienden cuando aumenta el
salario), y llega también a 644 pesos para el sector de menores
ingresos. Unos 7 millones de niños cobran esas asignaciones. Sin
embargo, como no se ha modificado el mínimo a partir del cual el salario
familiar deja de recibirse, persiste y va en aumento la tendencia a
suprimirlo lisa y llanamente. Cuando se resuelvan las paritarias, los
aumentos nominales harán que un sector importante de trabajadores deje
de recibirlo, aunque la capacidad de compra de su salario haya
disminuido. Las asignaciones familiares se financian con aportes
patronales y, cuando eso no alcanza, se recurre al Fondo de Garantía de
Sustentabilidad de la Anses. Los jubilados de 2.757 pesos por mes dan
para todo…
Por otra parte, los subsidios y los planes sociales siguen la línea del
Banco Mundial: mantener a las franjas más empobrecidas dentro de un
mínimo mercado de consumo, pero sin dar trabajo o con trabajo precario.
Esto se hace, además, cuando la inflación, según el Indec, ha tocado el
12 por ciento en el primer cuatrimestre. Y téngase en cuenta que en
abril volvieron los dibujos de las estadísticas de inflación.
A. Guerrero
No hay comentarios:
Publicar un comentario