Argentina enfrenta, de nuevo, una crisis económica y una crisis del
conjunto del Estado. La campaña electoral hacia el 25 de octubre gira
enteramente acerca de la salida a esta situación.
Más allá de sus diferencias circunstanciales, un bloque de candidatos
ofrece lo mismo que en el pasado: la devaluación del peso, un tarifazo y
un congelamiento de las paritarias. Es lo que ocurre ahora mismo con
las suspensiones y los despidos, con la inflación, con los impuestos a
los salarios y con una precarización laboral cada vez mayor. El salario
mínimo del 50% de los trabajadores es, en promedio, de 5.500 pesos; y de
4.000 el haber mínimo de un 75% de los jubilados. Una vez más, el
programa de los candidatos del capital es que la crisis no la paguen los
grandes grupos económicos, los capitalistas ni aquellos que han
obtenido ganancias fabulosas en los últimos años, sino los trabajadores.
Se está desarrollando una enorme campaña de presión por parte de los
grandes capitales en favor de una salida devaluatoria a la crisis y de
una salida de ajuste que pagarían los trabajadores. Grandes capitales
sojeros, que se han beneficiado con precios internacionales
extraordinarios y, por sobre todo, con una expulsión masiva de
campesinos y aborígenes y un acaparamiento gratuito de tierras fiscales,
promueven manifestaciones para reclamar la devaluación y mayores
subsidios estatales.
La promesa de los candidatos del ajuste es que la devaluación
reactivará la economía, que se encuentra en recesión desde hace tres
años, porque promoverá una tasa de ganancia más elevada para los grandes
capitales. Por esa misma razón, llovería el crédito internacional y se
ampliarían los mercados exteriores para esos capitales.
Los candidatos del ajuste están convocando a los trabajadores a pagar
con mayores sacrificios una reactivación capitalista que, dicen, los
acabaría beneficiando hasta la próxima crisis.
El Frente de Izquierda y de los Trabajadores no se distingue solamente
por plantear una salida diferente, para que la salida a la crisis no
la paguen los trabajadores. Advertimos que la salida interesada que
ofrecen los Scioli, Macri, Massa, Rodríguez Saá y Stolbizer, es falsa.
Desde el estallido de la crisis mundial en curso, en 2007, todas las
salidas capitalistas han fracasado, precisamente, en producir esa
reactivación. Lejos de eso, luego de la ‘primavera’ de exportaciones de
materias primas, los llamados países periféricos se están hundiendo en
nuevas crisis de una envergadura todavía mayor que en el pasado. Once
naciones se encuentran en defol, incluida Puerto Rico, un ‘estado
asociado’ del poderoso Estados Unidos. El vecino Brasil ahora ocupa el
primer lugar en el ranking de la crisis internacional.
Las crisis capitalistas tienen lugar siempre en un marco de enormes
carencias sufridas por millones de personas. ¿Cómo se explica la
sobreproducción cuando más de 1.000 millones de habitantes viven con un
dólar diario? ¿Por qué, si hay sobreproducción, la receta frente a la
crisis, en todo el mundo, es bajar los salarios y las jubilaciones;
intensificar los ritmos de trabajo y aumentar los impuestos al consumo
hasta niveles confiscatorios? Estas salidas, contrarias al más elemental
sentido común, obedecen a la necesidad de pagar enormes deudas
usurarias que se encuentran en poder de un puñado de capitales
financieros; a la necesidad del capital de aumentar la tasa de beneficio
y a resolver la crisis con una mayor concentración del capital en menos
manos y en un grupo reducido de estados.
La salida de los candidatos del ajuste envuelve una serie de
condiciones de las cuales no hablan. Un arreglo con los fondos buitre,
la liberación del giro de utilidades al exterior, el pago de una mayor
deuda externa, contraída en los últimos meses (a tasas usurarias), y la
enorme deuda con los bancos locales por parte del Banco Central –también
a intereses enormes. Una cifra enorme de más de u$s 60.000 millones.
¿Es una salida reactivar la deuda con el exterior cuando el Estado
acumula ya una deuda pública que supera en forma holgada los u$s 350.000
millones.?
El Partido Obrero, integrante del Frente de Izquierda y de los
Trabajadores, denuncia que la salida de los candidatos del ajuste es
una operación de rescate del capital a costa de los trabajadores, y de
ningún modo un planteo de reactivación que beneficiaría por igual a
todas las clases de la población.
Planteamos:
Un salario mínimo que cubra el costo de la canasta familiar, hoy
en $15.000. Ante la inflación, indexación mensual de los salarios y
jubilaciones. En oposición a las suspensiones y despidos, el reparto de
las horas de trabajo sin afectar el salario.
Abajo la precariedad laboral, que los cuerpos de delegados
supervisen los contratos laborales. En el caso de tercerizaciones,
aplicación del convenio más favorable al trabajador y responsabilidad
laboral y legal de la empresa principal. Fuera las ART, estatización de
los seguros por accidentes laborales, acceso irrestricto al reclamo
judicial, comisiones de seguridad e higiene organizadas democráticamente
por los propios trabajadores.
