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lunes, 30 de junio de 2014

Forster, Carta Abierta y la ideología del Estado

Forster-II

Por Daniel Mecca (@dmecca1)

El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner ha logrado dejar pobre de imaginación a Gabriel García Márquez y su realismo mágico cuando hace casi un mes creó la Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional, y puso al frente de este organismo a Ricardo Forster, uno de los fundadores de Carta Abierta.

En primer lugar, la Casa Rosada busca rescatar la mística del relato en la etapa final de un gobierno en crisis, creando a la vez nuevas “cajas”. Por eso fue escalando en poder Javier Grosman, titular de la Unidad Bicentenario e ideólogo de Tecnópolis. El recientemente creado Frente de Artistas y Trabajadores de la Cultura, dirigido por militantes kirchneristas, apunta en ese sentido.

Crearle una secretaría al referente de Carta Abierta, a 18 meses de culminar el mandato del Gobierno, pretende generar bajo los recursos estatales un espacio de contención hacia el progresismo kirchnerista en el marco del giro derechista del gobierno y, en el mismo gesto, del derrumbe del relato. Es una medida de fin de ciclo político.

Tampoco puede desatenderse que este anuncio sucedió a semanas de la creación del Ministerio de Cultura. Ya se ha señalado que la salida de Jorge Coscia de Cultura puso en foco una disputa de camarillas, y que La Cámpora fue ganando más poder en este espacio estratégico bajo el arribo de miembros de esa agrupación (Prensa Obrera, 15/05). Hace semanas se supo que La Cámpora sigue ocupando más lugares en el ministerio: nombraron como subsecretario a Emiliano Gareca (referente de La Cámpora en Bajo Flores), y a Sebastián Schonfeld, que encabezará el área de Gestión Cultural (Clarín, 5/6).

El aumento de cargos para la militancia K en el área de Cultura tiene su correlato en otras áreas del Estado: el 6 de mayo, por ejemplo, se anunció un acuerdo con los gremios estatales para cubrir 7.500 vacantes en la planta permanente del Estado. Andrés Rodríguez, titular de UPCN, estimó que el 60% de la planta transitoria pasará a ser planta permanente. A poco más de 500 días de terminarse el mandato del gobierno K, y tal como sucede en Cultura, el kirchnerismo busca atrincherarse en puestos del Estado quedando como herencia y condicionamiento al próximo gobierno.

Sin embargo, el hecho novedoso ahora es la relación que se establece entre la ideología del partido político en el Estado con la ideología del Estado.

La ideología dominante es la ideología de la clase dominante. Esa ideología se impone (se vuelve dominante) por medio del aparato del Estado, una maquinaria coercitiva del dominio de la clase opresora sobre la oprimida donde intervienen estructuras como la educación, la religión, la familia, la cultura. Cuando una facción burguesa pretende imponer su ideología de facción al resto de la burguesía y de toda la sociedad necesita una determinada fortaleza política.

En un periodo de crisis y declive del nacionalismo burgués, representado en este caso por el kirchnerismo (que se ha convertido sólo en una camarilla política), esa pretensión de imposición de una ideología (a través del “pensamiento nacional”) se vuelve una farsa.
Pero, sobre todo, el hecho de querer asignarle “un pensamiento” al Estado envuelve una falacia más profunda, porque pretende desconocer que el Estado tiene su propia ideología. El Estado es una ideología. Es a través de la pretensión de neutralidad que esa ideología de clase se imprime a la sociedad en su conjunto.

Pero el Estado, por definición, de ningún modo es neutral ni imparcial sino que, como se ha dicho, es la expresión de la ideología de la clase dominante.
En los 38.563 caracteres de la última Carta Abierta, la agrupación de intelectuales K cae un desvarío político al punto de alertar por la amenaza de la “restauración” de la derecha, aquella que ya está dentro del gobierno que aplauden (Milani, Club de Paris, Ley Antiterrorista, Las Heras, ley Antipiquete, etc).

Hoy los defensores del “pensamiento nacional” defiendan al gobierno que paga la deuda usuraria, a los fondos buitres y al Club de Paris. Como decía Borges: toda ficción es una impostura.

A diferencia de esta impostura la izquierda llama a convocar un referendo para no pagar la deuda usuraria tal como se hizo en Islandia para que sea el pueblo trabajador el que decida si quiere seguir siendo esclavo por el resto de su vida de esa deuda y que sus hijos sean tambien esclavos


Fuente: http://revistaelotro.wordpress.com/2014/06/25/forster-carta-abierta-y-la-ideologia-del-estado/

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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