El parazo de este martes dejó mudos a los lenguaraces oficiales, para
quienes el reclamo del impuesto al salario sólo afecta a sectores
“minoritarios” de trabajadores.
No sólo paró el transporte, sino también la clase obrera industrial,
los docentes y muchos otros trabajadores, incluso en los sindicatos
cuyas direcciones responden al gobierno.
Pero el paro fue el canal de otros graves y urgentes reclamos, que la burocracia sindical convocante dejó de lado.
Como la caída de salarios y jubilaciones, bajo el peso de la inflación galopante. O los despidos y suspensiones en aumento.
El paro ha servido también para ver quién es quién entre quienes se disputan la sucesión política.
Los Massa, Macri o Sanz miraron para otro lado. Ellos, que preparan su
propio ajuste contra los explotados, no quieren que la clase obrera
marque la agenda de la crisis nacional.
Los Moyano y Barrionuevo, sin embargo, estrechan sus lazos con esos agentes políticos del gran capital.
En la vereda de enfrente, el activismo clasista se jugó a fondo por el paro.
Y el Frente de Izquierda fue el único bloque político que lo sostuvo y apoyó activamente.
Reforcemos la acción por asambleas y plenarios por el paro de 36 horas,
en reclamo de paritarias sin techo, el fin del impuesto al salario y la
prohibición de suspensiones y despidos.
Redoblemos la acción política por un polo propio de los trabajadores, junto al Partido Obrero y al Frente de Izquierda
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