Las camarillas mafiosas en las que se ha dividido la dirigencia de los
clubes no logran acordar un cogobierno y siguen en el aire los negocios y
los negociados enormes de Fútbol para Todos (FpT), la venta de derechos
de televisación al exterior, los sponsors del seleccionado y, sobre
todo (ésta es la madre de todas las disputas), los miles de millones de
pesos que podrían redituar las apuestas en el fútbol. En definitiva, la
crisis podría derivar en la peor de las salidas para todos ellos,
incluido el gobierno: la intervención a la AFA.
Esta cuestión le ha costado a Macri su primer traspié presidencial, aun
antes de asumir, cuando en el programa de Mirtha Legrand intentó
convertirse en el Gran Elector, en el Elector Unico, y dijo con certeza:
“Segura no, Tinelli”. Sencillamente, no le dieron bola.
Después de un mes, el comité ejecutivo de la AFA volvió a reunirse para
tratar de establecer una nueva fecha de elecciones, pero finalmente
todo quedó, otra vez, para más adelante. Mientras tanto, se prolonga el
mandato de Segura, ya vencido. Al mismo tiempo, no deja de crecer el
descubierto multimillonario de la Asociación a una tasa de interés del
40 por ciento, de modo que la primera cuota de Fútbol para Todos deberá
destinarse a cubrir ese rojo, si es que alcanza, y los clubes tendrán
que esperar. A todo esto, la estructura de los seleccionados juveniles
está en el aire (los contratos vencían a fin de año) y no se sabe quién
representará a la AFA en la reunión de la Conmebol (con los que no estén
presos) en enero, o la de la Fifa (con los que no estén presos) que se
hará en febrero.
En cuanto a Macri, no logró siquiera que se diera vuelta su delfín, el
presidente de Boca, Daniel Angelici, quien sigue con Segura. Tinelli, se
sabe, tiene de socio a Cristóbal López, el gran mafioso del juego, ex
K, y había armado todo el esquema de las apuestas con él y con Alejandro
Burzaco, que ahora está preso por la corrupción en la Fifa, en manos
del FBI y transformado en gran buchón (este Burzaco es hermano de
Eugenio Burzaco, ex jefe de la Metropolitana y ahora secretario de
Seguridad en el ministerio de Patricia Bullrich). Del otro lado,
Angelici es él mismo otro gran mafioso del juego, y ha considerado
imposible, al menos por ahora, un acuerdo con López. Con él está Hugo
Moyano, que el 3 de diciembre mandó patoteros a los baños de Ezeiza para
apretar indecisos.
Algunos prontuarios
Tinelli, el “renovador” impulsado por Macri, se hizo de Cambiemos
después de llevar a Daniel Scioli a su programa en plena campaña por el
balotaje; y es, como Segura, hijo de Grondona. Cuando el capomafia
murió, Tinelli le hizo en “Showmatch” una necrológica lacrimosa y
recordó las veces “que dormí en la casa de don Julio”. En verdad,
Grondona lo quería de heredero a Tinelli, no a Segura, quizá porque se
veía venir el escándalo Fifa y entendió que el conductor de televisión
podía darles una cara nueva a las camarillas viejas.
Por otra parte, es útil recordar que José Luis Meiszner, ex presidente
de Quilmes, secretario general de la Conmebol y ladero de Aníbal
Fernández, está preso con arresto domiciliario por un pedido de captura
dictado contra él por la Justicia de los Estados Unidos (también por el
“affaire” Fifa). En la misma situación se encuentra Eduardo Deluca, ex
secretario de la Conmebol. Meiszner y Deluca, como Segura y Tinelli,
eran íntimos de “don Julio”. La ofensiva frontal del capital financiero
norteamericano sobre el gigantesco negocio del fútbol hizo salir
esposados de un hotel suizo, como se sabe, a unos cuantos dirigentes de
la Fifa. Esa ofensiva ha pegado en la línea de flotación de la camarilla
mafiosa que dirige la AFA, metida hasta los huesos en aquella
corrupción.
Una parte de esa camarilla, la conducida por el presidente de River,
Rodolfo D’Onofrio, avalada por el presidente de la Nación, busca
reacomodarse y para eso echó mano a Tinelli, que es al fútbol lo que
Macri a la política: un advenedizo. Tinelli es un producto del estallido
de la vieja camada de dirigentes, como Macri y los K lo son de la
implosión de los partidos tradicionales de la patronal en 2001.
En definitiva, como escribió el periodista Ezequiel Fernández Moores,
si el fútbol estuvo hasta ahora dirigido por mafiosos, lo que viene
puede ser mucho peor.
Fuente: http://www.po.org.ar/prensaObrera/1395/politicas/afa-la-novela-negra-empantanada
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