El 21 de diciembre pasado, se reunió una Conferencia de emergencia del
EEK para discutir y definir los términos de su intervención en las
elecciones presidenciales del país. A continuación, una síntesis de sus
principales conclusiones. El texto completo puede leerse en nuestro
sitio en internet.
La resolución comienza caracterizando que "la bancarrota económica y
desintegración social del país ha llevado a la más aguda crisis de
poder”.
El ultimátum de la Unión Europea (UE) tiene como destinatario, no al
gobierno de derecha saliente, sino al gobierno izquierdista que lo
sucederá. El chantaje es claro: o Syriza agacha la cabeza y refuta las
expectativas populares o será aplastado por los mercados.
La política de Syriza, de reducir los recortes por medio de
negociaciones y compromisos con la UE, el FMI y los capitales griegos e
internacionales, excede los límites impuestos por el empeoramiento de la
crisis del capitalismo".
"Cualquiera sea el resultado de la elección, no hay duda de que no
resolverá sino que exacerbará la crisis de poder y finalmente, la crisis
de dominación de clase".
"El gobierno de Samaras y los partidos de la oposición se pelean por
convencer al pueblo de quién será, en febrero de 2015, "el negociador
más confiable y efectivo con la UE, el BCE y el FMI", las "caras
familiares" de la derecha o los "duros", "negociadores izquierdistas".
Sin embargo, no hay un punto de equilibrio o conciliación entre las
pretensiones de la troika y las aspiraciones mínimas de las masas.
Quienquiera que sea electo, la única alternativa es continuar la lucha
de clases hasta la victoria de la clase obrera y todos los oprimidos".
Las ilusiones en Syriza
El EEK señala que "no es indiferente respecto a las masas que esperan
una victoria de Syriza para obtener al menos un respiro de la
‘austeridad’". La resolución, sin embargo, advierte que "estas
expectativas entran en contradicción con la colaboración de clases de
esa organización, que sólo puede abrirse paso en detrimento de los
trabajadores y el pueblo". Consecuentemente, llama a "las fuerzas de la
clase obrera, la juventud, los intelectuales que apoyan y ponen sus
esperanzas en Syriza a exigir a su dirección que rompa con la burguesía,
los políticos, los oportunistas y los pretendientes del poder del
capital. Las medidas de austeridad no pueden ser canceladas sin la
derogación unilateral de la deuda y sin salirse de la prisión de la UE,
el BCE y el FMI. Es necesaria una reorganización radical de la economía
en un nuevo orden social, sobre bases socialistas, de acuerdo a un plan
democrático para satisfacer las necesidades sociales".
Al caracterizar la crisis, la resolución explica que "no es una
particularidad griega sino un proceso mundial. En el epicentro de esta
crisis capitalista mundial está Europa. Una salida a la crisis no es tal
si queda circunscripta a un país. El EEK llama a oponerse al devastador
nacionalismo económico, incluso bajo el signo de la "izquierda". La
salvación del pueblo requiere nada menos que la revolución social. La
lucha revolucionaria puede empezar en Grecia o en otro país, pero su
victoria no puede ser completa si no es a escala internacional, con la
unificación de todas las luchas revolucionarias, por la unificación
socialista de Europa sobre las ruinas de la imperialista UE".
La política del EEK
Bajo esta perspectiva, "el EEK llamó a otras organizaciones de la
izquierda revolucionaria a poner en pie un frente que estuviera
presidido por la consigna de un gobierno de los trabajadores como
respuesta anti-sistémica a la crisis de poder. Antarsya (Frente de la
Izquierda Anticapitalista), uno de los principales destinatarios de la
convocatoria, por responsabilidad de NAR y Aran (Recomposición de
Izquierda) y Aras (Grupo de Izquierda Anticapitalista), rechazó la
propuesta de frente hecha por el EEK y terminó urdiendo un acuerdo
electoral con sectores enrolados en el nacionalismo izquierdista, con
formaciones tales como Plan B y Pames (Iniciativa por una Coalición de
Izquierda), que también se reunió con conocidos representantes del
"movimiento patriótico de izquierda" de la Francia imperialista
(Nikonoff) y Italia (Campo Antiimperialista).
"Dentro de los extremadamente ajustados tiempos y términos financieros
que requieren las circunstancias -concluye la resolución-, el EEK ha
respondido al desafío de ponerse sobre los hombros la lucha por la
independencia política de la clase obrera y de internacionalismo
proletario y presentarse independientemente en las elecciones. La
tribuna electoral será utilizada para desarrollar una amplía agitación e
intervenir activamente en la experiencia decisiva que realizarán los
trabajadores en la etapa convulsiva que se abre".
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