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viernes, 14 de agosto de 2015

Las Paso del Frente de Izquierda

| Edición Impresa #1376 | Por Gabriel Solano

Los resultados de las Paso del Frente de Izquierda han contrariado nuestras expectativas y pronósticos. Por la diferencia apreciable en el grado de desarrollo de los partidos y de los candidatos se esperaba un triunfo sólido de la Lista Unidad. El triunfo ajustado de Del Caño (según los guarismos del escrutinio provisorio) fue calificado, por eso, como una "sorpresa". Esta sorpresa tiene numerosos ingredientes técnicos, si se tiene en cuenta, por de pronto, la similitud de las boletas de unos y otros. En numerosos distritos, la votación por la Lista 1 es inexplicable dada la ausencia de organización, militancia e incluso candidatos de esa lista. Pero estas ‘sorpresas' no son nuevas en política: ocurrió cuando Luis Zamora, ya convertido en un llanero solitario, logró en la Ciudad de Buenos Aires superar, primero el 7% de los votos y, luego, el 14% (en 2003). Hace dos años obtuvo arriba del 4% y ello afectó la votación del Frente de Izquierda y, más cerca, cuando nos superó en la categoría de jefe de Gobierno el 5 de julio pasado. 

"Crisis de representación"

La comparación es adecuada porque el PTS modificó la campaña de Del Caño para hacer la ‘gran Zamora', porque al colocar a Altamira como parte de la "vieja política", se sumó a una ola que comenzó el vendedor de libros. Explotaron un prejuicio reaccionario y despolitizado, toda vez que el cambio generacional es un planteo vulgar de la política burguesa, que en Argentina hizo famosa la consigna del "trasvasamiento generacional" que llevó a la Juventud Peronista detrás del por demás anciano Perón. Los socialistas construyen liderazgos por medio de la lucha de clases y del trabajo de construcción del partido revolucionario. Así vistas, las 'comparaciones' en las que se empeñaron nuestros rivales son sencillamente absurdas. Pero buscaron tocar los prejuicios más antiguos del electorado y fueron acompañados por los comunicadores de los medios. La denuncia de la ‘casta política', dirigida contra nuestro partido y nuestros dirigentes, fue importada desde España y resultó una mala copia del Podemos de España, que iba dirigida, al menos, contra el PP y el PSOE -no contra la izquierda.

La demagogia juvenil no se encuentra en la tradición obrera o revolucionaria, que siempre llamó a los jóvenes a cultivar su formación política, para convertirse a partir de ella en dirigentes socialistas. 

"Renovación"

Lo canallesco de esta posición (es la expresión correcta) es que se desarrolla luego de una campaña de firmas del PTS para que Altamira se aveniese a encabezar una fórmula presidencial única acompañado por Del Caño. Un frente de la ‘renovación' encabezado por la ‘casta'. El PTS le dio a su campaña el ángulo político de combatir a los liderazgos que, históricamente, han construido el Frente de Izquierda. Es el ángulo despolitizado con el que se identificó el electorado del Frente de Izquierda del domingo pasado -una vez separadas las confusiones de boletas y contabilización electrónica de los datos.  

La denuncia de la "casta política" divide artificialmente a los políticos y a la burocracia de Estado de la clase capitalista, su sostén material, e inventan una "crisis de representación". La campaña del PTS fue dejando relegados los planteos anticapitalistas e incluso su reiterada auto proclamación obrerista, y reemplazó la crítica al Estado burgués por el reclamo de "que los diputados ganen como una maestra". 'Olvidaron' que en la Comuna de París, este precepto supuso, antes, la destrucción del Estado burgués, no lo contrario. Acá también tenemos una distorsión política fenomenal, pues los diputados socialistas ganan como un trabajador por una cuestión de principios, pero no postulamos la reforma del parlamentarismo, mucho menos por medio de la reducción de dietas. Cuando la salida de la convertibilidad redujo en un 75% las dietas parlamentarias, los diputados pasaron a cobrar bajo cuerda la diferencia. No hicimos una denuncia contra esta enorme distorsión política, para no desviar a la campaña electoral de los ejes de lucha contra los candidatos patronales. El PTS dedicó sus principales herramientas a atacarnos a nosotros -y no le fue mal en votos, al precio de una degeneración política.

