El "desacato" dictado por Griesa contra Argentina cierra, por un lado,
las puertas a un arreglo directo con los 'buitres' y abre, por el otro,
las de un megacanje del conjunto de la deuda externa de Argentina,
incluida la que no ha entrado al canje.
Esta es la partida que ha impulsado el gobierno con la ley de "pago
soberano", lo cual significa en la práctica un 'defolteo' de toda la
deuda, incluida la reestructurada.
Un nuevo canje de toda la deuda normalizaría las condiciones legales
para su pago y eliminaría el fantasma que acosa a los K y a la banca
local: los vencimientos de 2015.
El mega-canje repetiría lo ocurrido con los pagos a Repsol y el Club de
Paris; pagar la deuda actual juntamente con todos sus intereses
vencidos con otra deuda con intereses ventajosos. La deuda en poder de
los buitres ingresaría, en este canje, de la mano a los fondos amigos
del gobierno dispuestos a comprarlas.
El megacanje equivaldría a una 'aceleración' parcial al revés:
Argentina pagaría por adelantado toda la deuda más sus intereses
vencidos, por medio de la emisión de nueva deuda, con vencimientos
posteriores a 2016.
La deuda externa daría otro salto y CFK podría festejar con un ascenso en las encuestas.
El megacanje cierra con un gran ajuste contra los trabajadores.
Jorge Altamira
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