EL PAÑUELO BLANCO DE LA MADRES
Diputados aprobó, con 176 votos de todos los bloques de los partidos capitalistas (apenas un puñado de siete votos de la derecha lo hizo en contra), transformar el pañuelo blanco de las Madres en un “emblema nacional”. Antes, una negociación evitó que pasaran a formar parte de los “símbolos patrios” que la oposición consideró un exceso porque éstos son parte de la construcción de la “nacionalidad”.
Contra nuestra voluntad, el punto se votó sin debate previo. Los diputados del Frente de Izquierda nos abstuvimos, rechazando una votación destinada a blanquear a los homenajeadores antes que rescatar la lucha histórica de las Madres.
No acordamos votar junto a los responsables del punto final y la obediencia debida, junto a los sostenedores de Milani, a los hacedores de la ley antiterrorista, a los encubridores del Proyecto X, a los socios de Pedraza, Gerardo Martínez, Pignanelli y sus patotas, al régimen de la condena a los petroleros de Las Heras o del régimen del gatillo fácil. Como tampoco junto a los herederos de los responsables políticos de los 33 muertos del 20 de diciembre o de los crímenes de Kosteki y Santillán. Tampoco acordamos hacerlo junto a los que acaban de votar la disolución del Instituto Espacio para la Memoria, contra la voluntad de los organismos de Derechos Humanos y a quienes ejecutan la escandalosa política de estatización de las Madres y de cooptación de las demás organizaciones.
La abstención del Frente de Izquierda fue en defensa de la lucha de las Madres, como parte de una lucha que hoy mismo sigue vigente contra el aparato represivo de los explotadores, y por la más completa autonomía de las organizaciones de derechos humanos.
N. P.
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