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lunes, 9 de marzo de 2015

Al acusar a Stiuso, el gobierno se acusa a sí mismo

Edición Impresa #1353 | Por A. Guerrero

El gobierno se acusa a sí mismo al acusar a Antonio "Jaime" Stiusso de diversos delitos mientras estuvo en la Dirección de Operaciones de la Side. Para disgusto del gobierno, ese mismo criterio fue aplicado por la fiscal en lo Penal Económico María Gabriela Ruiz Morales, quien resolvió investigar a Stiusso, pero también a Héctor Icazuriaga, ex director de la Side y personaje de la mayor confianza de los Kirchner. Fue una medida elemental, porque bajo las narices de Icazuriaga y de su ex segundo, Francisco Larcher, pasaron de contrabando 94 toneladas de materiales. No podían ignorarlo.

Pero la denuncia de Oscar Parrilli contra Stiusso -es decir, contra el propio gobierno- no fue una simple tontería sino una jugada obligada, puesto que, según ahora se sabe, el mismo Stiusso denunció ese contrabando al ser despedido de la Secretaría. O sea que los cargos contra él son una medida defensiva que Parrilli ha debido tomar. Una digresión necesaria: el contrabando consistió, de acuerdo con la denuncia, en la importación de bienes diversos bajo la figura de "material técnico reservado". En otras palabras: el espionaje trae equipos para vigilar y perseguir a los ciudadanos sin rendir cuentas ni declarar de qué se trata. Todo eso ahora queda en manos de un represor de la dictadura: César Milani, el que pergeñó -junto a Nilda Garré- el Proyecto X para espiar a militantes sociales y de la izquierda, a sindicalistas, políticos opositores o periodistas molestos.

De la cúpula de la Side en tiempos de Stiusso sólo permanece Fernando Pocino, compinche de Sergio Schoklender y Hebe Bonafini en los negociados de Sueños Compartidos. Pocino es, precisamente, el que tiene los vínculos más aceitados con Milani. Añádase a eso que ahora el gobierno se propone incorporar a la Side (o AFI, su nueva razón social) a dos o tres centenares de patoteros de La Cámpora y el Movimiento Evita, y se tiene el cuadro completo. No se trata de advertir que el gobierno prepara una escalada represiva. No hay tal cosa porque éste es un gobierno en retirada, que no está en condiciones de llegar a esos extremos. Sin embargo, sí intenta organizar un aparato de represión ilegal que le responda, lo cual es parte de la guerra abierta por el control de los servicios que se desenvuelve, a su vez, como un aspecto de la crisis política.

De ahí, otra vez, la necesidad de que el 24 de Marzo se produzca una movilización popular contundente en defensa de las libertades, para que se vaya el represor Milani, que se abran los archivos de la Side, que se desmantele el aparato represivo y delictivo de un Estado descompuesto.


Fuente: http://www.po.org.ar/prensaObrera/1353/politicas/al-acusar-a-stiuso-el-gobierno-se-acusa-a-si-mismo


Viaje oficial. El secretario de Seguridad, Norberto Quantín, fue desplazado

Kirchner le pidió anoche la renuncia a Gustavo Beliz

El ex ministro de Justicia será reemplazado por Horacio Rosatti, quien se desempeñaba en la Procuración General del Tesoro, según se informó
Domingo 25 de julio de 2004 |

