Las últimas semanas fueron pródigas en versiones sobre las posibles
candidaturas de la familia presidencial. Según ellas, Máximo Kirchner ya
no sería candidato en Río Gallegos sino en la estratégica provincia de
Buenos Aires. Su madre podría hacer lo mismo, si no se decide antes a
encabezar la nómina del Parlasur que, como boleta única, estará presente
en los 24 distritos. El ministro Kicillof, el otro integrante dilecto
del Ejecutivo, suena para varias candidaturas, aunque las versiones más
firmes anticipan que ocuparía la vicepresidencia para asegurar, así, la
continuidad del linaje "nacional y popular" en el elenco más alto del
gobierno.
¿Se hizo realidad el sueño de Diana Conti, y tenemos finalmente "Cristina eterna"?
En realidad, el cambio de distrito de Máximo Kirchner es una señal de
debilidad, no de fortaleza. Su candidatura a intendente por Río Gallegos
debió ser archivada porque las encuestas le otorgan apenas el 6% de los
votos -incluso aspirar a una diputación nacional por Santa Cruz es
riesgoso, pues se elijen sólo dos bancas. En cambio, en Buenos Aires,
que elije 35 bancas, podría esconderse detrás de otra figura.
Las candidaturas de CFK y Kicillof son, por ahora, globos de ensayo. ¿A
qué viene, entonces, tanta alharaca? A la necesidad de encubrir que al
final del camino todos irán detrás de la candidatura de Scioli. En una
reciente reunión en la Casa Rosada, los gobernadores pejotistas fueron a
exigir que de ningún modo se deje fuera de las Paso oficialistas al
gobernador de la provincia de Buenos Aires. Incluso más, reclamaron que
Randazzo baje sus críticas. En la misma línea está la burocracia
sindical de la deshilachada CGT Balcarce. Toda la "construcción de
poder" de la que se ufanó el kirchnerismo termina de base de
sustentación de esa candidatura.
En estas condiciones, cualquier intento de dejar sin candidatura a
Scioli equivaldría a un golpe de Estado de la camarilla K contra el PJ,
los gobernadores e intendentes, y contra la burocracia sindical. Si
Cristina Kirchner se inclinara a dar ese paso, produciría la
reactivación de la isla Martín García como lugar de encierro
privilegiado para los presidentes. A lo máximo que puede aspirar el
kirchnerismo es a ocupar lugares en las listas, para mantener espacios
de poder y fueros que le permitan eludir causas judiciales. Scioli
parece estar dispuesto a otorgar eso y mucho más. Confía en hacerle
luego a los Kirchner lo que éstos le hicieron a Duhalde. Una vez sentado
sobre el manejo de la caja, el alineamiento pejotista se da por
descontado. El problema que tiene Scioli radica en otro punto: aparecer
como un chirolita del kirchnerismo. La imposición de la candidatura a
vicepresidente de Kicillof podría implicar una pérdida de votos y la
transformación de la elección en un plebiscito, cuyo resultado será
perdidoso para el Pejota. En este punto se concentrarán la crisis y los
choques del oficialismo.
La ‘opo’
Si el kirchnerismo puede darse el gusto de entretener a la tribuna con
sus posibles candidatos es porque la oposición aún no encuentra un punto
fuerte de reagrupamiento. Parecía que la cumbre de la UCR le daba al
PRO el pasaporte para llegar al ballotage, pero la crisis no sólo se ha
acentuado en el radicalismo; también lo ha hecho el PRO. La interna
entre Rodríguez Larreta y Michetti en la Ciudad ha tomado dimensiones
cada vez más fuertes y con consecuencias imprevisibles. La “Gabi” ha
empezado a hurgar donde más le duele a Mauricio: los negocios del juego y
los vínculos con Cristóbal López.
A la luz de esta crisis se entiende por qué el PRO rechazó un gobierno
de coalición con la UCR. Si es incapaz de procesar su interna en paz,
por el carácter de camarilla que adquiere la defensa de sus negocios,
¿cómo va a estructurar un gobierno de coalición con otro partido
político? Este rechazo ha dejado muy mal parado al radical Ernesto Sanz,
que fue a la cumbre de su partido a prometer cargos y ministerios en un
futuro gobierno. La evidencia de que compró votos con cheques sin
fondos ha llevado a que los radicales del interior profundizaran sus
propios armados, en alianza con Massa o con quien venga.
La extrema debilidad de los armados políticos es la expresión última de
una crisis de fondo del régimen político, que incluye a los partidos
tradicionales, pero también a la Justicia, las fuerzas de seguridad y
espionaje, y a la burocracia sindical.
El Frente de Izquierda
En este cuadro de crisis debe valorarse el desarrollo del Frente de
Izquierda como representación única de la izquierda en todo el país.
Sólo en abril el Frente de Izquierda y el PO tienen cinco desafíos
electorales enormes, que, de superarlos con fuerza, crearán un nuevo
umbral de cara a agosto-octubre. La elección salteña del domingo 12
encuentra al PO como una alternativa consolidada en toda la provincia y
en la ciudad capital. Los intentos de trazar una fuerte polarización han
chocado con la fuerte instalación política lograda por el PO, gracias a
más de una década de lucha implacable contra todos los gobiernos. Un
resultado electoral positivo en las Paso de la capital salteña abrirá
realmente la posibilidad de disputar en las generales la dirección del
municipio.
Una semana después de Salta se votará en Mendoza, donde el Frente de
Izquierda ya está instalado como tercera fuerza provincial, aunque en la
capital estamos ya segundos. Ese mismo domingo se votará en Santa Fe,
donde estamos desarrollando una fuerte campaña. Si superamos las Paso,
pelearemos por el ingreso en la Legislatura provincial.
También en abril, el domingo 26, se votará en la Ciudad de Buenos Aires
y en Neuquén. En ambos casos asistimos a campañas en ascenso. En la
Capital Federal, centro político del país, la movilización política del
Frente de Izquierda ya ha logrado destacarse sobre el resto de las
tantas listas de izquierda que se presentan. Un resultado positivo en
las Paso planteará de manera concreta la consigna de "Llenemos de Frente
de Izquierda la Legislatura". En Neuquén, el resultado electoral de
Chos Malal anticipa también un crecimiento electoral y una ampliación de
nuestra representación parlamentaria. En la elección de Zapala del
próximo domingo pelearemos con chances de ingresar en el Concejo
Deliberante.
El crecimiento el Frente de Izquierda en estas elecciones anticipadas
es la expresión de un proceso de orden nacional, que tiene su fundamento
en la crisis del régimen político y en un viraje en la conciencia de
millones de trabajadores, que se expresó en la contundencia del paro
nacional. Finalmente, la única fuerza política que apoyó el paro fue el
Frente de Izquierda. Para desarrollar a fondo esta tendencia, el Partido
Obrero interviene en estas elecciones con la candidatura presidencial
de Jorge Altamira que, como conquista del Frente de Izquierda, se ha
transformado en la referencia reconocida de un polo de izquierda en la
Argentina.
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