El término catastrophism fue acuñado en 1869 por el biólogo inglés T.
H. Huxley e introducido en los partidos marxistas por Eduard Bernstein y
sus seguidores reformistas durante la controversia revisionista
(1896-1903). Los revisionistas acusaron a los "ortodoxos"
(revolucionarios) de defender una "teoría del colapso" (Zusammenbruchs
theorie) que, según ellos, había sido refutada por los hechos, aunque
pocos años después, en 1905, estallaría la primera gran revolución en
Rusia.
En la conferencia de Stuttgart del Partido Socialdemócrata alemán
(SPD), en octubre de 1898, Bernstein sostuvo que Marx y Engels habían
predicho el colapso de la sociedad capitalista en el Manifiesto
Comunista de 1848, y que este colapso no había tenido lugar porque, en
el ínterin, habían surgido una serie de tendencias compensatorias
imprevistas, con el resultado de que la tendencia general del
capitalismo a destruirse a sí mismo había sido neutralizada. Ya no era,
por lo tanto, correcto esperar un colapso catastrófico del capitalismo, y
las tácticas revolucionarias que habían sido adoptadas con tal
pronóstico en mente tendrían que ser revisadas en favor de una
estrategia de reformas parlamentarias.
¿Reforma o revolución?
En septiembre de 1898, en el marco de la controversia revisionista,
Rosa Luxemburgo publicó una serie de artículos titulados "¿Reforma
social o revolución?", en los cuales argumentó que el socialismo era
científico y no utópico porque el desarrollo material de la sociedad
capitalista conducía inevitablemente a su colapso y sustitución por una
sociedad socialista. En este sentido, el socialismo era una necesidad
histórica objetiva. Si Bernstein estaba en lo cierto al decir que el
colapso del capitalismo no era inevitable, entonces el socialismo
dejaría de ser el resultado necesario de un histórico desarrollo
objetivo para convertirse en un mero ideal. En resumen, al negar la
inevitabilidad del colapso del capitalismo, Bernstein se había
comprometido con una concepción idealista utópica de socialismo.
Posteriormente, en 1899, Luxemburgo haría una defensa del "colapsismo"
en su libro ¿Reforma social o revolución?, Parte II: 4. "El colapso"
("Der Zusammenbruch").
Los debates sobre el "catastrofismo" tomaron una nueva urgencia con el
desarrollo del imperialismo y, en particular, con el surgimiento del
sistema de alianzas entre las potencias imperialistas que conduciría al
estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914. En 1910 tuvo lugar una
división en el seno de los "ortodoxos" marxistas en el SPD, entre un ala
centrista dirigida por Karl Kautsky y un ala izquierda que poco a poco
se agrupó en torno de Rosa Luxemburgo. La razón de la ruptura fue el
debate sobre la huelga de masas, una forma de acción directa
crecientemente rechazada por los kautskianos en favor de la lucha
parlamentaria. Aunque el imperialismo no fue la razón original de la
polémica, en el marco de este debate Kautsky comenzó a argumentar que el
imperialismo no era el resultado de una necesidad económica inherente
al capitalismo en cierta etapa de su desarrollo, sino una política
reversible adoptada por la burguesía en un determinado contexto
histórico marcado por rivalidades coloniales. Kautsky sacó de este
análisis una conclusión política reformista: era necesario adoptar un
curso de acción que convenciera a los partidos burgueses de la
conveniencia de aplicar una política exterior basada en el desarme y en
acuerdos diplomáticos, a los que fueron ocasionalmente añadidos otros
elementos, como tribunales de arbitraje para conflictos internacionales.
Por el contrario, la izquierda revolucionaria comenzó a argumentar que
el imperialismo era una etapa necesaria e inevitable en la evolución del
capitalismo. En lugar de abogar por una política utópica de desarme,
era necesario luchar por la sustitución de los ejércitos permanentes por
milicias y, en definitiva, del capitalismo por un orden mundial
socialista. En la opinión de toda el ala izquierda, el imperialismo era
una necesidad interna del modo de producción capitalista, y el debate
teórico entre sus representantes giraba en torno del mecanismo económico
de esta necesidad.
“Katastrophen theorie”
Rosa Luxemburgo ofreció una interpretación de dicho mecanismo económico
en su libro "La acumulación del capital: una contribución a la
explicación económica del imperialismo", publicado en 1913. En las
reseñas a dicho libro, centristas como Gustav Eckstein la acusaron de
defender una teoría de catástrofes (Katastrophen theorie), mientras que
el revisionista de derecha Conrad Schmidt fue más allá y rastreó el
origen de sus "errores" en la "Katastrophen perspektive" adoptada por
Marx y Engels en el Manifiesto Comunista. Esto fue escrito un año antes
del estallido de la Primera Guerra Mundial, que fue la catástrofe más
terrible sufrida por la humanidad hasta entonces.
De forma similar, se suele acusar a Trotsky de "catastrofismo" por
haber titulado al Programa de Transición "La agonía del capitalismo y
las tareas de la Cuarta Internacional", aun cuando éste fue redactado en
1938, es decir, un año antes del estallido de la Segunda Guerra
Mundial, que es la catástrofe más grande experimentada por la humanidad
hasta el presente. Sin duda alguna, el capitalismo reserva para los
trabajadores nuevas catástrofes y crisis en el futuro, por lo que ningún
programa revolucionario puede dejar de basarse en ellas.
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