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lunes, 16 de marzo de 2015

Una vez más, sobre el "desendeudamiento" K

| Edición Impresa #1354 | Por Pablo Heller

Cristina volvió a batir el parche en su discurso frente al Congreso, sobre el desendeudamiento: la relación de la deuda argentina en relación con el PBI, volvió a decir, es una de las más bajas del mundo. Sin embargo, si fuera así, no se explica por qué el país sigue pagando tasas usurarias del 9 ó 10 por ciento.
 
La deuda oficial -que a mediados de 2005 era de unos 125.000 millones de dólares, luego del primer canje (1)- pasó a fines de de 2014 a casi 200.000 millones. Esto, a pesar de que la Argentina pagó, durante los mandatos K, 174.000 millones de dólares. 
 
Confiscación 
 
El desendeudamiento con los acreedores privados tiene como contrapartida el endeudamiento cada vez mayor del Estado. El 60% de las obligaciones del gobierno central son ahora "intra-Estado".
La Anses tiene el 62% de la plata de los jubilados metida en títulos públicos, el Banco Central (BCRA) ha sido vaciado porque las reservas internacionales se usaron para el pago de deuda externa (más de 30.000 millones de dólares) y para la salida masiva de capitales. El Banco Nación (BNA) tiene la mitad de su cartera de créditos prestada al Estado.
 
Todas estas obligaciones oficiales no tienen capacidad de repago. Que el gobierno descalifique la importancia de la deuda pública interna es la confesión de que no piensa pagarla. 
 
¿A cuánto asciende la deuda no registrada 
 
No está consignada la deuda necesaria para cubrir un arreglo con los holdouts, que hoy acumula oficialmente más de 11.700 millones de dólares pero, ciertamente, conllevará importes mucho mayores por intereses acumulados.
 
Asimismo, habría que sumarle la deuda necesaria para cubrir el pago de los laudos y los reclamos presentados ante el Ciadi, que sumarían hoy unos 24 casos y cuyo importe conjunto -se estima- puede estar entre los 8 y los 10.000 millones de dólares.
 
Por otra parte, la deuda consolidada de provincias asciende a unos 30.000 millones de dólares. En el cómputo habría que agregar deudas contingentes y no registradas, como las acumuladas con proveedores o por juicios de jubilados.
 
Ni hablar de los pagos por los cupones PBI, que calculan desde 2004 como año base. Los importes son acumulativos hasta llegar a los 30.000 millones de dólares, de los que ya se habría pagado la mitad y quedaría pendiente otro tanto.
 
No nos podemos olvidar de la deuda cuasi-fiscal, fuertemente creciente, del BCRA: las deudas por Lebac/Nobac suman el equivalente a 34.000 millones de dólares. Y supera ya el nivel de las reservas. Sólo en este rubro, medido al cambio oficial, casi 10.000 millones de dólares corresponden a intereses.
 
En el cómputo no está incluida la deuda pública indirecta -correspondiente a empresas del Estado, organismos nacionales y fondos fiduciarios- que constituye una verdadera "caja negra". Solamente YPF heredó un pasivo de la administración Eskenazi-Repsol de 9.000 millones de dólares. De conjunto, dicha deuda se estima no inferior a los 20.000 millones. 
 
Conclusión 
 
El país atraviesa una crisis severa de la deuda. A la hora de hacer comparaciones, los K toman como referencia el año 2001, el punto más alto de la crisis de la deuda. Si tomamos otros puntos de comparación, la relación deuda/PBI bajo la década K es superior, incluso, que durante los '90. El PBI, por otra parte, está medido a la paridad oficial. Bastaría cualquier devaluación, que es lo que tienen en la gatera los principales candidatos, para que rápidamente quede claro que de lo que se jactan los K no es más que un espejismo. 
 
La oposición pasó por alto este punto porque su hoja de ruta consiste, precisamente, en un reendeudamiento del país, unido al levantamiento del cepo, la devaluación y un ajuste en regla.
Entre tanto, el falso desendeudamiento se paga con fondos de los jubilados, con la carestía, el atraso salarial y el impuesto al salario.
 
(1). El propio canje fue un fraude porque, a cambio de la vieja deuda absolutamente depreciada, sus poseedores -fondos buitres, en primer lugar- obtuvieron nuevos títulos con los cuales pudieron obtener rendimientos siderales para cualquier lugar del mundo, a lo cual se agregó el premio de los cupones PBI. Es decir, que el propio canje, lejos de un achique, representó un factor de revaluación de la deuda.
 

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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