En los últimos días, una serie de hechos han puesto de manifiesto la profunda crisis social que atraviesa la Ciudad.
En primer lugar, con el hallazgo de cuatro personas asesinadas en el
baúl de un auto en la villa 1-11-14, en lo que sería un ajuste de
cuentas de bandas narco. El hecho expuso a toda la ciudad lo que los
habitantes de las villas viven cotidianamente, producto de las zonas
liberadas que las cuatro fuerzas de seguridad que actúan en la Ciudad
han habilitado al crimen organizado.
Luego, un paro en 23 hospitales estalló por la indefensión de los
trabajadores de la salud, que muchas veces son víctimas de los
enfrentamientos de estas bandas. La disputa por la seguridad de los
hospitales entre ambos gobiernos sólo ha favorecido el lucrativo negocio
de la seguridad privada. La controversia entre los candidatos del PRO
en torno del aumento de la mortalidad infantil completa el cuadro de una
ciudad dominada por la especulación inmobiliaria, el juego privado, la
patria contratista y el avance del narcotráfico. La contracara de esta
Ciudad de negocios es la postergación de la urbanización de las villas,
la falta de vacantes para la escuela pública y el abandono de los
hospitales.
Como nunca, se ha puesto de relieve la artificialidad de la campaña del
PRO y de todos los que han cogobernado junto a él en la Legislatura.
Esto vale también para la centroizquierda, que se ha deshilachado en el
intento de conciliar los intereses financieros e inmobiliarios con
algunas reivindicaciones sociales o democráticas.
La campaña de Marcelo Ramal y el Frente de Izquierda contrasta con la
de todos estos bloques, no sólo en su contenido, sino también en su
forma. Ramal lleva recorridas en las últimas semanas todas las grandes
villas de la Ciudad, más de diez hospitales y escuelas y decenas de
esquinas y parques de todos los barrios. En la mayoría de estos lugares
hemos trabajado durante todo el año por las reivindicaciones de cada
sector.
Hacia adelante tenemos la recta final de la campaña.
Tenemos por delante el desafío de hacerle llegar nuestra boleta a cada
vecino que nos vote, para superar la confusión de listas y el robo de
boletas, y de reclutar miles de fiscales para cuidar el voto de la
izquierda en la Ciudad. Vamos con todo.
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