Vuelo directo. | Kirchner ascendió en el aeroparque a un helicóptero que lo llevó a Olivos.
BUENOS AIRES.  El presidente Néstor Kirchner le solicitó anoche la renuncia al ministro de Justicia y Seguridad, Gustavo Beliz, y designó en su reemplazo al Procurador General del Tesoro, Horacio Rosatti.
Fuentes oficiales confiaron a Télam que Kirchner también dispuso el desplazamiento del secretario de Seguridad, Norberto Quantín, quien será reemplazado por el actual Síndico General de la Nación, Alberto Iribarne.
En medio de su primera crisis de gobierno que lo obligó a adelantar por algunas horas su regreso al país, el presidente Néstor Kirchner retornó ayer de su viaje oficial a Bolivia y Venezuela, iniciado el jueves último, para definir el conflicto que puso en el ojo de la tormenta al ahora ex ministro de Justicia, Gustavo Beliz.
Sin tener contacto con la prensa y ni bien el Tango-01 tocó, a las 16.35 de ayer, la pista del sector militar del aeroparque Jorge Newbery, Kirchner ascendió a un helicóptero que lo llevó, junto a su esposa, la senadora Cristina Fernández, a la residencia de Olivos.
No obstante, el canciller Rafael Bielsa, quien integró la comitiva presidencial, trató de bajar el tono a la crisis que envolvió a Beliz, y a sus colaboradores en el ministerio, como el secretario de Seguridad, Norberto Quantín, sobre quien a esa hora circulaban rumores de despido.
“No tengo por qué especular sobre la salida de ningún compañero”, había dicho el canciller cuando se le preguntó sobre una eventual renuncia de Beliz en una conferencia de prensa brindada en el hall del aeroestación militar, junto con su par de Planificación Federal, Julio De Vido, y el gobernador bonaerense, Felipe Solá.
Kirchner fue recibido en aeroparque por el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, y el vicepresidente Daniel Scioli, quien estuvo a cargo de la primera magistratura en su ausencia y fue, junto con Beliz, encargado de anunciar el alejamiento del comisario Eduardo Prados de la jefatura de la Policía Federal, que catalizó la crisis interna.
A mediados de semana, Beliz se ubicó en el epicentro de la crisis, primero cuando calificó de “papelón” el anuncio sobre el supuesto hallazgo de 46 casetes con escuchas telefónicas vinculados a la causa Amia, que rozó la imagen del Presidente, y segundo cuando subió la apuesta y habló de “mafias” enquistadas en la Side, la Federal y la Justicia que quieren su alejamiento del gabinete.

En esa segunda oportunidad, Beliz volvió a rozar a Kirchner, ya que la Side está manejada por dos hombres de estrecha confianza del santacruceño: Héctor Icazuriaga y Francisco Larcher.
Esas declaraciones cayeron muy mal en Venezuela, donde se encontraba el primer mandatario, junto al jefe de Gabinete Alberto Fernández, entre otros funcionarios, e hicieron que adelantara su retorno al país, que estaba previsto para seis horas más tarde.
Un día antes, el ex ministro menemista había embestido contra la Side, al sostener que el organismo no había informado “en tiempo y forma” sobre la posibilidad de que se produjeran los incidentes que finalmente se registraron, el viernes de la semana anterior, en la Legislatura porteña.
Prados, quien esa oportunidad defendió el accionar policial y la posición del Gobierno de no reprimir la protesta social, fue separado una semana después, luego de que oficialmente se lo responsabilizara de no haber acatado una orden de Kirchner respecto a que los efectivos de la Federal no portaran munición letal en sus armas durante el operativo de seguridad dispuesto el jueves último en la Legislatura.
Entonces, comenzaron además las versiones sobre la renuncia de Quantín, pero hasta ayer a la tarde no había confirmación oficial respecto de este tema.


Cerraron filas en contra de Beliz
El jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, la líder del Ari, Elisa Carrió, el titular de Recrear, Ricardo López Murphy, el senador Eduardo Menem, el diputado socialista Héctor Polino, el ex titular de la Side Miguel Ángel Toma, y el ex ministro hipermenemista Rodolfo Barra habían cerrado filas ayer para embestir contra la política de seguridad de Kirchner. Algunas de esas voces apuntaban directamente contra Beliz, a quien le pedían la renuncia. "El viernes hubo una falla, una ausencia en el tema de la prevención", opinó Ibarra, en alusión a los brutales incidentes frente a la Legislatura mientras se debatía el Código Contravencional. Y apuntó contra Beliz al insistir en que "el plan de prevención no existió".
A su turno, Carrió advirtió que el verdadero responsable del "fracaso" en la política de seguridad es el presidente Kirchner y denunció que pese a que "ahora empiecen a volar los fusibles", la realidad es que hay una "enorme incapacidad para proyectar" un país.
Carrió admitió la posibilidad de que Beliz "esté recibiendo presiones" de algunos sectores, como lo aseguró él mismo, pero alertó que si los funcionarios "se victimizan, qué le queda al ciudadano común".

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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