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domingo, 6 de julio de 2014

Caso Boudou: que se llame a un plebiscito

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La resolución del juez Lijo contiene evidencias abrumadoras que colocan al vicepresidente a la cabeza de la red mafiosa que se quedó con Ciccone. El juez apresuró el procesamiento en momentos en los que Boudou -con aval de la Presidenta- preparaba una ofensiva contra el juez, respaldado para eso en camarillas judiciales afines al gobierno. Boudou sustentaría sus acusaciones en la parálisis del juez para investigar la llamada “ruta del dinero” y en las irregularidades que Lijo habría cometido con los Ciccone, a quienes pasó de imputados a testigos reservados, de testigos a querellantes (con lo cual los habilitó para demandar al Estado), luego otra vez a imputados y ahora a procesados. La contraofensiva judicial del oficialismo termina además de derrumbarse con el caso del fiscal José María Campagnoli: los intentos por destituirlo se encaminan, al menos por el momento, a un fracaso ruidoso.
El procesamiento abre las puertas a un cuestionamiento integral de la camarilla presidencial. El juez Lijo, sin embargo, ha tenido el cuidado de circunscribir el círculo de afectados: no fue procesado, entre otros, el actual jefe de la Afip, pese a que su firma fue fundamental para otorgarle a Ciccone una moratoria especial y permitirle salir de la quiebra.

Los avatares del juicio van de la mano de la actual crisis de la deuda. El gobierno intenta usar en su favor la crisis con los buitres y pide no hacer olas mientras se negocia en el juzgado de Griesa.

Conciente de lo que está realmente en juego, CFK no piensa pedirle la renuncia a Boudou. La consigna oficial es “Lijo es Griesa” -es decir: mete en la misma bolsa los fallos de la Justicia de Estados Unidos por la deuda con los fallos de la Justicia argentina por su vicepresidente. La impostura acá salta a la vista: CFK ya ha decidido arreglar con los buitres, sólo resta ver como compatibiliza el pago del 100% de sus reclamos con los vericuetos legales y judiciales.
El escándalo Boudou ha puesto en evidencia la descomposición acelerada de las camarillas de gobierno. Ha salido a la luz toda una trama que envuelve a los familiares de Lijo, De Vido y hasta de Boudou, alimentada por la acción conspirativa de los servicios de inteligencia, los que están tan divididos como el propio peronismo. En este cuadro, no es casual que Boudou crea que la causa en su contra está alimentada desde un sector del propio gobierno.

Cuando la oposición reclama que se vaya Boudou o eventualmente la realización de un juicio político, incurre en una maniobra por partida doble: por un lado, saben que carecen de los votos para realizar un juicio político, pero por el otro, les permite a bajo precio blanquearse a ellos mismos como “honestos”, siendo que cuando les tocó el turno de gobernar estuvieron también comprometidos en casos de corrupción. Por eso hay que poner las cosas en su lugar: mientras reclamamos que se vaya Boudou, denunciamos que la oposición no tiene autoridad política ni moral para presentarse como los adalides de la lucha contra la corrupción.

Que se vaya, y Macri también

Ahora bien ¿por qué tendría que irse solamente Boudou, si también Mauricio Macri está procesado? Por supuesto que Boudou no puede permanecer en el gobierno, tiene que irse porque es la cabeza visible del entramado mafioso que se quedó con Ciccone, con la máquina de fabricar billetes. No puede permitirse que se sirva de su cargo y de los recursos del Estado para protegerse a sí mismo o desviar el curso de la causa penal.

Denunciamos el encubrimiento de este mafioso por parte de toda la camarilla presidencial, incluidos los enemigos internos de Boudou.
Planteamos una consulta popular vinculante para que el pueblo decida.

Gabriel Solano


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1 comentario:

Maloperobueno dijo...

PLebiscito para la deuda, plebiscito para Boudou.
Definamos la lucha de clases en las urnas de la democracia burguesa.

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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