El episodio del ‘debate' fue significativo, en primer lugar porque no fue traído a la discusión al Frente de Izquierda, donde se estableció el método del Frente de Izquierda en las Paso, sino como un ataque desde los medios comunicación, con maniobras incalificables como fue el caso de inventar una silla vacía en una radio de Neuquén. En estos términos, el ‘debate' podía producir una descalificación del Frente de Izquierda y un derrumbe de nuestras posibilidades electorales. En este caso defendimos la perspectiva del Frente de Izquierda contra un ataque faccioso. 

Testimonial, democratizantes

Cuando finalizaba la campaña el PTS batió el parche contra "la izquierda testimonial", que es el mote que los políticos y comunicadores del régimen endilgan a los partidos que no admiten compromisos con los partidos capitalistas y el Estado. Es un mote ha sido usado sistemáticamente contra el marxismo a lo largo de la historia de los últimos 200 años ("si no aceptan compromisos es porque no tienen vocación de gobernar"). Estos recién nacidos adversarios de la "izquierda testimonial" se han empeñado, sin embargo, en inscribir como propias las bancas que han obtenido en rotación o en forma directa, dividiendo y debilitando la fuerza parlamentaria del Frente de Izquierda. En Mendoza mantienen separados a sus dos diputados y un senador, de los dos diputados y el senador que pertenecen al Partido Obrero. Es una clara manifestación de tendencia 'testimonial', esto porque el poder se desarrolla agrupando en un solo bloque a las expresiones combativas de los trabajadores.

Las tendencias democratizantes en las masas no las inventó el PTS, pero se puede hacer de ellas una explotación revolucionaria o reaccionaria. El Frente de Izquierda aprovechó esto en el ‘milagro para Altamira', un slogan del que nos delimitamos desde el comienzo, así como hemos aprovechado los aluviones electorales en Mendoza y en Salta en 2013. El PTS hizo uso, por el contrario, de su aspecto reaccionario al utilizar esas ilusiones como prejuicios y dirigirlos contra la izquierda. De ahí el apoyo de varios medios de comunicación y de periodistas ajenos y hasta hostiles a la izquierda, pero que vieron en esa campaña una confirmación de sus propios prejuicios. 

Nuestra campaña

La campaña que desarrolló la Lista Unidad tuvo otro contenido: denunciar el ajuste en marcha contra el pueblo que preparan Scioli, Macri y Massa mediante devaluaciones, tarifazos, despidos y suspensiones. Altamira destacó, en las entrevistas que obtuvo, la crisis del capitalismo y la crítica al Estado y a sus partidos. Es una tarea obligada, por parte de un revolucionario, en una campaña electoral, porque apunta a mejorar la comprensión política entre los trabajadores. Los votos a su candidatura y a los de su Lista Unidad son un valiosísimo capital político. Nuestra lista se encargó de reunir a la mayoría de la izquierda que evoluciona hacia posiciones independientes, incluso a sectores que pueden ser vistos con recelo o prevención, incluso por el electorado obrero, por los conflictos que crea su participación directa en las luchas del movimiento obrero. Hemos ganado a todo lo largo del cordón fabril de la Panamericana. En la Ciudad de Buenos Aires hemos logrado el apoyo mayoritario del activismo de izquierda, que advirtió en la campaña 'renovadora' del PTS un nuevo fenómeno zamorista. Aunque la lista Unidad ganó la capital, advertimos el riesgo de que votantes de Del Caño se arrimen a Zamora en octubre y obstaculicen el ingreso de los candidatos del Frente de Izquierda de este distrito al Congreso. La delimitación política que estamos desarrollando en este texto debe profundizar la tarea de reclutamiento.

El Frente de Izquierda se desarrolla entre contradicciones, no en línea recta. Al mismo tiempo que se produce un avance, se refractan en el Frente los prejuicios de las masas, por un lado, y el crecimiento de su comprensión política del otro. También se manifiestan posiciones de oportunismo electoral vulgar, que es siempre el recurso de las sectas para conquistar popularidad. 

El gran desafío

La etapa inmediata que debemos afrontar -las elecciones en octubre- nos presenta el desafío de definir con toda claridad los términos y métodos de la campaña, de un lado para reforzar la votación nacional de la fórmula presidencial, del otro para conquistar posiciones nuevas en el Congreso -y en algunos casos (Buenos Aires, Córdoba, Tucumán, Jujuy, Mendoza) en legislaturas y concejos. Hay una batalla fundamental a dar en la provincia de Buenos Aires, donde la lista Unidad encabeza casi la totalidad de las candidaturas a intendentes y concejales de los 90 distritos en los que se presenta el Frente de Izquierda.
 
Fuente: http://www.po.org.ar/prensaObrera/1376/politicas/las-paso-del-frente-de-izquierda

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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