Por el 82% móvil para los jubilados y el pago de todas las
sentencias en su favor. Por una dirección de Anses electa y revocable
por los trabajadores y jubilados
Abolición del impuesto al salario; reemplazo de los impuestos al
consumo y a la vivienda única por impuestos progresivos a las ganancias,
a la renta financiera y a la gran propiedad agraria.
Por un plan económico y político elaborado en un congreso de
delegados del conjunto del movimiento obrero y de los trabajadores en
general. Por la nacionalización de la banca, el comercio exterior y la
gran propiedad agraria, para que el ahorro nacional se aplique a la
industrialización del país y a un plan de obras públicas diseñado a
partir del interés popular. Por la apertura de los libros de las grandes
empresas bajo el control de los trabajadores urbanos y rurales.
Por el repudio de la deuda usuraria e ilegítima en poder de los acreedores privados nacionales y externos.
Por la ejecución directa de la obra pública por parte de los estados nacional, provinciales y municipales.
Fuera Chevron, no al fracking, no a la minería a cielo abierto;
abajo la deforestación en beneficio de los monopolios sojeros y
petroleros; control de los procesos industriales por parte de
trabajadores electos; nacionalización integral de la industria
energética, bajo control de los trabajadores. Por un sistema ferroviario
estatal (transporte y carga) bajo control de trabajadores y usuarios.
En oposición a las ‘integraciones regionales’ que consolidan el
poder de las multinacionales y oligarquías agrarias, unidad socialista
de América Latina.
Fuera el Estado de los sindicatos, libre negociación colectiva,
por una dirección electa y revocable de las obras sociales por parte de
los trabajadores
Por la expropiación y estatización bajo control obrero de toda
fábrica que cierre o despida masivamente. Por la asistencia estatal,
asegurando salario y convenio, de las fábricas ocupadas por sus
trabajadores.
Plan de viviendas populares y urbanización de las villas y
asentamientos en base a impuestos progresivos a las viviendas ociosas de
los especuladores. Por un plan de obras públicas, saneamiento,
prevención de inundaciones y cloacas bajo control de trabajadores y
organizaciones barriales, empadronando y asegurando trabajo con convenio
a los desocupados.
Crisis de Estado
Argentina enfrenta, asimismo, una crisis histórica del Estado.
Señalamos el definitivo derrumbe del poder judicial, convertido en una
sucursal de los servicios de informaciones, como lo han demostrado casos
resonantes –tales como el de la muerte del fiscal Nisman o el caso del
carapintada César Milani. De otro lado, es el encubridor mayor de la
corrupción, tanto en beneficio del gobierno como de sus rivales. La
Justicia, los servicios de espionaje y los aparatos de represión son
responsables del gatillo fácil y de la trata de personas, con la
complicidad de los poderes ejecutivos y legislativos. El Estado ha
desarrollado un régimen de impunidad para sus aparatos y para las mafias
vinculadas a ellos. La campaña electoral ha empezado, incluso, con la
denuncia de los vínculos del aparato del Estado y los candidatos con el
delito organizado y el narcotráfico, además de denuncias cruzadas de
corrupción que involucran tanto a candidatos del gobierno como del
macrismo. El sistema penitenciario es un régimen de violación de
derechos humanos y de violencias. La ley antiterrorista y el Proyecto X
han puesto de manifiesto la tendencia a un estado policial, reafirmadas
por las operaciones de represión de la Metropoitana, la Gendarmería y
las policías provinciales. El reciente y alevoso fraude en las
elecciones de Tucumán muestra la descomposición definitiva de los
partidos de Estado y de las camarillas gobernantes en numerosas
provincias, con las cuales tanto Scioli como Macri aspiran a
cogobernar.
Las condiciones del Estado actual convierten en ridícula la pretensión
de que el nuevo Código Civil mejore los derechos ciudadanos. La reforma
reciente del Código violenta derechos laborales y proscribe el derecho
al aborto seguro y gratuito en el hospital público. El proyecto que
anula el artículo 8 de la ley 1.420 habilita la introducción de la
enseñanza confesional en la educación pública y en la privada. El
llamado progreso de derechos encubre una regresión de ellos.
Ninguna de las fuerzas en contienda se ha movilizado nunca por los
enormes atropellos cometidos contra el pueblo. Las movilizaciones tipo
8N estuvieron al servicio de los grupos en disputa, no al servicio del
desmantelamiento de los aparatos responsables.
La pelea por el control de los medios de comunicación ha concluido con
el reforzamiento de todos los capitales en disputa: Clarín de un lado,
los Cristóbal López del otro, y en especial de Telefónica y hasta
AT&T de Estados Unidos y los de Francia (que han compradoTelecom
Italia).
Planteamos:
Desmantelamiento del aparato de represivo y del “Estado de
servicios”; apertura integral de los archivos de los servicios de
inteligencia.
