En ocasión de la reciente convocatoria ‘dialoguista’ de Mauricio Macri a
los ex candidatos presidenciales, el PTS decidió cortarse solo como si
Nicolás del Caño no hubiera sido el candidato común del Frente de
Izquierda. Es decir que comprometió al conjunto de nuestros partidos. Es
importante, por eso, caracterizar el contenido político de su posición y
las piruetas que le siguieron.
El título del comunicado con su posición -“Nicolás del Caño explica por
qué la izquierda no se reúne con Macri”- es un caso vergonzoso de
usurpación política, porque la izquierda en cuestión no tuvo nada que
ver con la posición tomada. Allí se afirma que “una reunión de estas
características es un sinsentido porque tenemos una política opuesta por
el vértice. Este es un gobierno proempresario de derecha”. Se informa
así, en forma textual, que otro habría sido el cantar si la convocatoria
hubiera partido de un gobierno capitalista de ‘izquierda’. La
caracterización, en estos términos, apunta a un frente antimacrista con
el kirchnerismo que impugna la posición votoblanquista del Frente de
Izquierda en el balotaje. Esto explica la exclusión de la mesa del
Frente de Izquierda para establecer una posición común -en la que por lo
menos el PO no hubiera avalado este giro al kirchnerismo. Mejor habría
sido hacer lo contrario: denunciar la concurrencia de Scioli, el
candidato del kirchnerismo, al ‘diálogo’, como expresión de la
negociación en curso entre el kirchnerismo y el macrismo para canjear
posiciones dentro de la estructura del Estado. Arrogándose la
representación de todo el Frente de Izquierda, el comunicado no denuncia
la finalidad de iniciar un gobierno por decreto, al menos hasta marzo.
Altamira buscó, esa misma mañana, subsanar este error con un comunicado
propio: su texto denuncia que “la nueva ‘Administración’ debuta con
manifiestas violaciones a los principios de la democracia política e
incluso a la Constitución de la República. Sencillamente, Mauricio Macri
ha anunciado que no convocará a sesiones extraordinarias del Congreso,
lo cual significa que ‘gestionará’ durante más de cien días por medio de
decretos de necesidad y urgencia, que no podrán ser supervisados por el
parlamento hasta mediados de marzo próximo”. Es “en este marco -agregó-
(que) alardea de un ‘diálogo’ con los ex candidatos a la Presidencia de
la Nación, que equivale a un encubrimiento”. Altamira evita referirse a
la decisión del PTS de la oportunidad de no concurrir, para no poner en
un pie de igualdad la denuncia de la política del macrismo con el
desaprovechamiento para denunciarla. Más tarde, ante la interpelación
concreta por parte de distintos medios, respondió que la inasistencia
había sido un error, esto porque el FIT perdió una tribuna nacional para
desenmascarar la maniobra macrista de encubrir el propósito de gobernar
con un método de excepción -que al día de hoy, con la designación de
jueces en la Corte por decreto, asume proporciones extraordinarias. El
boicot a los procedimientos de la democracia burguesa, como lo es un
debate de alcance público entre ex candidatos, solamente es admisible
cuando las masas ya han sido ganadas para posiciones revolucionarias.
Fuera de esto, se trata de una autoproclamación pequeñoburguesa.
Voltereta
Luego del comunicado de Altamira y su repercusión en los medios, el PTS
decidió hacer suya la posición de Altamira, pero con la tortuosa
decisión de presentarla como un apoyo al boicot del PTS. En consecuencia
publicó una “carta abierta a Macri”, firmada por Del Caño, en términos
diferentes al comunicado inicial. En la voltereta copia el planteo de
Altamira sin reconocimiento de autoría. De este modo, el PTS pasa de
“explicamos por qué la izquierda no se reúne con Macri” al envío de una
“carta abierta” al gobierno de los empresarios de derecha, sin explicar
por qué ‘la izquierda’ se la manda. Si el Frente de Izquierda hubiera
tenido la posibilidad de establecer una posición común, se habrían
evitado estos desaguisados -y por sobre todo la demostración de la
división faccional del Frente de Izquierda.
Ahora bien, el seguidismo a nuestra posición -que se convoquen a
sesiones extraordinarias del Congreso y el repudio al gobierno por
decreto- ha sido oficializada por el Comité Central del PTS sin
mencionar nuestra autoría. Es un método de autojustificación y de
reforzamiento del faccionalismo. Lo que el PTS debe aclarar es su
posición de distinguir ‘gobiernos empresariales de derecha’ de los que
no serían de derecha. Al PTS no lo convence que había que votar por
Lula, en la elección de 1989, o por Evo en la de 2005. Pero anuncia una
vocación hacia un ‘frente antimacrista’ con la burguesía nacional y
popular. Para completar la operación de disimulo de su faccionalismo y
de su posición política de conjunto, reclaman en forma pública una
reunión de la Mesa del FIT para discutir ‘su’ propuesta de campaña
contra el decretazo, que sólo pretende apropiarse de un título de unidad
de la cual reniega. En realidad, tienen la obligación de explicar por
qué usurparon el nombre del FIT para adoptar una posición unilateral
sobre la convocatoria del gobierno. Es lo mismo que hacen en
legislaturas y el Congreso donde han formado sus propios bloques en
contra de un bloque único del Frente de Izquierda.
Frente único
En oposición al faccionalismo y la autoproclamación el Partido Obrero
sigue bregando por el método del frente único para apuntalar el
desarrollo del Frente de Izquierda como expresión política de un
proletariado independiente.
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