Organización popular, en los lugares de estudio y trabajo y en los
barrios, contra el gatillo fácil y la penetración del narcotráfico.
Despenalización del consumo y de los consumidores, como condición para
una lucha de masas contra el consumo de drogas y las bandas narco.
Juicio y castigo a todos los responsables de atropellos represivos
contra los trabajadores y el pueblo. Abajo el espionaje y la delación
contra las organizaciones populares.
Derecho de revocatoria. Elección popular de fiscales y jueces. Por
un gobierno representativo ante un Congreso unicameral y revocable. Que
los funcionarios ganen lo mismo que un obrero especializado o un
maestro. Por la elegibilidad y revocabilidad de todos los directores de
empresas públicas. Por una Asamblea Constituyente democrática y
soberana, convocada por un gobierno de trabajadores.
Derecho al aborto legal, seguro y gratuito; por educación sexual y
derechos reproductivos. Separación real y efectiva de la Iglesia y el
Estado. Prohibición de la enseñanza confesional, educación laica,
pública, estatal y gratuita. Organización independiente de la mujer para
luchar contra las redes de trata, la violencia de género y todos sus
responsables y cómplices en el aparato estatal.
Por la organización de las mujeres en estado de prostitución, para
luchar contra el proxenetismo, la extorsión policial y contra la propia
prostitución, una de las mayores formas de degradación humana a que
conduce la explotación social.
Por una cobertura de salud gratuita e integral a cargo del Estado.
Apertura de los libros de los grandes laboratorios. Por laboratorios
estatales de Nación, provincias y municipios.
Por el retiro de las tropas argentinas de Haití, por la
independencia nacional de Puerto Rico. Fuera el imperialismo inglés de
Malvinas. Denunciamos la política del nacionalismo de contenido
capitalista, que esconde el interés de una asociación con el capital
extranjero en las islas bajo el paraguas de la soberanía. Concebimos la
tarea de la recuperación de Malvinas como parte de la revolución
socialista y de la unidad socialista de América Latina.
Por el apoyo a las luchas de los trabajadores y los pueblo
oprimidos en todo el mundo, por la expulsión del imperialismo de todos
los países, por el socialismo internacional.
Defensa incondicional de los derechos de los refugiados y
migrantes como consecuencia de las guerras imperialistas. Ninguna
restricción a su ingreso, asistencia sanitaria, habitacional y derecho
al trabajo, con un salario que cubra el costo de la canasta familiar.
Votemos al Frente de Izquierda
El Frente de Izquierda y de los Trabajadores, por su programa y por su
campo de lucha, es en estas elecciones el polo político indiscutible
del mundo del trabajo. En estos términos plantea su diferenciación del
tropel de candidatos que representan los intereses del capital. Pero no
solamente esto: representan a los que ya han gobernado, al aparato del
Estado en descomposición, a los encubrimientos y complicidades contra el
pueblo.
A diferencia de los movimientos populistas de América Latina o
izquierdistas que se destacan en Europa, el Frente de Izquierda y de los
Trabajadores se apoya en la lucha de clases de los trabajadores y el
desarrollo de su consciencia y organización política autónoma.
El Frente de Izquierda y de los Trabajadores está presente en siete
legislaturas y en el Congreso nacional, donde ha batallado por la
defensa de los trabajadores en lucha, contra la expulsión de los
campesinos de sus tierras, contra la depredación del medio ambiente por
parte de los monopolios capitalistas; que lucha por la nacionalización
del petróleo (contra el acuerdo secreto con Chevron), por la
nacionalización de los ferrocarriles (contra la reprivatización sojera o
la entrega a capitales de China). El parlamentarismo del Frente de
Izquierda es un parlamentarismo combativo, junto a la lucha de los
trabajadores, la juventud y las mujeres. Opone al parlamentarismo
burocrático al servicio de los ‘lobbies’ capitalistas, un
parlamentarismo asambleario, que se caracteriza por la rotación de
mandatos y el derecho de revocatoria para los ciudadanos.
Los trabajadores tenemos, en Argentina, un polo político visible, que
se encuentra en franco crecimiento. Es el resultado de la fusión de una
corriente política (de varios partidos) y de un programa, por un lado, y
de una tendencia de la clase obrera, que lucha por su independencia
política, por el otro. Esta lucha se manifiesta en los sindicatos, por
su independencia y democracia interna y por el desarrollo deuna
dirección clasista comprometida con la emancipación social del mundo del
trabajo. La independencia política de los trabajadores es la condición
fundamental para realizar el programa de este Manifiesto y para
conquistar un gobierno de trabajadores.
Votemos la lista presidencial y las listas legislativas y municipales del Frente de Izquierda y de los Trabajadores.
PARTIDO OBRERO
EN EL FRENTE DE IZQUIERDA
EN EL FRENTE DE IZQUIERDA
11 de setiembre de 2015
Fuente: http://www.po.org.ar/prensaObrera/online/politicas/manifiesto-politico-del-partido-obrero-ante-las-elecciones-generales
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